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Chan había llegado a su departamento con sus pies pesados, siendo sincero, debía dejar de decir que “si” a todo, pero le era imposible por más que lo intentará. Estaba colocando la llave en el cerrojo cuando alguien inesperadamente lo había estrellado en la pared sacándole un jadeo del susto, pero se alivio al ver el rostro de Changbin y no de alguien desconocido.

—Qué susto —exclamó aliviado —. ¿Cómo sabes dónde vivo? —recuperó su postura aún acorralado por la puerta y el cuerpo del menor.

—¿No recuerdas que hoy íbamos a configurar la pista de Jisung? —hablo con un tono obvio.

Bang golpeó su frente, lo había olvidado. Tras disculparse con el coreano lo invito a pasar, agradece de ser ordenado con su departamento, no lograría soportar pasar una segunda vergüenza al frente de Changbin. Por educación le ofreció algo para beber a su invitado, cosa que se negó por recién haber cenado y no le apetecía. La migraña de hace unas horas aún estaba presente, por ello tomó una pastilla bajo la atenta mirada de Seo.

—Si te sientes mal podemos dejarlo para mañana, allí te sentirás mucho mejor —comunicó llegando al lado del australiano, oliendo el humo a cigarro y a cerveza.

—No… solo necesito darme un baño, eso es todo. Ponte cómodo, yo voy y vuelvo —sonrió tratando de demostrarle que estaba bien al coreano.

Changbin asintió, mirando como Bang desaparecía de una puerta a otra. Observó a su alrededor, cocina de concepto abierto con el comedor y la sala de estar junto a un pasillo que tenía dos puertas, una la habitación y otra supuestamente el baño. Sentado en el sofá de la sala de estar mirando su celular espero a Chan, la verdad el mayor se veía un poco mal pero no insistirá más. Solo bastaron un par de minutos y vio al Australiano salir con su cabello mojado junto a sus mejillas sonrojadas.

—Me siento un poco ebrio, pero no entiendo el porqué si solo bebí un poco —protesto limpiando una gota de agua que caía por su mejilla.

—Tal vez no tengas suficiente resistencia para beber. Lamento ser así de imprudente tras venir acá sin haber llamado antes, pensé que estarías acá —se disculpó al ver a Chan un poco ido en sí.

—No importa, aún estoy en mis cinco sentidos —se acercó a dónde se encontraba Changbin para sentarse al lado de este.

Seo no dijo nada, solo sacó su laptop para empezar con esa noche para aprovechar el “entusiasmo” que se obtiene tras un día sin hacer demasiado según el australiano. Changbin, había avanzado un poco en casa y ahora buscarán algunas pistas que tengan sentido con la letra.

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Pasaron unas horas, dónde el reloj marcaba la una de la madrugada. Changbin había trabajado en un silencio algo cómodo junto al australiano que miraba también su laptop, hasta que al mayor le dio sus segundos de perderse por el espacio tiempo según Bin, eso no le importo, total llevaban como más de media hora haciendo o editando pistas y debían de tomarse un relajo.

—Sigo sin entender el ¿porqué te caí mal en un inicio? —se recostó en el sofá.

El pelinegro observó al australiano quien lo estaba observando también, soltó un suspiro dejando la laptop en la mesa de centro para estirarse y pararse.

—No importa.

—Claro que importa, hay muchos rumores tuyos Bin… y muchos dicen cosas totalmente, no lo sé, poco creíbles.

—¿Vez que me afecten? No los tomo en cuenta, porque no son personas que valgan la pena oír o prestarle atención, si fuera uno de los chicos, allí le tomaría importancia… y al parecer, tu tampoco le tomas importancia a todas las mierdas que dicen a tu espalda —alzo una ceja al ver el rostro de Chan un poco confundido.

—¿Qué cosas dicen de mí? —hablo despacio, dándole a entender a Bin que no se esperaba eso.

Changbin un poco arrepentido pasó su mano por su cuello tratando de pensar cómo arreglarlo. Sus amigos tenían razón, siempre metía la pata cuando no debía, pero cuando sí lo debía de hacer, no lo hacía. ¡Fantástico!

—No diré que es mentira, debes de enterarte de todas formas, ya sea tarde o temprano… solo que no son cosas muy lindas Chan, algunas son totalmente desagradables que prefiero que te quedes con la intriga ante que te cuente de qué tratan.

—Solo dimelas, por favor Changbin.

—Algunos son que eres alguien que pasa de cama en cama o que solo es de una noche y ya, no lo dijeron así pero es algo más sutil de decirlo —se encogió de hombros.

Chan soltó una risa mientras negaba con su cabeza.

—¿En serio es eso? —Changbin asintió con su cabeza —. Rumores de mierda que son, ni siquiera he tenido mi primera vez con una chica y ya soy un don Juan, no inventes —se levantó para caminar hacia la cocina.

—Pero no solo son esos, pero estos creo que sí los has escuchado, ya que te he oído y visto hablar con esas personas —caminó detrás del pálido.

—¿De qué hablas? —abrió una alacena colgante para sacar un vaso y buscar el agua embotellada del refrigerador para servirse agua.

Bin dió un paso para acabar poco a poco con la distancia que tenían, cosa que hizo que el australiano dejase el vaso a un lado y bajara la mirada, sintiendo la respiración del coreano en su oreja.

—”Se rumorea que Chan de la carrera de producción se acostó con Changbin de su misma clase“ “El alegre Christopher Bang se rebajo a un nivel inexplicable por acostarse con Seo Changbin el rarito del campus.” —susurro en el oído de Bang, haciendo que un escalofrío recorriera toda la espalda del mayor —. En ningún momento vi que negarás dichos rumores ¿A Chan le gusta el rarito de Changbin?

El australiano ya no tenía escapatoria, odiaba la maldita voz burlona de Seo pero a la vez la encontraba tan atractiva.

—¿Qué pasa si es verdad? —encaró levantando su mirada, en vez de tener una reacción sorprendida por parte del pelinegro solo recibió una sonrisa de victoria.

Bang estaba confundido, en medio de sus pensamientos sintió los labios de Chang sobre los suyos por tal acción repentina ahogó un jadeo tratando de alejarse, pero la mano del pelinegro se colocó detrás de su cabeza, así profundizando dicho beso. Changbin trazó con su lengua los labios del mayor, así para pedirle permiso para entrar a explorar la cavidad bucal del contrario.

Chan se alejó sonrojado, no, no estaba listo, a sus veintidós años no ha llegado el momento de pasar a esa etapa con sus antiguas parejas, dar un beso que no sea un piquito le daba inseguridad por no tener experiencia. Su migraña había desaparecido tras quedar sorprendido al alejarse del coreano, ya empezaba a tener una crisis existencial.

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𝗗LC ── BINCHANDonde viven las historias. Descúbrelo ahora