Capítulo 26: Un limbo lleno de posibilidades

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Durante el fin de semana me dedico a poner en orden la ingente cantidad de asuntos sin resolver que tengo a medias. Estudio, hago trabajos pendientes, repaso la lista de proveedores y tiendas para los decorados, la comida y toda la parafernalia del baile, juego un rato con Balby y me martirizo por haber besado a Kennedy, aunque, bueno, técnicamente me besó él a mi pero, en fin, Henry no se lo merece.

No tengo ni idea de qué hacer con Henry ni con Kennedy.

Kennedy ha sido siempre uno de mis grandes apoyos y una de las personas que más quiero en el mundo. Es la única persona capaz de dejarme sin palabras, de mirarme y calmar hasta el último rastro de ansiedad de mi interior, el único capaz de hacerme olvidarme de todo. Siempre he sabido que le quería en mi vida, de la forma que fuera, y, aunque siendo más joven hubiera dado lo que fuera por ser algo más que su amiga, tiempo atrás había asumido que él y yo solo seríamos amigos y estaba a gusto con esa decisión, de verdad que sí.

Y Henry, Henry es encantador, divertido y una nueva oportunidad de seguir adelante. Él ha sido la primera persona que me ha gustado de verdad después de Kennedy. No como Dean, con quien empecé a salir para no sentirme sola.

No soy tan tonta como para negar que mis sentimientos por Kennedy han vuelto a resurgir con fuerza desde hace unas semanas y que incluso parece que él podría estar empezando a sentir algo por mi. Pero la simple idea de que todo hayan sido imaginaciones mías me da tanto miedo que, por el momento, me niego a hablar con él sobre lo ocurrido en el bosque.

Independientemente de mis sentimientos por Kennedy, también es innegable que la idea de salir con Henry me produce un cosquilleo en el estómago y me saca una sonrisa.

Que desastre.

Tras horas de repetirme lo desastrosa que soy, he decidido que, antes de hablar con Kennedy, debo contarle a Henry lo ocurrido y a partir de ahí ya iré viendo. Así que el domingo por la tarde le mando un mensaje pidiéndole que nos veamos al día siguiente.

***

—Cole me ha pedido que vaya al baile con él.

Termino de meter el libro de historia en la taquilla y me giro hacia Jossie.

—¿En serio? —Finjo sorpresa —Vaya, eso es genial ¿no?

—Bueno...—Encoje un hombro— A ver, no me malinterpretes, Cole es un chico muy majo pero hay alguien más ¿sabes?

¿Alguien más?

Quiero sentirme mal por Cole pero como sea quien yo me sé...

—¿Te gusta alguien?

La duda danza en sus ojos cuando me dedica una larga mirada.

—No hace falta que me cuentes nada si no quieres.

—No es eso.

—¿Entonces?

—Es que...—Suelta un suspiro antes de continuar— Ya sabes quién es.

Por favor, por favor, por favor, que diga Jensen.

—Mmm...—Me hago la tonta.

—Venga ya, Nell. No me hagas decirlo.

Esta vez no puedo ocultar la pequeña sonrisa que me cubre los labios y le doy un pequeño codazo.

—Dilo.

—Nell...

Su cara de fastidio me hace gracia pero por su mirada sé que a ella un poco también.

—Venga, va, dilo.

—¿Para qué?

Entrelazo nuestros brazos y comienzo a andar por el pasillo del instituto.

—Para confirmar lo innegable. Para marcar un antes y un después. Para liberarte.

DONDE FUIMOS FELICESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora