23: El regalo

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El alfa arrastro al omega de vuelta, cruzando las puertas del edificio, el frio los golpeo recordándoles que otoño se hace presente, que sus pieles solo arden de deseo y no de calor. El clima es el recordatorio perfecto de la lujuria que los carcome como a las personas necesitadas que son.

Los pasos largos que da el pelinegro mientras se aferra a la mano de su omega, mientras su respiración se vuelve loca por expectante de lo que sucederá una vez que vuelvan a juntar sus labios.

Jongin levanta su brazo expectante de que un taxi pare para llevarlos lejos de allí, donde se encuentren solos, donde pueda devorar al omega con más tranquilidad, con privacidad. Ya dentro del vehículo el alfa se aferra con su brazo a la cintura del omega quien jadea.

Las palabras sobran, las caricias escasean. Jongin parece fuera de sí mientras atrae más al omega a su cuerpo. Kyungsoo se pierde en caricias mientras libera su aroma embriagando al alfa quien lo sube a su regazo.

El omega hunde sus dedos en el cabello azabache mientras sus rojos labios llevan consigo los pesados y húmedos besos hasta la piel de jongin. Los ojos duros de jongin viajan hasta el espejo retrovisor donde los ojos curiosos del conductor escanean a su omega.

Kyungsoo perdido en las sensaciones y en el deseo que se incremente a medida que besa el cuello del alfa, no nota la pesada mirada, no hasta que un gruñido territorial se apodera de las metálicas paredes del automóvil.

Nunca ser poseído le había excitado tanto, kyungsoo jugo con ello, movió sus caderas mientras el beta quien conducía parecía temblar en su asiendo. El aura asesina de jongin era atosigadora, el omega sonríe contra la piel del alfa gustoso de sentir las manos de jongin apretar su cintura en busca de que parara de moverse.

El viaje termina cuando jongin le deja el dinero en el asiento y hala a su omega fuera con brusquedad. Kyungsoo ríe por provocar al alfa quien lo levanta en el aire como si no pesara nada para posarlo en su hombro.

Como saco de patatas saca las llaves de conejito de su bolsillo y la mete en la puerta abriendo la casa. Entra y sin más camina bajo la risilla del omega, escaleras arriba justo cuando entra a la habitación principal y lanza al omega a la cama.

Los ojos del omega brillan de anticipación cuando divisan la erección del pelinegro, esa que parece asfixiada en los pantalones de cuero negro, ceñidos en los sabrosos muslos del alfa. Kyungsoo pierde el aire y la fuerza cuando el alfa desprende su camisa blanca, botón por botón, tan lenta y embriagadoramente.

Jongin levanta una ceja cuando el omega jadea expectante y relame sus labios. El alfa camina por la habitación, soltando los botones de sus muñecas y arremangando la camisa hasta arriba de sus muñecas. Relame sus resecos labios saboreando el fuerte whisky de la noche y abre uno de los cajones.

Sonríe cuando sus yemas toman el metal de las esposas de su trabajo y las alza en frente del omega quien gime agitado, con sus codos sobre la cama y su cabello alborotado, sus labios hinchados y rojos.

--No quiero que hables --Ordeno con ojos juguetones que el omega endulzo en su sistema-- No quiero que ruegues, no quiero que gimas, ni jadeos... --Gruño el alfa caminando a paso lento hasta llegar hasta la cama

El omega asintió acatando las órdenes de no hablar. Sintió las pesadas manos del alfa correr por su camisa y sintió el frio aire calar en su piel cuando lo despojaron de ella. Se tragó el jadeo sin perder los azulados ojos del alfa.

El sonido del cinturón le erizo la piel, su cintura siendo liberada del cuero y un tirón que le despojo también de sus pantalones, olvidando en que momento le habían quitado los zapatos costosos que el omega se había puesto ese día.

Un alfa para, ¡Papá!  | KAISOO |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora