Capítulo 35

757 70 3
                                    

Cuarto mes

Pov Jennie 🌹

En aquel momento, yo estaba completamente transformada, y me convertía continuamente día tras día. No era sólo por la apariencia que se podía decir: Aunque mi barriga simplemente había decidido crecer de una sola vez, compensando los casi tres meses de disfraz, era también en mi humor que el embarazo se manifestaba.

Si al principio los cambios bruscos de comportamiento dejaban tanto a Lisa como a mí un poco confusas, ahora parecían tomarnos por sorpresa. Llegué a tener miedo de estar desarrollando algún tipo de bipolaridad, ya que a veces era cuestión de segundos para que mi humor cambiara radicalmente, con derecho a lágrimas y gritos. Pero el Dr. Carlos nos aseguró que aquello era normal.

Al parecer, Lisa empezó a tener un poco de miedo de mí. Por supuesto que gran parte de las veces, cuando peleábamos (siempre por motivos idiotas, porque mi humor decidía entrar en crisis) ella no respondía lo que respondía normalmente sólo porque tenía miedo de que, insistiendo en la discusión, mi nerviosismo alcanzara niveles peligrosos para el embarazo. Pero en algunos momentos realmente la notaba un poco tensa, siendo excesivamente gentil y mansa. Y aunque eso sólo me enervaba más, ella parecía decidida a bancar el tipo de novia "todo-lo-que-tu-desees-amor."

La amenazaba de muerte algunas veces, y tal vez porque yo pareciera sincera, en determinado momento ella pasó a sofocarme menos. Me sentí victoriosa sólo hasta que el pequeño alejamiento trajo una sensación completamente absurda de abandono. Después de mucho drama, las dos conseguimos balancear las oscilaciones que mi humor sufría, y entonces ella sabía cuándo era el momento de alejarse y cuándo era el momento de pegarse a mí.

—¿Amor? —Lisa gritó tan pronto como oí la puerta de la habitación ser cerrada.

—¡Habitación! —grité de vuelta, todavía mirándome en el espejo enorme del closet sólo en bragas y sujetador, exactamente lo que había estado haciendo durante los últimos diez minutos.

Lisa entró ya con el vestido en la mano, deshaciéndose de los zapatos de tacón, ella parecía estar cansada. No me moví, aún mirando el espejo. Esperé que ella se pronunciara parada detrás de mí.

—¿Estás bien, mi niña? —preguntó, mirándome como quien mira una granada a punto de estallar. Asentí con la cabeza, luchando contra el puchero pre-llanto que comenzaba a formarse en mi rostro.

Ella obviamente percibió que no estaba todo bien, y por eso se acercó, besando mi cuello levemente mientras tiraba despreocupadamente su vestido en algún rincón, envolviendo sus brazos en mí enseguida.

—¿Estás segura? —Lisa insistió, jugando con la punta de su nariz cariñosamente en mi hombro, pero aún mirándome por el reflejo con la máxima cautela.

El llanto vino hasta mi garganta y volvió. Mi barbilla tembló y mi puchero se convirtió en una mueca.

—Estoy horrible —conseguí hablar, tratando de que no me temblara la voz. Lisa suspiró contra mi cuello.

—Dime exactamente qué parte en ti es horrible. Porque no puedo verlo...

—Yo toda.

La lágrima que estaba en uno de mis ojos cayó.

—Amor... —llamó, con su voz suave y tranquila que demostraba toda la paciencia de un monje budista— No puedes estar fea.

—Estoy gorda... Y deformada...

—No estás deformada. Pero si nuestra hija está ahí dentro, tu piel y tus músculos necesitan estirarse.

Como de costumbre, ella extendió sus manos en mi barriga, no enorme, pero evidentemente desarrollada.

My Sweet Prostitute | JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora