(Dynasty - MIIA)
Esta vez no fui corriendo, ni escondiéndome. Iba con seguridad en mi misma, con la cabeza bien alta. Unos guardias intentaron detenerme, pero no les dejé.
—Soy la hija del señor y la señora Watson, ni se os ocurra acercaros.
Ni siquiera les miraba a la cara, o me detenía. Yo seguía con la mirada fija en mi objetivo, y creo que eso era lo que les transmitía tanta autoridad como para hacerme caso. Entré a la sala donde escondían la máquina climatológica de un portazo, y al lado estaban ellos.
—Amelia, ¿qué estás haciendo aquí? Creíamos que habías conseguido escapar.
—Los demás han escapado, yo no.
Sentía la cara seca, llena de suciedad, y estaba segura de que las lágrimas que habían caído de mis ojos habían quedado marcadas en mi rostro.
—¿Por fin has entrado en razón, cariño? —se alegró mi padre.
—Al contrario, vengo a que vosotros entréis en razón.
—¿A qué te refieres?
—Acabo de perder a uno de mis mejores amigos, con el que había compartido todas mis batallas, con el que llevo desde que vosotros decidisteis acabar con el planeta. Vosotros lo habéis matado, está muerto por vuestra culpa.
—Lo sentimos mucho... —intentó excusarse mi madre.
–No, no lo sentís. Si lo sintierais, acabaríais con todo esto. Si de verdad me quisierais, intentaríais arreglar lo que destrozasteis.
Parecían arrepentidos, parecían sentirse culpables, pero no les veía dispuestos a hacer lo que yo, con toda mi alma y corazón les pedía. No les veía capaz de luchar por su propia hija, y eso era lo que me dolía. En todos estos años, no se preocuparon por mi o por mi hermana ni un solo día.
—"Te queremos hasta la última estrella" —les refresque la memoria —. ¿Os acordáis?
—Claro que nos acordamos, cariño.
—Bien, pues yo me he acordado todos los días. Todos los días de estos dos malditos años he pensado en vosotros, en lo mucho que os quería y os echaba de menos. Pensaba en las ganas que tenía de volver a abrazaros, y cuando tengo la oportunidad, ya no quiero hacerlo. Porque me he dado cuenta de que no solo sois vosotros los que me habéis arruinado la vida, si no que no habéis pensado en mí ni un solo día. Ni en mi, ni en Noa. Y ahora os doy la oportunidad de arreglar lo que habéis hecho, os doy la oportunidad de ganaros mi perdón, y no hacéis nada. Porque ni siquiera os importo, no os importa una mierda perderme.
—Sabes que no es así, Amelia. Nosotros te queremos como nadie más en este mundo. Pero ha habido complicaciones... —intentó convencerme mi padre.
—Nosotros solo queríamos manteneros a salvo —añadió Scarlett, mi maravillosa madre.
—¿Protegernos de quien? ¿De vosotros? Porque me parece que el peligro más grande aquí son mis propios padres.
No dijeron nada. Vi que los ojos se les llenaban de lágrimas, pero yo ya me había adelantado, yo ya me había convertido en un océano completo. De repente, vi que mi madre asentía suavemente con la cabeza.
—Tienes razón.
La tenía, y lo sabía, pero no me esperaba que lo admitieran con tanta facilidad.
—Vamos a arreglar esto, mi amor, pero para eso necesito que te vayas.
No entendía nada. No sabía si de verdad iban a dejarlo, o era solo una estrategia para deshacerse de mí. De todas formas, no iba a moverme de ahí hasta comprobarlo, hasta ver que desactivaban la máquina con mis propios ojos.
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Countdown To The End
Ciencia FicciónEn un futuro distópico, donde el fin del mundo se aproxima, el Gobierno inventa una solución para evitar los daños e infecciones que el cambio climático pueda causar en los humanos. Estos son unos microchips neurológicos. Desgraciadamente, a los men...