🍀Capítulo 20🍀

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La iglesia de Hage estaba tranquila aquella tarde, como era habitual en los últimos días. Noelle, quien ahora se hacía llamar "Inés" en su misión secreta, ayudaba a la hermana Lily a organizar algunas ofrendas que habían recibido. A su lado, Yuno colocaba con cuidado varias canastas llenas de frutas frescas en el altar.

—Inés, muchas gracias por toda tu ayuda. La iglesia ha estado muy ocupada últimamente, y no sé qué habríamos hecho sin ti —dijo el padre Orsi con gratitud.

—No hay de qué, padre Orsi. Es un placer ayudar.

—Inés ha sido un gran apoyo para todos nosotros —intervino la hermana Lily con su voz suave. —Yuno, ¿podrías ayudarme con estas cajas?

—Por supuesto, hermana —respondió Yuno, siempre dispuesto a ayudar. Aunque no era muy expresivo, su actitud desprendía una amabilidad natural que todos apreciaban.

Mientras Yuno y la hermana Lily se dirigían al almacén, Noelle se quedó organizando las últimas ofrendas. Sin embargo, su mente estaba lejos de allí. Pensaba en todo lo que había pasado en su misión, y en el creciente sentimiento que no podía evitar tener hacia Yuno. Era extraño, incómodo incluso, pero no podía ignorarlo.

Después de un rato, Yuno regresó. Se acercó a Noelle con esa mirada serena que siempre lo caracterizaba.

—Oye, Noelle... —dijo en voz baja, asegurándose de que nadie más escuchara. —¿Te gustaría salir a comer un helado?

—Claro. Me vendría bien un poco de aire fresco.

Ambos se despidieron del padre Orsi y la hermana Lily, quienes les desearon una buena tarde. Mientras caminaban por las calles de la aldea, Yuno comenzó a hablar de sus planes para el futuro.

—Cuando llegue a gobernar el Reino de la Pica, quiero asegurarme de que todos tengan oportunidades. Quiero crear un reino donde nadie pase hambre, donde los niños no tengan que depender de la caridad de la iglesia para sobrevivir.

—Eso suena muy noble —comentó Noelle. —Estoy segura de que lo lograrás, Yuno. Eres el tipo de persona que inspira a otros a seguirte.

Yuno la miró de reojo, esbozando una ligera sonrisa, una de esas que rara vez se veían en él.

—Gracias, Noelle... 



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Se acercaron al mostrador, donde un anciano amable los atendió.

—¿Qué sabores les gustaría? —preguntó con una sonrisa.

—Yo quiero uno de vainilla —dijo Yuno.

—Uno de fresa, por favor.

El anciano preparó los helados con rapidez y se los entregó. Después de pagar, ambos se sentaron en una de las mesas del exterior, disfrutando del aire fresco de la tarde.

Mientras comían, comenzaron a hablar de cosas triviales. Noelle, al lamer su helado de fresa, dejó escapar una pequeña risa cuando Yuno confesó que, de niño, solía colarse en la cocina de la iglesia para robar trozos de pastel cuando nadie miraba.

—¿Tú? ¿Robando pastel? Eso no me lo esperaba —se burló Noelle entre risas.

—Bueno, no siempre fui tan disciplinado —respondió, mirándola con una expresión cómplice.

La conversación continuó, ligera y agradable, hasta que Yuno notó algo. Noelle tenía un poco de helado en sus labios. Sin pensarlo demasiado, se señaló a sí mismo los labios, intentando hacerle entender que ella tenía algo ahí.

—Noelle... —dijo, señalando sus propios labios.

Noelle, confundida al principio, pensó que él le estaba pidiendo un beso. Su corazón se aceleró, y antes de que pudiera detenerse a pensar en lo que hacía, se inclinó hacia él y le dio un beso suave en los labios.

Yuno se quedó inmóvil, completamente sorprendido. Noelle se apartó de golpe, dándose cuenta de lo que acababa de hacer. Su rostro se encendió de un color rojo intenso, y llevó una mano a sus labios, todavía incrédula de su propia acción.

—Yo... lo siento, Yuno... —balbuceó, incapaz de mirarlo a los ojos.

Yuno, aún atónito, soltó una pequeña risa.

—No te estaba pidiendo un beso... —dijo, riendo un poco más. —Solo te estaba diciendo que tenías un poco de helado en los labios.

Noelle sintió como si el suelo se abriese bajo sus pies de la vergüenza. Se levantó de su asiento, más nerviosa de lo que nunca había estado en su vida.

—¡Ese era mi primer beso! —exclamó sin pensar.

Yuno la miró sorprendido, tragando saliva. Su expresión cambió por completo, y su mirada se suavizó mientras se mordía ligeramente el labio inferior.

—¿Primer beso...? —repitió en voz baja, procesando la información.

—Nunca he tenido novio o un prometido... así que... —Su voz se desvaneció mientras se daba cuenta de lo expuesta que estaba en ese momento.

Entonces, Yuno se inclinó hacia adelante, levantando suavemente su mano hacia la mejilla de Noelle. El contacto de su mano fría contra su piel caliente la hizo estremecerse. Sus ojos se encontraron, y Yuno acarició sus labios con el pulgar, como si quisiera asegurarse de que lo que acababa de suceder era real.

—No puedo creer que estos labios tan bellos nunca hayan sido besados —murmuró, su voz apenas un susurro.

Hubo un silencio entre ellos, pero no era incómodo. Al contrario, era un silencio cargado de significados no expresados, de emociones que ninguno de los dos sabía cómo manejar.

—Noelle... —susurró Yuno, inclinándose un poco más hacia ella.

—Estoy tratando de asimilar que te he besado... —admitió Noelle, aún con la voz temblorosa.

Yuno sonrió levemente, un brillo travieso en sus ojos.

—Mientras tú asimilas... —dijo en un tono suave. —¿Puedo besarte?

Noelle abrió los ojos de golpe, sin saber si reír o gritar.

—¡Yuno! —exclamó, un tanto escandalizada.

—¿Puedo? —insistió él, con una expresión completamente seria, aunque sus ojos brillaban con una chispa juguetona.

—Esto está mal, Yuno... —murmuró Noelle, apartándose ligeramente.

—¿Por qué está mal, Noelle? —preguntó él, acercándose un poco más.

—Somos amigos... y los amigos no se besan... —respondió ella, pero incluso mientras lo decía, sentía que sus palabras carecían de fuerza.

Finalmente, Noelle se levantó de su asiento, evitando su mirada.

—Si me disculpas, creo que debo retirarme... —dijo, su voz apenas un murmullo.

Pero antes de que pudiera dar un paso, Yuno la llamó en voz alta.

—¡Noelle...! —Se tapó la boca de inmediato, recordando que nadie debía conocer su verdadera identidad.

La tensión en el aire se hizo palpable mientras ambos se miraban, conscientes de que las cosas entre ellos nunca volverían a ser iguales.










































Prefiero Estar Contigo - Yuno y NoelleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora