Takemichi Hanagaki es un doncel de 26 años, padre de una niña de 12 años.
Al quedar embarazado, tuvo que huir y hacer muchos sacrificios para darle a su hija una vida y educación decente.
Quizás no es la vida que se imaginó en su adolescencia, pero...
La tensión era palpable en el pequeño baño de escuela, el rostro de Akkun estaba desfigurado en una mueca de preocupación y tristeza y aunque sabe que Yamagishi podía decir alguna idiotez para aligerar el ambiente, él simplemente se queda callado, esperando pacientemente a que Atsushi hable.
— Otra vez... van a organizar peleas y... hoy.... harán pelear a Takuya
Si antes el ambiente era pesado, ahora ha sucumbido ante el terror.
De los 4 donceles, Takuya era el más débil en resistencia física, a duras penas logró recuperarse de la primera golpiza, es más, aún tenía marcas y moratones, si Takuya participaba, no sólo perdería a la primera, sino que probablemente termine internado en urgencias por la fuerte paliza que le dará Kiyomasa por hacerle perder dinero. Un fuerte sabor amargo invade su garganta, el solo recordar como quedó medio muerto la primera vez hace que su bilis quiera subir con más fuerza por su garganta, debía controlarse o terminara como en los últimos 5 días, vomitando hasta la cena del día anterior.
— ¡Takuya no puede!
— ¡No es bueno peleando!
— Díganselo a Kiyomasa .... ¿A caso pueden? .... yo tomaría su lugar, si solo pudiera.... ¡Pero!... ¡nunca escuchan lo que decimos!
— Muchas gracias... Akkun
— No he hecho nada aun
— Takemichi...
— ¿Sí?
— Mírame — le pone su puño suavemente en su pecho — me asegurare de vengarte.... invítame a comer cuando haya ganado
— Takuya...
— ¡Maldición! — exclama Makoto con impotencia — sea como sea, tienes que creer que ganaras
— Si, lo se
— ¡Tú puedes Taku!
Después de esa pequeña reunión él se quedó unos minutos más en el baño, vaciando de nuevo su estómago y controlando la jaqueca que le quedaba después de vomitar. No podía permitir que Takuya saliera lastimado, es más, no podía seguir permitiendo que siguieran abusando así de ellos. Se soba el vientre y suelta un suspiro lastimero. Nunca imaginó que en verdad tenía amigos tan buenos, capaces de defenderse entre sí. Ante este pensamiento sientes que los ojos le pican por las lágrimas. Mierda, las hormonas ya empezaron a actuar. Mejor se controla o después no habrá poder humano que le calme el llanto.
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Había más personas que en los últimos días.
El referí dio las presentaciones y según la información dada, el contrincante de Takuya tenía más probabilidades de ganar.
Podía ver el nerviosismo y el miedo en el rostro de Takuya, mientras que sus amigos y él veían todos desde la parte más alta de las escaleras.
Abajo, entre la multitud, estaba Kiyomasa, con su porte imponente y su cigarrillo en mano, con una sonrisa dio la orden para empezar la pelea.
