Un par de días habían pasado desde su valiente hazaña, Taesan ahora se encontraba sentado bajo el mismo árbol en el campus, rodeado de sus tres amigos: Woonhak, Sungho y Riwoo. El sol brillaba alto, pero todo lo que Taesan podía pensar era en sus recientes interacciones con Leehan. Estaba ansioso por contarles todo lo que había estado sucediendo desde aquella vez en la que consiguió su número.
Woonhak fue el primero en romper el silencio, como de costumbre, siempre ansioso por saber los detalles.
— A ver, Taesan, suelta ya — Dijo, apoyándose con su espalda contra el árbol mientras cruzaba los brazos. — ¿Qué ha pasado con el mesero? ¿Le escribiste o no?
Sungho, que estaba sentado a su lado, asintió con entusiasmo.
— Sí, cuéntanos. ¿Te respondió? ¿Qué han hablado? — Añadió, claramente intrigado. Desde que Taesan había mencionado lo del número, todos estaban esperando una actualización.
Riwoo, más relajado, simplemente observaba en silencio, pero con una sonrisa cómplice en el rostro, sabiendo que su amigo estaba a punto de contar algo bueno.
Taesan se aclaró la garganta, aún algo nervioso, pero emocionado al mismo tiempo. Sabía que no podía seguir guardándose todo para sí.
— Bueno... — Comenzó, con una sonrisa pequeña. — Después de que me dio su número, le envié un mensaje esa misma noche. Algo casual, nada demasiado directo. Le pregunté cómo había ido su turno, y... bueno, me respondió.
Taesan asintió, con una sonrisa un poco más amplia.
— Sí, fue amable como siempre. Hablamos un poco sobre su trabajo y... no sé, fue una conversación simple, pero me sentí más relajado. Luego, al día siguiente, fui a la cafetería como de costumbre, y... — Pausó, como si estuviera recordando lo que había pasado. — Las cosas fueron diferentes.
Sungho lo miraba expectante, con una sonrisa creciente.
— ¿Diferentes cómo?
Taesan jugueteó con sus dedos, tratando de explicar la sensación sin sonar demasiado emocionado.
— Es difícil de explicar, pero... se sentía más personal. Cuándo Leehan vino a nuestra mesa, no fue solo para tomar el pedido. Se quedó un rato, me preguntó sobre mis clases, y hablamos un poco más. No fue una charla larga, pero ya no era solo "cliente y mesero", ¿sabes? — comentó, con una mezcla de orgullo y alivio.
Riwoo asintió, sabiendo exactamente de lo que su amigo estaba hablando.
— O sea, ya no es solo una interacción forzada por el trabajo, ¿no? — Dijo Riwoo, apoyando sus palabras con un gesto. — Eso es un buen signo.
Woonhak, siempre un poco más impaciente, sonrió ampliamente.
— ¡Eso es genial, hombre! Entonces, ¿qué? ¿Seguirás yendo todos los días? ¿Van a quedar para ese café fuera del trabajo?
Taesan se rió ligeramente, rascándose la cabeza. Lo cierto es que aún no había llegado a concretar nada fuera de la cafetería, pero sabía que sus interacciones con Leehan estaban creciendo.
— Bueno... aún no hemos quedado para salir, pero sigo yendo a la cafetería. Y cada vez que voy, hablamos un poco más. Me cuenta más sobre su vida, y yo le hablo de la universidad. Incluso me recomendó algunos libros el otro día porque me dijo que le gusta leer en su tiempo libre.
Sungho sonrió ampliamente.
— ¡Eso es enorme, Taesan! Que te hable de su vida personal ya es un paso gigante.
— Sí, lo sé — Admitió Taesan, sin poder ocultar la sonrisa en su rostro. — Siento que estamos construyendo algo poco a poco. No quiero apresurarme ni parecer demasiado intenso, pero definitivamente nuestras interacciones se sienten más naturales. Ya no soy solo "ese chico que viene a la cafetería todos los días", ahora hablamos de cosas más reales.
Riwoo cruzó los brazos y sonrió de lado.
— Está claro que has avanzado mucho desde cuando ni siquiera podías hablarle, tonto. — Comentó, burlándose amistosamente. — ¿Y cuándo planeas dar el siguiente paso?
Taesan se encogió de hombros, sintiendo un leve rubor en las mejillas. El siguiente paso era algo que aún no tenía claro, pero sabía que, eventualmente, tendría que arriesgarse más.
— Supongo que, cuando se sienta correcto. Quiero que sea natural, no quiero presionarlo ni a él ni a mí — Respondió, sincero. — Pero creo que, si seguimos hablando así, pronto le propondré algo más. Quizás salir a tomar ese café del que hablamos.
Woonhak, siempre más directo, se inclinó hacia adelante.
— ¡Eso es lo que quería escuchar! No lo dejes pasar, Taesan. Si ya estás en buen camino, no te quedes esperando.
Sungho asintió en acuerdo.
— Exacto, solo sigue así. Ya has avanzado mucho, y parece que Leehan también está interesado en ti, al menos para seguir hablando. ¡Todo está a tu favor!
Taesan asintió, sintiendo cómo el apoyo de sus amigos le daba más confianza. Sabía que el camino aún no estaba del todo claro, pero lo que sí tenía claro era que no pensaba detenerse. Las interacciones con el chico bonito se estaban volviendo más importantes cada día, y ahora no solo era una cuestión de enamoramiento. Taesan quería conocerlo de verdad, y sentía que, poco a poco, estaba logrando abrir esa puerta.
Con una sonrisa, miró a sus amigos y respiró hondo.
— Está bien, les prometo que la próxima vez que nos veamos... les contaré que ya tuvimos esa salida.
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