Haber salido de una relación tóxica lo hizo cambiar completamente para no salir dañado por otra persona aunque esta tenga buenas intenciones. Al ver a ese chico durante algunos meses le hace recordar cómo era él antes de esa relación, cosa que lo ha...
El M/V se puede decir que ya estaba finalizado después de semanas de un duro trabajo. Los chicos durante todo ese tiempo habían formado un lazo de amistad muy bonito, incluso ya era un grupo que se juntaba al finalizar las clases para ir a salas de karaokes o al cine, incluso ir a la casa de algunos solo para jugar videojuegos o hablar cosas sin sentido. Pero el único que se negaba a hacer algo junto con los chicos, era Changbin, en los últimos días un número desconocido le ha estado mandando fotos de Chan y de sus amigos, era una cosa que no lo dejaba en paz.
Por ello opta por quedarse en casa consumido en su miseria, y sus pensamientos que no le ayudaban para nada. Su Madre ha estado trabajando en ello junto a un detective, para finalizar eso lo más rápido posible y tener una vida tranquila. Lo único malo, es tener que volver al inicio que tuvo junto Bang, ya no cruzaban palabras y Bin era muy distante a comparación a esos días.
Para el australiano era inexplicable lo que estaba ocurriendo, está pensando en creer que su menor sí tenía problemas de bipolaridad ¡muy graves! Era poco creíble lo que estaba ocurriendo, desde esa tarde de grabaciones para su proyecto no han cruzado palabra alguna, en la universidad el coreano lo esquiva, los mensajes son respondidos con un “Lo siento Hyung, pero no me siento bien” y sus llamadas eran rechazadas. Ya cansado de eso, decide ir al hogar del menor, si, eso es ser muy intenso, pero ya no podía quedarse de brazos cruzados necesitaba saber qué ocurría.
La hermana del pelinegro le abrió la puerta llevándose una sorpresa que lo recibió con una sonrisa.
—No esperaba verte por aquí —le dió permiso para entrar.
—Lamento llegar de esta forma Nonna, pero necesito hablar con Binnie… ¿Se encuentra? —sonrió.
—Claro, está en su habitación. Yo estaba por salir, nos vemos Channie —se despidió tomando su bolsa.
—Cuidese.
Bang tomó aire una vez que la mayor cerró la puerta, como lo esperaba los padres del menor no se encontraban. A paso lento se aproximó a la habitación del pelinegro, tocando un par de veces recibió un “adelante”, solo asomo su cabeza en la puerta. No tenían ningún motivo para verse, tuvieron una relación así de cercana gracias al proyecto y ahora que lo terminaron, no había un motivo para verse, o tal vez si.
Ya no sabía qué relación tenían.
Changbin se giró en la silla de escritorio, cambiando rápidamente su semblante de feliz a uno neutro, ocasionando que Bang se sintiera mal.
—¿Qué estás haciendo acá? —quiso saber de mala manera.
—Yo…
Todas las palabras que tenía por decir quedaron en el olvido, el nerviosismo que sentía al estar frente a Seo era muchísimo más fuerte que su valentía por saber qué ocurría, tal vez debería de pensar más en él y dejar de insistir tanto a una persona que solamente lo ignoraba. Negando a dichos pensamientos suspiro e hizo puños sus manos para apretar las y armarse de valor para encarar al menor.
—No, yo quiero saber ¿Que mierda está ocurriendo? —exclamó, observando cómo el menor alzaba una ceja —. Y no hagas esa cara, es como si hubiéramos vuelto al inicio, ¡La idea es avanzar, no retroceder!
—No te debe de importar —hablo con indiferencia.
Bang mordió su labio, ¿Que si le dolió? Claro que sí lo hizo. Y eso fue el golpe que le hizo caer en la realidad.
—Entonces, dime qué me vaya. Si lo dices lo haré, pero no solo me iré de aquí, y no pienses que regresaré Seo Changbin —en ese momento juro que el rostro de Seo se suavizó.
La habitación quedó en silencio, Bin procesando lo que acababa de oír por parte del australiano y Chan esperando tener una respuesta, hasta que el sonido del celular acabó con ello. Seo no le tomó importancia, sabiendo que sería alguno de esos números desconocidos mandando un extraño mensaje, cosa que le dió luz verde para dar ese paso que no ansiaba por dar en algún momento.
—Vamos, estoy esperando.
—No quiero que ocurra de esta manera… pero, creo que por tu bien, deberías de irte Hyung —miró al mayor parado frente a él —. Fue bonito mientras… duró.
Esas últimas palabras fueron las que más pesar le entregaban al pelinegro, sabe que tan mal se ha comportado con el mayor cuando este mismo prometió que cuidaría de él ante cualquier situación. Pero desde ese momento donde oyó nuevamente de Seungcheol, sintió que todo lo que llevaba con el castaño se derrumbaba, creyendo que en ningún momento llegaría a ser feliz sin tener que estar preocupado por un futuro.
Bang no lo podía creer, pero como lo dijo, lo hizo saliendo de allí sintiendo su mirada borrosa. Todo era una mierda, Changbin… ni siquiera podía tratar mal a su menor. El era la mierda que no podía ser malo con las personas, su personalidad era la cosa más estúpida que podría existir en el mundo.
Changbin paso sus manos por su rostro frustrado, limpiando de su mejilla una lágrima traicionera caía por allí. Estaba mal, lo que estaba haciendo no era lo que quería ni mucho menos lo que deseaba. Lo que él deseaba era quedarse junto al mayor, explicarle lo que estaba ocurriendo, decirle que estaba aterrado por lo que fuera a pasar y lo que hacía, era para protegerlo. Inesperadamente casi que en un movimiento involuntario corrió fuera de su habitación para correr por las escaleras hasta llegar a la puerta de entrada, al salir al patio miró a un lado y después al otro con la esperanza de que Chan aún estuviera allí, pero su Hyung ya no se encontraba.
Tan iluso era que pensó que Chan, aún estaría.
—¿Estás buscando algo mi Changie? —una voz que no ansiaba oír lo hizo voltear —. Estoy presintiendo que no tuvieron una agradable conversación, ese chico no se veía para nada bien. Pero al parecer pensaste bastante bien Changie.
Tenso su mandíbula al verlo parado frente a él, como si lo que pasó hubiera sido perfectamente planeado por dicha persona tan desagradable para él.
—Oh mi pequeño Changie, debiste de ver mi último mensaje y no haberlo ignorado bebé —sonrió ladinamente —. Estoy al tanto de lo que ocurrió con dicho muchacho, ¿Es enserio que dejaste que otras manos estuvieran sobre tu linda piel?
Las preocupaciones me envuelven más y más, Será mejor que corra, será mejor que corra ahora mismo.
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No, no estoy llorando. (Escribí esto mientras oía, mrs. Loverman y One last time)
