Capitulo Doce.
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SUS MANOS se desplazaban por aquella cabellera rubia, sintiendo esa calma que solo lograba obtener cuando se mantenía junto a él.
Por lo bajo, el retumbar de las armoniosas teclas del piano se oían desde la sala de estar, lugar donde una deslumbrante vampiresa rubia se sentaba a horas del mediodía a tocar aquel instrumento.— Los Denali asistirán a la boda de Edward y Bella— anunció Carlisle.
Dahlia despegó su vista de los mechones de cabello de su compañero, y se desligó de aquella ensoñación en la que estaba sumergida desde hacía varios minutos.
—¿Los Denali?— susurró intranquila.
— Sí— asintió él — No te preocupes, haré que se mantengan al margen contigo. Ya no eres una Volturi y ellas tienen que saberlo.
La seguridad que le transmitió su compañero hizo que la vampiresa se relaje, bajando sus hombros inconscientemente a la par que soltaba un suspiro de satisfacción.
— Estoy segura de que ellas intentarán hacer algo, nunca se han quedado con los brazos cruzados y menos si tienen la oportunidad de cruzarse con un Volturi... Aunque yo ya no lo sea más — dijo ella, pasando sus manos por los hombros de él.
Carlisle, recostado sobre su asiento de oficina, se dejó llevar por la sensación tan placentera que su compañera le transmitía.
Las suaves manos de ella apretaban sus hombros, masajeando la zona con un accionar delicado. Ante esto, el vampiro no pudo evitar sonreír y relajarse cómodamente.
Sentir el calor de su compañera se había vuelto una necesidad imposible de no complacer siquiera un día. Era constante el apego que la pareja tenía, manteniéndose juntos a cada instante.Para Dahlia, ver a su compañero separarse de ella por un largo tiempo, cuando éste debía de ir a trabajar, se volvía un martirio constante. La vampiresa podía pasar horas mirando la ventana, esperando ver aquel auto estacionarse en el cemento y observar como el apuesto inmortal de traje salía de el con aquella sonrisa que había comenzado a portar desde que ella había vuelto a su lado.
Carlisle había cambiado por completo su actitud desde que su compañera había vuelto a sus brazos, de hecho, los demás integrantes del clan incluyendo a Bella, estaban bastantes sorprendidos por la tranquilidad y serenidad que en estos tiempos llevaba su patriarca.
Con su compañera, él se sentía completo, podía jurar que ahora nada le faltaba y, pese a cualquier complicación siempre estaría aquella gratificante sensación de protección que solo sentía con ella a su lado.— Nadie te pondrá un dedo encima, Dahlia — aseguró él con firmeza — Yo me mantendré a tu lado todo el tiempo y me encargaré de que nadie te moleste— afirmó, ante lo cuál la vampiresa no pudo evitar sonreír, sintiendo la protección de su compañero — Sé que dices esto porque no quieres usar tu don en nadie.
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Princesa || Carlisle Cullen ¡PAUSADA!
Vampiro°★ ¿Puede el sometimiento y la avaricia apagar el alma de una niña? °★ La oscuridad ocultaba muchos monstruos en aquel siniestro lugar, ella lo sabía ya que podía oír a las víctimas de estas inhumanas bestias sufrir ante sus daños y maldades. °...