Capítulo 9

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Pov Lisa🖤

Me desperté a la mañana siguiente con un fuerte mal humor, en parte porque sabía que mi día no sería bueno, y en parte por la noche de mal sueño de nuevo.

Desperté algunas veces en la madrugada por culpa de los malos sueños, y todos ellos contaban con la ilustre presencia de Jennie. Soñé con un Jungkook sin rostro, que la golpeaba tanto que la dejaba inconsciente.

Otro sueño consistía en una realidad paralela donde ella parecía no conocerme, y el tercero consistía en ambas teniendo sexo salvaje en mi cama.

Los tres sueños, de una forma u otra, me aterrorizaron.

Para mi infelicidad, no tuve que asistir a muchas reuniones a lo largo del día. Lo que antes era un castigo, ahora se mostraba una forma eficiente de mantener mis "fantasmas" un poco alejados de mí. En vez de eso, me quedé todo el día prácticamente sentada en mi escritorio, leyendo y releyendo contratos.

Por desgracia, pude constatar que era muy fácil perder el hilo de pensamiento con simples lecturas.

Por eso, obligué a Rosé a quedarse a mi lado todo el día, leyendo mis papeles. De esa forma, cuando su perspicacia le advertía de que mi cabeza estaba mucho más allá de las líneas de los contratos delante de nosotras, ella me llamaba nuevamente a la realidad.

Sin embargo, nada de eso me distraía del hecho de que era cada vez más difícil no pensar en Jennie. Con el tiempo en que me rehusaba a recordar su presencia, mayor era la dificultad en no dejarla invadir mi mente repentinamente.

No podía huir de ella durante mucho tiempo, y eso estaba cada vez más claro.

A las 6 p.m fui a tomar un baño y me arreglé para la fiesta a la que iba a asistir. No tenía como objetivo cerrar contratos, pero al parecer mi presencia era algo importante, según Rosé me había dicho. De esa forma, en poco más de media hora ya estaba lista, todavía preguntándome cuál sería la mejor opción: salir de ahí tan pronto mi cuota de presencia haya sido suficiente, liberándome de aquel castigo cuanto antes, o permanecer en la fiesta el mayor tiempo posible, evitando que fuera a parar al lugar que quería ir, pero que estaba tratando de no querer.

Subo a mi Porsche Cayenne trayendo ropas menos formales de las que estaba acostumbrada a usar: estaba usando un vestido blanco y me puse un par de pendientes de oro con un collar y también una pulsera, que combinaba con los pendientes. Me puse un ligero maquillaje y destaqué mis ojos, poco tiempo después fui recibida por personas que estaba segura nunca había visto en la vida, pero que me llamaban por mi primer nombre.

La casa era lujosa, como todos los lugares en que las fiestas de aquel tipo sucedían. Gran parte de las paredes eran de cristal, dando un estilo limpio al lugar. En el fondo, un jazz sin gracia tocaba, dándome sueño y me recordaba cómo odiaba el sonido de los saxofones.

Las mujeres en vestidos cortos, escotados y caros paseaban entre los invitados sin ningún objetivo aparente, bebiendo copas de champán y riéndose de bromas idiotas proferidas por viejos ricos e importantes.

Gracias a Dios, no tardé en encontrarme con Rosé. Corrí hacia su lado, decidiendo que haría lo posible para sentirme a gusto y divertirme en aquel lugar.

—¡Wow, estás linda!

—No me hagas sonrojar delante de estas personas, Rosé —hablé, recibiendo una sonrisa de su parte en respuesta.

—Algunas personas de aquí quieren conocerte. ¿Qué tal si haces nuevas amistades? —ella habló, con una sonrisa inocente.

—No seas falsa.

—Vamos, no son tan malas.

Poco tiempo después, fuimos invitadas a sentarnos en una gran mesa redonda donde hombres y mujeres discutían sobre negocios, e inmediatamente me pregunté, si en caso de que sacara algún tema aleatorio, como fútbol o música, conseguiríamos mantener una discusión normal. Al parecer, todo lo que pensaba esta gente estaba relacionado con el dinero, y me sentí un poco mezquina por intentar entrar en el tema.

My Sweet Prostitute | JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora