Huevos y Ramen

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Llevaban casi un mes en el planeta del Dios, Raditz parecía haberse adaptado a la perfección, incluso mejor que ellos mismos en su momento. Masajeo sus sienes por segunda vez en menos de una hora con expresión cansada y ciertamente harta.

Las cosas inevitablemente habían cambiado desde que Turles y Nappa partieron de la Tierra hace casi dos meses, seguramente ya habían llegado a aquel centro hospitalario que había mencionado el enorme hombre, no lo sabían a ciencia cierta, no sabían nada de ellos desde la última vez que hablaron con Nappa.

Aún recordaba cuando, la que en su momento, le pareció una desafortunada llamada que los había interrumpido en pleno apogeo de su deseo carnal. Por un momento había maldecido llevar el teléfono encima, sin embargo al ver el nombre de Turles iluminar su pantalla, la calentura se les bajo de inmediato para dar paso a la preocupación y a un ligero pánico de que algo hubiera salido mal de su lado cuando Kakarotto vino a su encuentro.

- Deberían volver ahora - susurró una voz estrangulada y llorosa que si no fuera que el identificador de llamadas les decía que era Turles, no creerían que era él - Raditz no está muy bien - logró completar claramente conteniendo unas ganas de dejarse desbordar por sus emociones - también necesito que programen la máquina de recuperación.

No escucharon más, Kakaroto uso la transmisión instantánea un segundo después. Turles había logrado llevar y meter al enorme sayia a la casa, Nappa se veía mal herido, la sangre manchaba los sofás de la sala y no sabían por dónde empezar a preguntar.

- El niño sacó algo de su frustración conmigo - susurró el hombre con un sonido silbante entre respiraciones que les hizo saber que le había perforado un pulmón y roto algunas costillas.

- Partiremos en la nave grande - comentó Turles con las manos temblando de tal manera que abrir el estuche de cápsulas parecía imposible - quiero abrir la cámara dentro y que me enseñes a programarla ahí - continúo hablando, hasta que finalmente frustrado de su reciente torpeza le dió el estuche a Vegeta pidiendo su ayuda para abrirlo.

El príncipe tomo el estuche y de un solo movimiento saco la cápsula de la nave más cómoda, sin acribillar a preguntas como quería a ambos hombres.

- Salgamos - susurró un segundo después, sin animarse a agregar nada más - te mostraré todo afuera, Nappa quédate ahí - agregó casi de inmediato cuando notó que el enorme hombre hacía ademán de levantarse para acompañarlos afuera - vendremos por ti en cuanto todo esté instalado - casi ordenó en aquel tono que Raditz llamaba aún tono de príncipe, el cual honestamente para su desagradó, los incentivaba a obedecer a ambos.

Nappa se dejó caer nuevamente en el sofá y suspiró de manera pesada indicando que no le gustaba aquella idea. Aunque debía ser honesto, en el fondo lo agradecía por el lacerante dolor de sus costillas, limpió como pudo con el dorso de su mano otro hilillo de sangre que resbalaba de golpeada nariz.

Apenas si atravesaron en portal, Kakaroto atinó a decir algo.

- ¿Dónde está Raditz? - cuestionó mirando alrededor en busca de su hermano.

- No lo traje conmigo - admitió Turles, sobándose la frente en un intento de seguir manteniendo sus emociones en raya - se quedó como a cinco kilómetros al norte de aquí, en la zona rocosa cercana, por eso les pedí que vinieran, deberías ir por él - explicó con ese deje estrangulado en su tono de voz que los perturbaba más de lo que querían admitirse - no creo que deba estar solo ahora.

Honestamente hubiera preferido que fuera el príncipe quien vaya detrás de Raditz, pero Kakarotto tenía esa técnica suya que lo llevaba de un lugar a otro en un segundo y necesitaba al príncipe para que le explicará algunas cosas sobre el funcionamiento de la nave y la cápsula de recuperación. No habían más opciones.

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⏰ Última actualización: Jan 15 ⏰

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