Prefiero Estar Contigo - Yuno y Noelle

🍀Capítulo 28🍀

El sol había comenzado a ocultarse detrás de las altas murallas del reino de Pica, tiñendo el cielo de tonos naranjas y violetas. Bajo sus capuchas oscuras, Yuno y Noelle caminaban por las bulliciosas calles del centro de la ciudad, mezclándose entre la multitud sin ser reconocidos.

—Mira, ¿ves eso de allá? —dijo, señalando una calle llena de luces de colores y puestos de vendedores ambulantes. —Esa es la calle de las Luces. Al atardecer, los comerciantes cuelgan linternas y adornan sus puestos, mostrando sus mercancías más valiosas y raras.

Noelle miraba cada rincón con asombro. Los comerciantes ofrecían desde joyas brillantes hasta especias exóticas que no había visto antes en Clover. Era un mundo nuevo, lleno de colores y fragancias intensas.

—Es increíble... no sabía que el reino de Pica fuera tan... animado —susurró, impresionada mientras sus ojos recorrían cada puesto. Parecía fascinada por la mezcla de personas y culturas que convivían en aquel lugar.

Yuno esbozó una pequeña sonrisa al notar su expresión de asombro.

—Aquí en Pica, el mercado es una de las cosas más queridas. La gente viene de diferentes reinos para comerciar y compartir sus culturas —comentó mientras continuaban caminando. —Esta parte de la ciudad es donde mejor se refleja la esencia del reino.

Mientras avanzaban, pasaron junto a un músico callejero que tocaba una flauta. La melodía llenaba el ambiente de una paz suave y envolvente, y Noelle se detuvo unos segundos, cautivada.

—¿Te gusta la música de aquí? —preguntó, observándola.

—Sí... tiene algo especial —respondió sin apartar la vista del músico.

Yuno asintió y continuaron avanzando. De repente, el sonido de risas infantiles y el aroma a dulce atrajeron la atención de Noelle hacia un puesto que vendía caramelos cubiertos con una capa de miel dorada.

—Noelle, ¿quieres probar uno? —preguntó, notando su mirada fija en los caramelos.

—¿En serio? —preguntó, con un brillo de emoción en sus ojos.

Yuno asintió y le compró un caramelo. Ella lo probó y cerró los ojos, disfrutando el dulzor que se deshacía en su boca.

—Es... delicioso —murmuró, con una sonrisa tímida.

Yuno observaba con una ligera sonrisa. Era raro ver ese lado de Noelle, un lado que dejaba de lado su imagen de noble y se mostraba más curiosa, genuina.

—Me alegra que te guste. Hay muchas cosas que quiero mostrarte de Pica —dijo en voz baja, mientras sus miradas se encontraban por un instante.

La noche avanzaba y la ciudad iluminada parecía un mundo completamente nuevo. Con cada calle que exploraban, Yuno le enseñaba detalles de su hogar, lugares únicos, historias escondidas. Noelle estaba absorta en cada palabra, en cada rincón que descubrían juntos.

Finalmente, llegaron a la plaza central, donde una gran fuente de mármol blanco brillaba bajo la luz de la luna. Yuno se detuvo frente a la fuente y, girándose hacia Noelle, se quitó la capucha.

—Este lugar... es uno de mis favoritos —murmuró, con la mirada fija en la fuente.

Noelle, aún bajo su capucha, lo miró en silencio.

—Yuno... —susurró, con una expresión suave en su rostro—, gracias por mostrarme esto. Siento que... ahora entiendo más sobre quién eres.

Yuno le sonrió, una sonrisa leve y sincera.

—No hay de qué, Noelle. Me alegra que hayas venido.