𝐂𝐀𝐏 17

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-Jacaerys  🪐

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-Jacaerys  🪐


El suave eco de sus pasos apenas llegaba a mis oídos, pero sabía que era ella. Podía sentir su presencia mucho antes de que cruzara el umbral de la biblioteca, y con ello, la inevitable tormenta que siempre traía consigo. Apreté el libro en mis manos, pero las palabras en la página ya no tenían sentido. Visenya siempre encontraba una manera de irrumpir en mi espacio, de arrancarme de cualquier resquicio de calma.

Alcé la vista, y ahí estaba, con esa sonrisa que me provocaba una mezcla de irritación y algo más, algo oscuro que no me atrevía a nombrar. Se movía con la confianza de una leona, sabiendo perfectamente el efecto que tenía sobre mí. El vestido se le escapa, casi flotando sobre su figura con una elegancia descuidada, como si le importara un carajo lo bien que podría quedarle si realmente quisiera.

Los hombros rectos y perfectos, expuestos con descaro, no se ocultan tras la tela sino que desafían, como todo en ella. El collar de acero valyrio en su cuello reluce, frío y brillante, reflejando una arrogancia que le queda tan bien como mal. Su cabello, siempre suelto y rebelde, cae en suaves ondas hasta su espalda, acariciando la piel con una insolencia que casi resulta provocadora.

Podría decir que sus ojos, tan claros y llenos de fuego, no me perturban, pero sería una maldita mentira. Podría afirmar que no me importan esos labios que se curvan en sonrisas llenas de veneno y burla, pero sería engañarme. Visenya es, sin lugar a dudas, hermosa. Hermosamente perfecta, con una belleza que puede encantar y enloquecer en la misma medida.

Pero su actitud... su maldita actitud lo arruina todo. Es dura, irritable y jodidamente desafiante, como si su misión en la vida fuera llevarme la contraria y hacerlo con estilo. No hay un solo gesto que no esté cargado de desprecio, una palabra que no se tiña de burla o desdén. Es preciosa, sí, pero su alma... eso es otra historia. Una historia que odio y deseo al mismo tiempo.

—Quiero que me hagas un bebé.

La sonrisa no se desvaneció ni por un segundo. Mis dedos se tensaron sobre el libro, pero mi mirada se mantuvo fija en la suya. No podía haber oído eso. No, no con esa maldita expresión en su rostro. Estaba jugando conmigo, como siempre lo hacía. Como si todo esto no fuera suficiente tortura.

𝑩𝑳𝑶𝑶𝑫 𝑨𝑵𝑫 𝑨𝑺𝑯𝑬𝑺- 𝑱𝒂𝒄𝒂𝒆𝒓𝒚𝒔 𝑽𝒆𝒍𝒂𝒓𝒚𝒐𝒏Donde viven las historias. Descúbrelo ahora