Princesa || Carlisle Cullen ¡PAUSADA!

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Capitulo Cinco

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  A LA ESCASA luz de las velas, los dos inmortales, presos en la mirada del otro, se sumergían en un plácido baile a merced de la luna.

  Sus cuerpos se movían al unisono, como si solo se tratara de uno. Su vestido se movía suavemente frente a la leve brisa que entraba por la ventana abierta de su habitación.
  Sus ojos, tan distintos como su vida misma, parecían estar conectados, como si pudieran ver el mundo del otro a través de ellos.
  Frente a tantas satisfactorias emociones, los vampiros no pasaban por alto el íntimo secreto que ambos estaban llevando a cabo y es que, más claro que el agua estaba asegurada la rabia que el líder de aquel aquelarre tendría si éste descubriera que más que clases particulares los inmortales se reunían para maravillarse frente a nuevos conocimientos del otro, descubriéndose y aplacando más el deseo y necesidad que tenían por ellos tiempo atrás.

—¿No crees que deberíamos estar practicando?—preguntó ella haciendo alusión a su tarea impuesta.

—Lo estamos haciendo ahora mismo—respondió él con simpleza mientras tomaba con delicadamente su mano y efectuaba un armonioso giro para luego volver a unir sus cuerpos —La sangre se encuentra allí y aún así tú no te has enterado —una sutil sonrisa acaparaba el pálido rostro del rubio.

  La muchacha giró su cabeza encontrándose con montones de litros de sangre a escasos pasos. Levantando sus cejas al mismo tiempo que sus ojos se expandían y sus labios se separaban levemente, miró sorprendida al vampiro, el cuál no paraba de sonreír admirando cada detalle del agraciado rostro de la joven.
  Una jovial risa escapó de la boca de dicha vampiresa.

  Habían pasado semanas desde que ambos se reunían para entrenar la sed de la chica, y según Carlisle la morocha había avanzado mucho durante ese transcurso, pero todo se debía a la forma de actuar del rubio ya que si se hubiera tratado de otra persona la vampiresa jamás habría llegado hasta esa instancia. Sus cálidas palabras resonaban ampliamente en la mente de la vampiresa quién esperaba todos los días a que el inmortal de ojos dorados le anunciara que pronto empezaría la tan esperada seción.

—Eso es porque te tengo a tí, Carlisle—dijo ella—Si no estuviera posando mis ojos sobre ti seguramente ya hubiera vaciado ese recipiente —admitió haciendo una mueca, disconforme.

—Eso no es cierto, tú estás aprendiendo a concentrarte en más cosas, no todo gira en torno a la abundancia de recursos que se presentan ante tí —habló él con voz melodiosa—Antes, cuando olías y veías la sangre en una habitación te era imposible concentrarte en algo más aparte de ella, ahora mírate, hace minutos que estamos bailando y tus ojos jamás han evaporado ese color rojo que posees.