Capitulo Quince.
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SU MANO, cálida y muy grande en comparación, se ceñía sobre el muslo de ella, dejando caricias a más no poder, mientras a unos pasos de ellos aquellas sonrisas que exhibían sus rostros encontraban una justificación; Edward Cullen besaba apasionadamente a la humana de cabello oscuro, sellando lo que alguna vez fue un amor esporádico en uno irrenunciable, eterno frente a los muchos siglos que pasarían junto al otro.
Innumerables aplausos retumbaron en la plenitud de aquel hermoso e hipnotizante lugar, uno repleto de expectativas para la pareja de recién casados, quienes se mostraban a rebosar de felicidad.
Al fin unidos por siempre, Isabella y Edward Cullen compartían miradas cómplices, sabiendo que su futuro de ahora en más no podría ser arruinado por nada ni por nadie.Al contemplar aquel escenario, Dahlia no pudo evitar sentir una calidez postrarse en su muerto corazón; aquella felicidad se sentía como ver el sol salir luego de una tormenta, algo que instaba a que un hormigueo recorra todo su cuerpo.
— Todo será más sencillo ahora — susurró ella en su oído tras la ida de la pareja del altar.
— Eso espero — comentó él de igual forma, acercándose más a su compañera y besando dulcemente su mejilla— Pensé que... Luego de la boda de Edward y Bella, nosotros también podríamos... Ya sabes, afirmar nuestro amor de igual forma.
—¿Por qué ahora?— ambos parecían sumergidos en la mirada del otro, como si ignoraran su entorno de repente —¿Por qué no hacerlo un poco más adelante en el tiempo?... Lo que digo es que, tal vez este momento deberíamos dejárselo a Bella y a Edward, ¿No crees?— dijo en tono dulce, acaparando la mirada de él con aquella sonrisa que lograba ensimismarlo día y noche.
— Ellos tendrán su momento— afirmó él — solo quiero que tengas ese anillo en tu dedo como muestra de mi incondicional lealtad hacia ti— con sus dedos acomodaba los cabellos rebeldes que aparecían en el rostro de ella con la brisa venidera.
Las palabras empleadas, con un tono tan suave y tranquilo, por aquel inmortal de cabello rubio y bien peinado, generaban en su compañera un revoloteo instantáneo.
Aquel sentimiento era uno el cuál solo había sentido una vez en toda su vida, y fue en el castillo Volturi, cuando Carlisle Cullen apareció de imprevisto entre aquellas enormes y viejas paredes, exudando clase y distinción, pero con esa característica que lo hacía destacar entre los de su clase, su sentir por la raza humana.— No podré negarte que anhelo tanto a que ese momento llegue, pero por ahora... Creo que puedo esperar.
El deseo más profundo de la vampiresa era lograr sentenciar su título como una más en la familia de vegetarianos. De igual forma, Dahlia entendía que podrían surgir complicaciones a la hora de siquiera intentar planificar aquel especial día, por lo que se disponía a contemplar la felicidad de los demás a su alrededor y esperar a que aquel momento aparezca.
Tampoco su intención era dañar a los recién casados ya que, sabía lo mucho que su hijo había anhelado que ese día llegara.
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Princesa || Carlisle Cullen ¡PAUSADA!
Vampire°★ ¿Puede el sometimiento y la avaricia apagar el alma de una niña? °★ La oscuridad ocultaba muchos monstruos en aquel siniestro lugar, ella lo sabía ya que podía oír a las víctimas de estas inhumanas bestias sufrir ante sus daños y maldades. °...