🍀Capítulo 27🍀

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La gran iglesia del Reino de la Pica estaba decorada con magníficos estandartes que ondeaban suavemente con la brisa de la tarde, mientras los rayos dorados del sol atravesaban los vitrales, proyectando colores vibrantes sobre las paredes de piedra. Los invitados, una mezcla de nobles, caballeros y figuras ilustres, ya estaban reunidos. Entre ellos se encontraban los reyes más poderosos de los reinos cercanos: Lolopechka, la Reina de Corazones, con su bondadosa y dulce presencia; Mars, el imponente Rey del Diamante, de mirada dura pero llena de respeto; y el propio Rey Mago del Reino del Trébol, quien había llegado acompañado por la vicecapitana de los Toros Negros, Noelle Silva.

El sonido de las trompetas resonó, marcando el inicio de la ceremonia. Los súbditos, emocionados, se levantaron de sus asientos. Los invitados intercambiaron miradas llenas de anticipación mientras las grandes puertas de la iglesia se abrían lentamente. Un silencio reverente envolvió la sala.

Yuno, vestido con un elegante traje ceremonial de tonos oscuros y detalles en dorado, hizo su entrada. Avanzó por el pasillo central con su porte majestuoso, los pasos firmes, y la mirada inquebrantable, pero serena. Mientras caminaba, sus ojos se encontraron con los de Noelle. Por un breve segundo, ambos intercambiaron una sonrisa sincera. Aquella breve conexión no pasó desapercibida para algunos presentes.

Una vez frente al altar, Yuno se arrodilló ante el sacerdote, quien sostenía la corona de oro forjada especialmente para el nuevo monarca.

—Yuno Grinberryall, ¿aceptas gobernar el Reino de la Pica y protegerlo con tu vida? —preguntó el sacerdote, su voz resonando en las paredes del templo.

—Acepto —respondió Yuno con firmeza.

El sacerdote continuó, con solemnidad.

—¿Estás listo para ser nuestro Rey?

Yuno alzó una ceja, intentando no soltar una pequeña risa. Aquella pregunta era innecesaria, pues su destino había estado sellado desde que descubrió sus raíces como el príncipe perdido del Reino de la Pica. Sin embargo, se contuvo de hacer cualquier comentario jocoso y simplemente respondió con serenidad.

—Lo estoy. Siempre lo he estado.

El sacerdote asintió solemnemente y levantó la corona para que todos la vieran.

—Yuno Grinberryall, frente a tu pueblo, te ofrecemos esta corona como símbolo de tu compromiso. Que tu reinado sea tan sabio, leal y fuerte como tú. A partir de este momento, tenemos el honor de coronarte como nuestro Rey.

Yuno agachó la cabeza, permitiendo que la corona se asentara sobre su cabello oscuro. Al incorporarse de nuevo, la luz se reflejó en el dorado del metal, resplandeciendo sobre su figura imponente.

—Yo, Yuno Grinberryall, acepto esta corona con el honor y la responsabilidad que implica —declaró, con voz firme y profunda. —Hoy no solo heredo un título, sino el deber de proteger y guiar a mi reino hacia la paz y la prosperidad. Juro, ante todos ustedes, que no habrá descanso mientras quede algo por hacer, y que cada decisión que tome será con el bienestar de nuestro pueblo en mente. Con esta corona sobre mi cabeza, prometo ser el escudo y la espada de nuestro reino, un líder justo, y un guardián incansable de nuestras tierras.

La multitud estalló en aplausos y vítores, sus voces resonaban con alegría y esperanza.

—¡Larga vida al Rey Yuno! —gritaron los presentes al unísono.



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Prefiero Estar Contigo - Yuno y NoelleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora