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La carrera había terminado, Franco había quedado duodécimo y todos festejamos. Por más que estuviese enojada con él me emocionaba ver un piloto argentino correr en Formula 1 después de tantos años. Además, me había movilizado escucharlo por la radio con la voz quebrada de felicidad al terminar la carrera.

Volvió a los boxes y bajó del auto mientras se sacaba el casco. Lo primero que hizo fue abrazar a sus papás que lo esperaban cerca, luego saludó al equipo hasta llegar a mí. Se detuvo un momento, con una sonrisa enorme en la cara y los ojos llenos de lágrimas que contenía. Dejé que las emociones se hagan cargo y con una sonrisa igual a la suya lo abracé con fuerza.

Me correspondió apretándome más fuerte y levantándome del piso.

- Felicitaciones. -Murmuré contra su cuello.- Estamos todos orgullosos de vos.

Se alejó un poco para verme mejor, devolviéndome al piso.

- Gracias por estar acá. -Respondió frotándose los ojos con una mano.- Me emocioné, perdón.

- Todos. -Volví a abrazarlo una vez más.

Unos minutos después, se fue al paddock donde lo esperaban los periodistas. Yo por mi parte, me quedé hablando con mi viejo aprovechando que ya no estaba al borde de la crisis nerviosa. Cuando terminamos, decidí tirarme en un sillón que había cerca del portón. Mientras iba de camino, noté la cabeza de la ex de Franco asomarse por la entrada, escaneando el lugar en busca de algo, alguien en realidad. Se detuvo al verme, hicimos contacto visual, pero lo rompí primero, haciendo como si no me importase en lo más mínimo.

Saqué mi celular y me puse a jugar con la pantalla, como si estuviese viendo algo. Ni bien se fue guardé el celu, agarré mi cartera, no sin antes sacarme la remera de Franco para guardarla, y me dirigí al paddock en busca de la salida. En el camino me crucé a Lando, rodeado de periodistas. De alguna forma pudo verme y me saludó con la mano a lo lejos, devolví el saludo y seguí con mi recorrido.

Finalmente llegué al auto, volví al hotel, me bañé, cambié y maquillé lo mejor que pude. Cada tanto miraba la pantalla de bloqueo con la esperanza de que Franco escribiera para invitarme a la joda, pero obviamente eso no pasó, él tenía otros planes para esa noche y yo también.

Tocaron la puerta un par de veces, me acomodé el vestido y fui a abrir. Para mi sorpresa era Lando, fachero y perfumado.

- Wow... -Exageró.- Te ves increíble. ¿Lista?

- Tú también. -Sonreí devuelta.- Lista, sí, espera que busque mi cartera.

Caminé rápido hasta la cama para agarrar mi cartera y celular. Para mi sorpresa, en la pantalla había mensajes de Franco. El celular se desbloqueó cuando lo apunté a mi rostro.

Fran

che cami me colgué
hoy hay una joda q hacemos los pilotos
es medio tarde pero si queres estás invitada

Ay.

Apagué el celular rápido y lo metí en la cartera para volver con Lando. Iba a hacer como si no acabase de leer eso, también iba abortar el plan. No podía dejar de preguntarme porqué me había escrito tan tarde si él iba a ir y ya lo sabía. De cualquier forma, iba a esperar a ver qué pasaba cuando llegase con Lando.

Subimos a su auto entre risas, era realmente divertido hablar con él, parecía estar siempre de buen humor. Encendió el auto y empezó a sonar música de su Spotify automáticamente.

- ¿Qué quieres escuchar? -Me pasó su celular.- Elige tú lo que quieras, es un viaje largo.

- Mmm... bueno, algo feliz. -Pensé por unos segundos y comencé a teclear.

Loco (Franco Colapinto)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora