Capituló 04

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Pedri estaba en su descanso, sentado en una de las cafeterías cercanas al hospital donde trabaja. Tamborileó los dedos contra la superficie de la mesa, el café humeaba en su taza mientras observaba a la gente pasar por la calle, esperando la llegada de su mejor amigo que había prometido estar a dos minutos de distancia.

Cuando sonó la puerta de la cafetería, rápidamente se giró para observar como el omega se acercaba con un gesto acalorado por el recorrido que había sido tirado desde su trabajo hasta el lugar.

Asintió en modo disculpa a un par de personas que lo miraron con un gesto extraño, caminando hasta llegar a la mesa de castaño.

—¡Hola, perdón por el retraso! —se disculpó con una sonrisa arrepentida, tomando asiento frente a él.

—Hola, Fermín. No te preocupes, no tengo mucho aquí —cuando el rubio intentó levantarse, lo detuvo—. Ya hice el pedido para ti, solo estaba esperando que llegaras para que empezarán a prepararlo.

Deteniendo a uno de los camareros, mencionó el pedido especial que había pedido, por lo que el hombre beta se apresuró detrás de la barra para comenzar a preparar la bebida. Fermín sonrió, encantado por lo atento que siempre estaba su amigo con él, prestando atención al semblante rígido que presenciaba el omega.

—Gracias, Pepi. Ahora que estoy aquí, ¿puedes decirme qué es eso importante que tenías que decirme? En el teléfono sonabas preocupado, ni siquiera dormí bien pensando de qué se podría tratar.

Tomando un sorbo, Pedri dudó.

—No sé por dónde empezar, es un poco peculiar hablar de ello.

—¿De qué se trata? No reprimas, puedes contarme lo que quieras. ¿Encontraste a tú destinado? Eso sería muy loco, ¿cuanto tiempo estuviste buscándolo, y ahora que ya no lo haces resulta que lo encontraste? Ah, eso sería una locura para todos los sentidos.

El omega azabache apretó la servilleta que estaba al lado de su café, mordiéndose el labio.

—De hecho, encontré a mi destino.

Fermín se detuvo para gritar completamente sorprendido porque el camarero se acercó para dejarle su café, agradeciéndole con una sonrisa antes de volver su mirada hacia el castaño.

—¿Pero cómo lo encontraste?

—Fue en el hospital, precisamente en la zona donde trabajo.

—¿Es médico? ¿O es enfermera? Quiero saber como es, ¿a que casta pertenece? ¿Es una persona de guapa?

—Él es uno de los padres de los cachorros que están en recién nacidos, lo conocí porque su cachorro nació prematuro, por lo que requirió cuidados intensivos, y cuando lo vi afligido decidí ayudarlo —explicó brevemente.

—Oh, ¿es el padre de un cachorro al que cuidas?" Espera, si es uno de los padres... ¿Significa que tiene pareja? Eso es un gran problema, no tienes que interferir en esos casos, incluso si tu lobo puede tomarlo mal por conocerlo y no hacer nada.

Mostró una expresión pensativa, tratando de formar posibles respuestas en su mente.

—El caso es que él es un alfa, pero solo son su cachorro y no tiene pareja porque su omega murió el día del parto.

—¿Cómo soportas ese dolor? Perder tú pareja es muy doloroso, por lo que han contado, sobre todo con una unión entre ellos y siendo parejas destinadas.

—Nunca tuvieron una marca, simplemente no pasó, lo cual entendí cuando me contó historias cortas con su omega. Supongo que por eso está soportando el dolor, además de pasar todo el tiempo con su cachorro, puede también influya a no dejarse llevar por la depresión ante su pérdida.

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