Capítulo 37: No tengas miedo

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Como cada lunes, desde hace varios años, camino hacia la parada del autobús que me lleva al instituto. Camino sin pausa pero sin prisa, con los dedos entrelazados con el amor de mi vida y rodeada de las personas que más me importan en el mundo. Con casi todas porque Balby, mi niña de sonrisa inmensa, se ha marchado.

Ha sido una noche larga, de reflexión hasta altas horas de la madrugada cuando solo se oía el susurro del viento y el crujir de las ajadas vigas de madera.

El frío ha empezado a llegar y solo espero no tener que arrepentirme de haber hecho el baile al aire libre porque, a pesar de que será dentro de poco, todavía desconozco la fecha. No obstante el director Merlin me citó la semana pasada en su despacho a lo largo del día de hoy así que espero tener noticias al respecto más pronto que tarde.

—¿Creéis que echaremos de menos estos larguísimos trayectos hasta el instituto?

—¿Por qué tan nostálgico a estas horas, Prescott?

—Que no sirva de precedente pero, por una vez, estoy de acuerdo con Luca. Cariño, tengo demasiado sueño para ponerme a pensar en eso.

—Bueno, bueno, bueno. Señoras y señores, damas y caballeros, marquen el día de hoy con rotulador permanente en sus calendarios. Josephine ha admitido que tengo razón, piensa que soy el más listo, el más guapo...

—Yo no he dicho nada de eso. —Pone los ojos en blanco —Mira que eres pesado.

—Yo no creo que lo eche de menos. —Interviene Kennedy evitando una nueva pelea entre ambos —Lo que seguro que voy a echar en falta va a ser nuestra ruta por la montaña. Llevamos años yendo allí, se me hace raro pensar que en unas semanas dejaremos de verla.

Sí, definitivamente está siendo un lunes deprimente y ni siquiera han empezado las clases. Y como hoy me siento especialmente necesitada de mimos, paso mi mano por la cintura de Kennedy acercándome todavía más a él. Ante mi gesto de acercamiento, y mi falta de palabras, me dedica una mirada y después me da un rápido beso en el pelo antes de seguir hablando con Luca y Jensen sobre lo que van a echar de menos y lo que estarán más bien aliviados de dejar atrás. Yo soy incapaz de pensar en eso y mucho menos hoy.

Cuando llegamos al Riverhill High me despido de una muy callada Taylor para marcharme junto al resto de mis amigos a clase de informática. No le pregunto qué le pasa porque la conozco y, a pesar de que le gusta mucho guardarse las cosas para ella misma, sé que echa de menos a Balby casi tanto como yo.

Las clases se me hacen eternas y eso que estamos llegando al final del trimestre y los exámenes empiezan el lunes de dentro de dos semanas, por lo que apenas queda temario por dar. Sin embargo los profesores parecen querer exprimir los libros hasta el último punto. Lo que peor llevo, sin duda alguna, sigue siendo matemáticas por lo que, cuando mi nombre suena por la megafonía para que acuda al despacho del director, no me resulta tan satisfactorio saber que me voy a perder la mitad final de la clase.

Ante la atenta mirada de DeMarco recojo mis libros y salgo de clase lo más rápido posible. Por su puesto, siempre acompañada por alguna mirada de desprecio de algún compañero. Probablemente estén pensando que me he metido en algún lío o algo parecido. Ojalá pudiera excluirles del baile.

—Buenos días Srta. Aldrin. —Me saluda el director nada más entrar a su despacho —Siento mucho haber interrumpido una de sus clases. Ya sabe que estamos llegando al final del primer trimestre, lo que implica que tengo un montón de papeleo que resolver antes de que empiecen las vacaciones de invierno.

—No se preocupe, Director Merlin. —Contesto mientras me siento en una de las sillas frente a su gran escritorio.

—De todas formas no te robaré mucho tiempo. —Me dedica una sonrisa afable muy poco parecida a la mueca de disgusto que tenía cuando me castigó por dormirme en clase hace algunos meses— Lo primero de todo, me gustaría felicitarte por el buen trabajo que habéis hecho. Ya he recibido la confirmación tanto del catering que encargasteis como del grupo de música que me mencionaste en tu último correo. Por lo que, si el resto lo tenéis en orden, ya solo queda establecer una fecha concreta.

DONDE FUIMOS FELICESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora