6 años después.El jardín de Desembarco del Rey es amplio, lleno de flores perfectamente cuidadas y fuentes elegantes, pero, a pesar de su belleza, sigue sintiéndose ajeno. Estoy sentada en uno de los bancos de piedra, mirando las flores sin mucho interés. Extraño a mi familia. Extraño las bromas de Lucerys, las sonrisas de mamá, y hasta las discusiones con Jacaerys. Rocadragón, con todo su caos, se siente más como mi hogar que cualquier otro lugar.
Un suspiro se me escapa justo cuando escucho pasos detrás de mí. Al voltear, veo a la reina Alicent acercarse con su porte majestuoso, pero esta vez su rostro no es severo. Hay algo más suave en su expresión, una especie de ternura que no siempre muestra.
—Visenya —me llama con voz suave—, pensé que te gustaría compañía.
Sonrío levemente mientras se sienta a mi lado. A lo largo de los años, he aprendido a apreciar sus visitas. Aunque al principio me sentía incómoda con su presencia, ahora hay una relación más cercana entre nosotras. Alicent ha sido más que una reina; se ha preocupado por mí, y aunque no es mi madre, sé que en su corazón realmente me cuida.
—El jardín está hermoso hoy —comenta, mirando las flores con una sonrisa cálida—. Me recuerda a los paseos que solíamos dar cuando eras más pequeña.
—Lo recuerdo —respondo, sonriendo al pensar en esos momentos. A pesar de la disciplina y las reglas, siempre había tiempo para momentos tranquilos con Alicent, donde podía hablar sin presiones—. Esos paseos me ayudaban a olvidar lo lejos que estaba de mi familia.
Alicent me mira con comprensión. Sé que ella entiende lo que es sentirse atrapada en un lugar que no eligió, y a su manera, ha intentado que me sienta lo más cómoda posible.
—Daemon vendrá a visitarte este mes —dice después de un momento, observándome con una mirada suave—. Sé lo mucho que lo extrañas.
Mis ojos se iluminan al escuchar el nombre de mi padre, y ella lo nota. No puedo evitar sonreír al pensar en verlo de nuevo, aunque sea por poco tiempo.
—Gracias, mi reina —le digo, y esta vez lo digo con sinceridad. Ella ha hecho mucho por mí, más de lo que a veces reconozco.
Alicent toma mi mano, algo que no hace con frecuencia, y me la aprieta suavemente. Su gesto me sorprende, pero también me reconforta.
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𝑩𝑳𝑶𝑶𝑫 𝑨𝑵𝑫 𝑨𝑺𝑯𝑬𝑺- 𝑱𝒂𝒄𝒂𝒆𝒓𝒚𝒔 𝑽𝒆𝒍𝒂𝒓𝒚𝒐𝒏
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