Capítulo 19: No estuvo mal

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Kade se recuperará por completo.

Eso es lo único que le hemos conseguido sacar al medico de urgencias después de más de diez minutos de quejas e insistencias por parte de Taylor. Resulta que, al no ser familiares directos, el médico no puede darnos información sobre el estado del paciente. A pesar de que mi amiga no paraba de repetir una y otra vez que era su novia, él médico no ha cedido más allá de decirnos que se recuperará.

La verdad es que es un alivio saber que se pondrá bien pero entiendo a Taylor. Yo también querría estar ahí si mi pareja estuviera en el hospital.

Al final el médico se marchó y nos dijo que nos fuéramos a casa y yo no podía estar más de acuerdo. Creo que nunca he estado tan cansada en mi vida. Además, los calmantes que me he tomado no ayudan demasiado. Pero, a pesar de todo, me esfuerzo por sacar los últimos de retazos de energía que me quedan.

—Venga chicas, os acerco a casa. —Propone Henry.

Al ver que Taylor no hace ademán de levantarse de la silla de plástico, me levanto y me agacho frente a ella.

—Ey. —Consigo que alce la mirada —Todo va bien ¿vale? Él está bien, yo estoy bien y tú también. Así que venga, hay que volver. No me atrevo ni a mirar el reloj pero estoy bastante segura de que nos hemos pasado un poquito del toque de queda.

Eleva ligeramente las comisuras de sus labios ¡bien! Al menos he conseguido que sonría...o algo parecido.

—¿Solo un poquito?

—Solo un par de minutos. —Le guiño un ojo.

Más bien un par de horas.

La vuelta al orfanato se hace bastante corta. Por lo menos para mi que me quedo dormida nada más sentarme. En cuanto llegamos a la puerta de hierro Henry para el coche y me ayuda a bajar. Una vez fuera me pasa el bolso y se lo agradezco. Me lo había dejado en el acantilado así que menos mal que él lo recogió porque sino habría perdido mi nuevo móvil y el regalo de Jensen.

De verdad que de un momento a otro me caigo al suelo del sueño que tengo.

Insiste en acompañarnos hasta adentro por si me pasa algo pero al final consigo que se vaya prometiéndole que le llamaré mañana.

—¿Cómo vamos a explicar lo de tu brazo? —Pregunta Taylor mientras rodeamos la valla exterior camino al agujero por el que Kennedy yo salimos a correr.

—Pues no lo sé la verdad. Estoy tan cansada que ni siquiera sé cómo sigo en pie.

Me gustaría darle una respuesta mejor pero no la tengo. No sé cómo voy a explicar esto y ahora mismo no me importa. Lo importante en estos momentos es llegar a nuestras habitaciones sin ser vistas. Los problemas de uno en uno, por favor.

—Joder tía, cuanto lo siento. Dame el bolso y apóyate en mi.

—No hace...

—Shhh. Es lo menos que puedo hacer después de lo que has hecho por mi y por Kade. Y si no fuera por que vas dopada, y con los pelos como una loca, te echaría la bronca otra vez.

Mis reflejos están bastante entumecidos por lo que no puedo evitar que me quite el bolso. Y con cuidado pasa mi brazo bueno por encima de sus hombros. Y así, cansadas y a paso lento, caminamos hasta dar con el agujero secreto. Al llegar al edificio mi amiga me guía hacia la derecha y nos colamos por una de las ventanas del comedor.

—Bien, bombón ha cumplido con su parte. —Susurra al comprobar que la ventana esta ligeramente abierta.

—Por supuesto. —Mi voz es pastosa y mis ojos están peligrosamente cerca de cerrarse.

DONDE FUIMOS FELICESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora