Capituló 25

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7 meses después...

Pedri se rió al ver cómo Ferran era asaltado por las olas, mojando su cabello y de cara a la camisa blanca que llevaba, retrocediendo lentamente mientras intentaba limpiarse los ojos con el dorso de sus manos.

Hugo incluso parecía gracioso, levantando sus bracitos cuando vio acercarse al alfa fingiendo un puchero de tristeza por estar empapado sin siquiera quererlo.

Su idea era simplemente acercarse a la orilla de la playa, lo suficiente como para que sus pies quedaran cubiertos por la marea, pero no esperaba que varias olas se precipitaran con fuerza, provocando que salpicara hasta la parte superior de su cuerpo.

El omega tuvo que contener la risa que aún burbujeaba en su pecho, bajando la mirada hacia el cachorro para fingir que saludaba a su padre con un gesto con la mano.

—Es gracioso, ¿no?

La voz del alfa hizo que volviera a levantar la vista, viendo como se dejaba caer a su costado.

—¿Cómo pensaste que sería buena idea acercarte tanto y no mojarte? —preguntó divertido, pasándole una toalla para que se seque.

—Si Hugo no estuviera aquí, ya te habría llevado al mar para reírte.

—Ow, es una verdadera lástima que no podamos seguir tu juego, no podemos poner en juego la integridad de nuestro hijo —levantó al cachorro en sus brazos, juntando sus mejillas para hacer un puchero en dirección al alfa.

Ferran sonrió ante la imagen, dejando la toalla en su regazo para inclinarse y pellizcar las mejillas de cada uno.

A veces, cuando Pedri era tan natural al decir "nuestro hijo", lo desplazaba de su lugar porque todavía le sorprendía la poca resistencia de reconocerlo como suyo, a pesar de las circunstancias. Y en cuando tenia esos pensamientos también se respondía que era por el tiempo en el que los tres han convivido juntos, ¿había pasado tanto?

El omega conocía a su cachorro desde su nacimiento, no podía dejar de sorprenderse por eso. Las cosas les iban de maravilla como pareja y, como familia, juntos eran padres excepcionales.

Entre el conocimiento de Pedri y el instinto paternal de Ferran lograron darle la mejor vida posible al pequeño Hugo en su crecimiento.

En cuanto al tema de su relación, no cabía duda que sus días habían mejorado considerablemente al tenerse el uno al otro, con sus lobos felices de estar en los brazos de su destino, nada podría hacerlos sentir mal si estaban juntos.

Los fines de semana los dedicaban exclusivamente a su familia, a pasear o a estar en casa cuando les daba pereza después de una extensa semana de trabajo.

Intentaron mantener el límite del tiempo que estaban fuera de casa, los dos estaban muy comprometidos en no tomar más tiempo del necesario para el desarrollo de su cachorro y queriendo brindarle todas las atenciones posibles.

Pedri le repetía constantemente a Ferran que los primeros meses fueron los más abrumadores por lo rápido que parecía pasar todo, por lo que intentaban aprovechar al máximo lo que tenían cada vez que estaba en sus manos.

La vida empezó a brillar para ellos, sintiéndose cálidos en todo momento sabiendo que tenían un hogar al que ir, no necesitaban nada en ese momento.

—Está empezando a sentirse fresco, creo que deberíamos empezar a recoger nuestras cosas —la voz del omega sacó al mayor de sus pensamientos, asintiendo.

—Déjame guardar esto, subiré la canasta al auto y volveré a ayudarte con el cachorro —recogiendo las toallas y la cesta, se alejó hacia el coche mientras el castaño se aseguraba de mantener mejor al cachorro.

Terminaron de recoger todo en un tiempo récord, admirando el mar por última vez antes de subirse al coche para emprender el camino de regreso a casa.

Mientras se alejaban en el camino, pudieron observar a través del espejo retrovisor el atardecer detrás de ellos, asombrados por la imagen.

El castaño observaba con una sonrisa adornando su rostro, recargando su cabeza contra el espejo mientras se arrullaba con el movimiento del auto, sintiéndose cansado.

—¿Vamos a hacer algo para el primer año de Hu?" Está muy cerca de celebrarse —cuestionó recordando la fecha.

Ferran pareció pensarlo, hasta que terminó asintiendo.

—Quiero hacerle algo en casa, invitar a algunos familiares y amigos. Por supuesto, por parte de ambos.

—¿También la mía? —Pedri abrió ligeramente los ojos, sorprendido.

—Por supuesto, ¿por qué no? También eres su padre, omega.

La respuesta fue inesperada y lo dejó sin palabras.
Al igual que el alfa, el omega solía tener esos episodios de sorpresa cuando veía la forma en que el alfa lo hacía parecerse al padre del cachorro.

No debería sorprenderle esas alturas, solo que a veces estaba un poco despistado, llevándolo en una curva con esas respuestas.

—Comenzaré a hacer una lista de posibles invitados, así sabremos qué hacer, por ejemplo la comida, si habrá más niños incluidos, si podríamos hacerlo dentro de la casa o tal vez en el patio... —el omega comenzó a enumerar las cosas que tenían que ver para llevar a cabo su celebración, haciendo que el alfa escuchara atentamente.

Continuaron su camino a su casa con los próximos planes para celebrar, muchos concentrados en ellos. Al finalizar el día despejaron su mente para envolver a su cachorro en su habitación, contando con una nueva decoración pues se habían propuesto hacer una respectiva remodelación al ver su gran crecimiento con el paso de los meses, necesitando una nueva cuna. y, con el cambio del mismo, decidieron remodelar el resto.

Una vez que se aseguraron de que dormía cómodamente, se dirigieron a su habitación.
La habitación anterior, la que correspondía al omega meses atrás, había sido remodelada como habitación de invitados para cuando un familiar del alfa los visitara inesperadamente.

Con una idea en mente, el valenciano se había puesto a trabajar para hacer un nuevo espacio que pudiera compartir con su omega, así que mientras Pedri estaba ocupado con los detalles del cachorro, el mayor se encargó de darle una sorpresa.

Pedro había estado muy feliz y llorando todo el tiempo por el detalle de Ferran, agradeciendo el detalle de tener su propio espacio, uno donde comenzarían de cero como pareja.

Así, abrazándose cada noche, los dos cayeron en un sueño profundo estando satisfechos con la vida que llevaban juntos. La vida parecía sonreírles y no podrían estar más agradecidos con ellos.

SE VIENE EPÍLOGO..

Antes de continuar agradezco muchísimo a mis lectores quienes muestran su apoyo.
Quien se me deje saber comentando y votando les mandaré saludos especiales.

Les quiere...

VELAS

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