Capítulo 21: Qué más da lo que vayan a decir

3 4 0
                                    

—No tenía ni idea de que jugaras al fútbol, Cooper. ­—Comenta Luca.

Resulta irónica la afición de Luca a ver todo tipo de deportes, teniendo en cuenta lo poco que le gusta practicarlos. A mi me pasa justo lo contrario. No soy muy dada a sentarme frente al televisor cuando juegan un partido de fútbol, de hockey o de cualquier otro deporte que televisan de vez en cuando en el orfanato. Sin embargo, dame un balón, una raqueta, lo que sea necesario, dime las reglas y pondré todo mi empeño en jugar. Eso sí, no quiere decir que se me de bien.

Pero esta vez ha sido diferente. Esta vez he estado concentrada en cada pase, en cada regate,...al menos en todos en los que ha participado Kennedy. Y no había sido en plan obsesión por un jugador que me encanta. No, ha sido por pura curiosidad. Ha sido como ver un pez de colores en el mar. Por una parte, me ha sorprendido, no esperaba verle jugar —y nada mal, todo hay que decirlo— pero, por otro lado, no me ha parecido raro. Al fin y al cabo, el mar esta lleno de peces y mi mejor amigo lleno de talentos.

—Y nada mal. ­—Le doy un pequeño codazo —Bien jugado.

—Gracias. El equipo es muy bueno, la verdad. Yo no he hecho casi nada.

—¿Bromeas? ¡Has estado increíble!

—Bueno, Joss, te lo agradezco, pero...

—Ni peros, ni peras, has estado bien y punto. —Sentencia Taylor.

A Kennedy se le escapa una ligera risa mientras asiente dándole la razón.

—Por cierto ¿dónde está tu amiga? No nos la has presentado

Por fin Taylor le pone voz a la pregunta que lleva clavada en mi mente desde esta mañana como una espinita molesta que no me deja estar tranquila.

—Es verdad, casi se me olvida. Debe de estar...—Alza la mirada buscándola entre el montón de gente que, al igual que nosotros, se ha metido al campo —¡Ahí! ¡Patty! ¡Eh, Patty!

Patty. Patty. Patty empieza por «Pa». Tiene que ser ella. La chica de los mensajes. La misma de la que hablaban Luca y Jensen en el orfanato.

Aprieto el puño de mi mano sana cuando veo acercarse a toda prisa a la chica alta y con el pelo castaño que anotó el primer tanto del partido. Lleva la misma camiseta que Kennedy, con la diferencia de que en la parte posterior de la suya reposa un 18 en vez de un 11.

Me confunde la molestia que siento. Sé perfectamente cuál es el molesto sentimiento que me cosquillea por dentro pero no tiene sentido. No puede ser.

—Hola chiscos. —Saluda con voz cantarina antes de saltar al cuello de Kennedy —¡Hemos ganado! Ya te había dicho yo que lo ibas a hacer genial. Has estado increíble. Menuda asistencia que has hecho ¿y ese regate? He de admitir que me has dejado impresionada.

Impresionada me ha dejado a mi ese abrazo ¿y esas confianzas? Me sorprende esa muestra de afecto porque, a pesar de lo increíblemente atento y amable que es mi amigo, no suele ser muy cariñoso en público.

—A todos nos ha dejado sin palabras. —Interviene Jossie que siempre es la más amable de todos —Por cierto, un gran gol. Desde donde estábamos parecía que no tenías un buen ángulo de disparo pero has conseguido marcar igualmente.

Como buena aficionada del fútbol que es, empieza a comentar varias de las jugadas que han tenido lugar.

—Veo que entiendes mucho de esto. —Comenta Patty animada mientras le coloca una mano en el hombro —Podrías unirte a nosotros. Como habrás notado el equipo es mixto.

—Oh no, no, no. Uff, ya me gustaría pero no se me da bien la verdad. Prefiero ser espectadora.

—Una lástima —Se encoge de hombros —pero, si cambias de opinión, puedo darte unas clases cuando quieras.

DONDE FUIMOS FELICESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora