El corazón de Maléfica había dejado de latir con tanta desesperación. Había tardado cinco minutos en lograrlo y durante ese tiempo, James Hook no la alejó de su pecho ni paró de pasar su mano por el largo cabello negro de su amiga.
Era muy notorio que los dos tenían una conexión especial y era más notorio que eso a Harry y a Mal no les gustaba del todo.
Nadie podía culparlos. Durante toda su vida en la Isla de los Perdidos, ninguno de los dos había recibido una muestra de cariño por parte de sus padres y en más de una ocasión les habían hecho sentir que su único propósito en la vida era seguir con su legado y ser igual o mejor que ellos.
Los abrazos y las palabras de consuelo tampoco aparecieron jamás en su vida, pues las demostraciones de afecto eran una pérdida de tiempo y una muestra de debilidad.
Por eso, era tan desconcertante ver a Maléfica y Hook tan cercanos, cariñosos y vulnerables.
Rara vez, por no decir nunca, se le podía ver a Maléfica perdiendo el control de sus emociones (si es que las tenía). Pero en ese momento ella, siempre tan fría, tan calculadora y tan desalmada parecía la persona más frágil de Auradon entero, pues había caído en la más profunda desesperación al ver a su antiguo amor a punto de la muerte.
Ben había llegado unos minutos atrás con agua tibia que con ayuda de Harry comenzaron a aplicar con una toalla para poder despegar el resto de la ropa que Hades tenía unida a su piel gracias a su sangre.
Mientras eso pasaba y su padre continuaba abrazando a la Emperatriz del mal, el pirata menor pudo percatarse de que el pasto comenzaba a inundarse nuevamente de una bruma gris que lo hizo tomar su garfio y levantarse para ponerse en guardia, seguido de Ben.
— ¡Alguien viene! — gritó, provocando que su padre por fin soltara a Maléfica y se acercara con rapidez a su lado
En menos de un minuto, la bruma dejó ver a un hombre junto a dos mujeres envueltas en quitones. (N/A: los vestidos griegos que encuentran en cualquier representación de dioses)
Una de ellas, con quitón negro y antorcha en mano, tenía el cabello negro a los hombros y la mirada pesada. Mientras que la otra mujer, notablemente más joven y de menor estatura, poseía ojos nobles y un hermoso cabello castaño a la cintura tan esponjoso como para duplicar el ancho de su cuerpo. Por último, el sujeto envuelto en el Himation blanco dejaba ver una barba de varios meses perfectamente cuidada y portaba una vara de donde una serpiente subía y bajaba incesantemente.
— ¡Aquí estás, pedazo de idiota! — gritó la de cabello negro en cuanto divisó a Hades
James los barrió de arriba abajo con los ojos, intentando leer sus expresiones. A pesar de que dos de ellos no parecían realmente peligrosos, el simple hecho de reconocerlos como Dioses por su vestimenta hizo que diera un paso en frente de Harry como forma de protección.
El capitán entonces hizo una reverencia y comenzó a hablar.
— Me temo que Hades está algo... inconsciente, señoritas. No puede atenderlas en este momento.
— Lo sabemos — respondió la diosa castaña, escondiéndose detrás de la otra— vinimos por él.
— Jamás — Se escuchó decir a Maléfica, que ahora intentaba cubrir el cuerpo de su esposo con el suyo. Su mirada resplandecía de un color verde neón que indicaba peligro— Lárguense de una vez
— ¡Qué insolen-! — comenzó a decir la diosa más joven, pero fue callada con un ademán de la otra, quien le cedió la antorcha que llevaba
La pelinegra se acercó hacia ella esquivando a los tres hombres y comenzó a rodearla mientras examinaba cada rasgo de su imagen. Recorrió su piel pálida, su largo cabello negro, su mirada aterradora y sobre todo, sus cuernos.
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Segundas oportunidades (Hades x Maléfica)
Hayran KurguTras recuperar su cuerpo humano, Maléfica tendrá que aprender a tener a Hades en su vida nuevamente . / Maléfica x Hades