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A la mañana siguiente desperté sola, Franco se había levantado e ido antes. Me cambié y arreglé, lista para el largo día que me esperaba.

Miraba el celular constantemente a la espera de algún mensaje suyo, pero nada. Pasé por mi casa para no aparecer con la misma ropa del día anterior. Volví a mirar el celular una vez que estuve lista, entré al chat con Franco.

Fran💕

fran
me podes hablar?
visto

Salí del chat y respiré hondo, entendía que no había sonado bien lo que le dije, pero era la verdad, prefería eso a mentirle. Además de que realmente no había pasado nada con Lando, me había esforzado por dejarlo en claro.

Estaba enojándome sola, mientras más pensaba en la forma en la que me había tratado más odiada estaba. No me merecía eso.

Se piensa que soy una trola que no puede ser fiel, ¿por qué no mejor hace memoria a ver quién es el infiel?

Agarré el auto y salí camino a la carrera, totalmente enojada. Al llegar, recorrí el paddock con la mirada fija al frente. Hice como si nada estuviera pasándome, saludando a todos con una sonrisa. Si Franco quería jugar a hacerse el malo le iba a enseñar lo que era ser mala enserio.

Una vez que llegué al box de Williams, saludé a mi viejo y a todo el equipo, salteando a Franco. Le cambió la cara al ver que lo pasaba por alto frente a todos.

Sí, no me voy a arrastrar atrás tuyo querido.

Mi sonrisa se ensanchó y fui a sentarme alejada a uno de los sillones individuales que había. Miraba el celular concentrada, hablando con Joaco, cuando una presencia a mi lado me llamó la atención.

—¿Podes dejar de hacerte la ofendidita?

Lo miré de reojo y lo ignoré volviendo a teclear en la pantalla. Ese diminutivo solo empeoraba las cosas.

—Camila... —volví a ignorarlo.— Cami, por favor. —cambió el tono a uno mucho más suave.

Ahora sí lo miré.

—Decime.

—¿Cómo querías que reaccione si volviste a esa hora del cuarto de otro chabon que ya te habías comido antes? —bajó la voz para que sólo yo lo escuche.

Eso no es un perdón, Franco.

—Podrías haberme tratado bien, teniendo en cuenta que soy tu novia y que fui a ayudar a uno de mis mejores amigos.

—Mejor amigo que te comiste.

—¿Vos confías en mí? —se quedó callado.— Si no confías en mí mejor dejarlo, si ¿de qué me sirve estar con alguien que piensa que lo voy a cagar constantemente?

—Sí confío, pero no confío en él.

—Pero yo sí, y sé que él no va a hacer nada. —me crucé de brazos.— Y aunque lo hiciera, le diría que que no.

Rodó los ojos y tensó la mandíbula respirando hondo.

—Es que me jode igual.

—Pero eso no te da derecho a tratarme como el orto, Franco. —tuve que controlarme para no levantar la voz.

—Está bien, pero entonces no lo veas más. —hizo una pausa.— Por lo menos no si no es necesario.

Me quedé en silencio mirándolo, esperando a que me dijera que era una joda. No podía creer lo que me estaba pidiendo. Mi expresión pasó del enojo a la tristeza absoluta. Sentí todos mis músculos destensarse, era como si hubiera logrado derrumbar la muralla que me había construido alrededor, dejándome totalmente vulnerable y expuesta frente a él.

—No me hagas sentir mal. —pidió agachándose para estar a mi altura.— Ya sé que no está bien esto que te pido, pero posta me pone muy mal, sino no te lo pediría. —envolvió mis manos en las suyas.

Sentía su mirada clavada en la mía, que ahora solo estaba centrada en el algún punto fijo perdido. Intentaba procesar la situación, le daba vueltas esforzándome por entenderlo.

—No me tenes que contestar ahora si no queres, pero nada... —se encogió de hombros.— No es por vos, es por una inseguridad mía.

¿Y por qué me tengo que sacrificar yo?

Asentí, traté de ponerme en su lugar. Yo también había tenido momentos de inseguridad. Nunca se lo había dicho, pero pensaba en que tal vez me hubiese ayudado contárselo, aunque no fuese lo más agradable de decir o escuchar.

—Está bien. —dije, por fin.— Si eso te ayuda y te hace sentir mejor... —suspiré abatida.

—Gracias. —sonrió de lado para después dejar un beso en mis manos.— Te amo.

—Yo también. —intenté devolverle la sonrisa.— Pero no me vuelvas a tratar así, por favor.

—Te lo prometo. —sonrió poniéndose de pie.— Me voy a preparar. —avisó dejando un beso en mi frente antes de irse.

Lo vi alejarse y ponerse el casco. Me puse a replantearme cómo había llegado hasta ese punto. Todo se sentía tan irreal que daba vértigo, haberlo conocido, la semana en Monza, empezar a cantar, salir a escondidas, ser su novia, su actitud de esa mañana... Todo había ido decayendo lentamente. A pesar de eso, sabía que no todo era color de rosas en las relaciones y que tenía que hacer sacrificios de vez en cuando. O al menos eso era lo que creía.

De todas formas, me sentía estúpida teniendo que ceder una amistad por una relación. Me levanté del sillón y me acerqué a la zona de las pantallas para ver la carrera que estaba por comenzar, me puse los auriculares y esperé a que que salieran.

Al final, Lando ganó la carrera y Franco arrancó décimo y terminó noveno. Los dos estuvieron increíbles, sobretodo Lando, que ya estaba a pocos puntos de Verstappen.

Ni bien cruzó la línea me metí a la pista con el equipo para felicitar  a Fran, le estaba yendo muy bien últimamente. En el camino otros ojos verdes se llevaron mi atención, Lando me sonreía a través de la multitud que lo rodeaba. Le devolví la sonrisa con la intención de continuar mi camino rápidamente, pero me tuve que quedar al ver cómo se abría camino entre la gente.

Felicitaciones. —le sonreí con la intención de que quede ahí, pero él se abalanzó dándome un abrazo que todas las cámaras captaron automáticamente.

Le devolví el abrazo después de unos segundos de pensarlo.

Gracias. —murmuró sobre mi oído para después alejarse con una sonrisa enorme.—  Esto es lo que necesitaba.

No respondí y solo sonreí de vuelta alejándome del tumulto de gente en busca de Franco. Allí estaba, respondiendo unas preguntas y tomando agua a un costado.

Cuando terminó me acerqué a él tímida, no sabía cómo reaccionaría si había visto lo de recién. Por suerte al verme sonrió y se abrió de brazos con una sonrisa, eso significaba que no estaba enterado. Me dejé envolver por él y dejé un corto beso en sus labios.

—Te amo. —dije con alivio.

—Yo más. —correspondió.

Loco (Franco Colapinto)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora