Capitulo Uno.
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EL FULGOR del color dorado,una vez tan pasajero en su percepción,había adquirido ahora un atractivo inusitado para ella.
Antes, prefería la elegancia sutil del plateado,pero algo había cambiado. Un deseo tentador nacía en su interior,como una llama creciente que la impulsaba a perderse en las profundidades de esos ojos dorados. No podía resistirse a espiar al joven,a observarlo en silencio cada vez que se le presentaba la oportunidad. Cada mirada capturaba sus sentidos,haciéndola sentir una mezcla de emoción y nerviosismo,como si estuviera a punto de descubrir un secreto emocionalmente resonante.Desde la entrada de la vasta y silenciosa biblioteca del antiguo castillo podía observar su cabellera, rubia como el trigo, ladearse de un lado al otro mientras su concentración estaba enfocada plenamente en un avejentado libro, completamente absorto. La joven, con una sutileza magistral, había logrado eludir la atención de aquel vampiro. Ella se sentía anonadada por la impresionante belleza que emanaba de él, una atracción que trascendía lo físico y se adentraba en lo desconocido y lo misterioso.
A su costado un alto hombre se paró, deteniéndose por una malísima de segundo y retomando su camino hacia la biblioteca con una peculiar sonrisa en su pálido rostro.
La curiosa vampiresa dejó escapar un pequeño suspiro de asombro al ver pasar a su lado al rey Marcus,quién parecía divertido por aquel actuar de la pequeña inmortal. Rapidamemte se colocó tras la pared al lado de la puerta, ocultándose de las posibles sospechas de aquel vampiro rubio.Carlisle levantó su vista al escuchar una secuencia extraña de sonidos,pudiendo observar al rey acercándose hasta llegar a un sector del librero empotrado en la pared,y tomar sin ningún problema un libro de una estantería muy alta.
—Parece que has encontrado una grata fuente de entretenimiento en este lugar—habló el alto rey con su capa arrastrando el limpio suelo de madera.
—Sí,señor.De hecho,me fascina leer —confesó el rubio,bajo la atenta mirada de la oculta vampiresa quién asomó sus grandes ojos para observarlo.
—Oh,que bien,la lectura salva mucho tiempo de nuestra lenta existencia—habló lentamente el milenario vampiro,quién parecía completamente cansado de su estadía en aquella vida—Quien ha aprovechado esta oportunidad es Dahlia.Ella adora leer...seguro se harían muy buena compañía aquí —expresó viajando con sus ojos hasta los asombrados de la jovencita tras la pared.
—No sabía que le gustaba leer—dijo notablemente intrigado—¿Ella es la más pequeña aquí?
—Ah,sí así es—habló Marcus con un libro entre sus manos—Es la más joven en cuanto a edad...Teniendo a Jane y Alec nos dimos cuenta de que no estaban muy conformes con su apariencia infantil,por lo que no quisimos que Dahlia pasara por algo similar...—informaba el rey.
La hermosa joven de ojos rojos comenzó a sentir una amargura recorrer su cuerpo, incitandola a abandonar aquel lugar,pero las palabras del hipnotizante rubio detuvo su próxima acción.
—¿Qué edad tenía cuando llegó aquí?
—...Trece—informó lentamente Marcus —La transformamos cuando cumplió diecisiete años.Intuirás que nos fue muy complicado mantenerla en el castillo hasta esa edad,pero así lo quiso Aro y de esa forma se efectuó—dijo,dándole a entender una vez más a quel nuevo vampiro,la autoridad que aquel inmortal tenía—..Dahlia no es muy inocente como aparenta,pero si necesita amor—informó seriamente el rey comenzando a caminar hacia la salida de aquel lugar—...Y será mejor que estés atento, a veces la curiosidad la atrapa—finalizó misteriosamente para avanzar con fuertes pisadas hasta la salida de la gran y antigüa biblioteca del castillo.
Marcus dobló por el interminable pasillo y continuó caminando con total naturalidad,tras lo cuál oyó las alborotadas y rápidas pisadas de la niña siguiéndolo.
—¿Por qué le has dicho eso,Marcus?—preguntó enfadada la vampiresa,haciendo que su entrecejo se marque tiernamente.
—¿Decir qué,pequeña Dahlia?
—¿Qué? ¡Lo que le haz contado en la biblioteca!—objetó la joven mientras se mostraba impaciente por la actitud cansina del milenario vampiro a su lado.
—¡Oh, sí! ...Lo siento, actúe mal.No debí hablar sobre tus pasatiempos,eso deberías de contarselo tú —dijo tranquilamente el vampiro,haciendo que la mujer voltee el rostro y lo mire de manera que parecía querer arrancar su cuello.
—¿Eh? ¡No,eso no es,Marcus!—habló molesta—...Sabes qué,olvídalo —dijo con rabia para girarse y dando grandes zancadas,comenzar su camino hasta la comodidad de su habitación.
Furiosa, recorrió los largos pasillos de ese enorme y anticuado castillo hasta llegar a las altas puertas de una habitación amplia y llena de encanto. Sus paredes están revestidas con paneles de madera clara tallada,adornadas con antiguos tapices que cuentan historias de héroes y batallas,de vida y muerte.
El suelo es de piedra pulida, cubierto en parte por una alfombra color crema tejida con intrincados diseños.
Las altas ventanas están enmarcadas por gruesas columnas de piedra, desde donde se filtra la luz del sol en tonos dorados y ámbar,creando un juego de luces y sombras fascinantes en aquella acogedora habitación. Las cortinas son de terciopelo carmesí,bordadas con hilo dorado que destella sutilmente con cada movimiento del aire.En el centro de la habitación, hay una gran mesa de roble oscuro, pulida hasta brillar, con sillas talladas alrededor. Sobre la mesa, se encuentran candelabros de plata que reflejan la luz de las ventanas y llenan el ambiente con un resplandor cálido y acogedor.
En una esquina, cerca de una de las ventanas, se alza un escritorio de caoba con delicados grabados, acompañado por una silla tapizada en terciopelo verde oscuro.
Sobre el escritorio, hay un tintero de plata y varios pergaminos enrollados,esperando a ser escritos algún día.Si bien los vampiros no estaban diseñados para adentrarse al mundo de los sueños, en aquel castillo relucían miles de habitaciones vacías, y a pesar de no ser común entre los de su clase, los Volturi adoraban la privacidad, por lo cuál disponían de estos sectores en los cuales se podía estar tranquilamente sin los incesantes murmullos de los demas compañeros inmortales.
La muchacha se sentó frente al escritorio y comenzó a escribir los pensamientos que atravesaban su mente respecto a aquel rubio el cual la volvía intranquila con su destellante accionar. Explayandose con la negra tinta en cada pequeña emoción que surcaba su apagado corazón y plasmando cada pequeño pensamiento o duda en esos antigüos papeles.
¿Cómo puede ser que sienta esta inexplicable atracción hacia este caballeroso hombre?
Eso pensaba ella y lo único a lo que su mente e intuición le decían que sí, era a que el joven probablemente sea esa persona a quién tanto había estado esperando.
¿Sería él? ¿Carlisle era su compañero de eternidad?
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Princesa || Carlisle Cullen ¡PAUSADA!
Vampire°★ ¿Puede el sometimiento y la avaricia apagar el alma de una niña? °★ La oscuridad ocultaba muchos monstruos en aquel siniestro lugar, ella lo sabía ya que podía oír a las víctimas de estas inhumanas bestias sufrir ante sus daños y maldades. °...