Capituló 24

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Pedri recargó su barbilla contra su mano, tamborileando con los dedos de su mano libre contra la mesa, mirando la calle a través de la ventana de la cafetería.

La camarera se acercó a la mesa con su orden, sonriéndole en agradecimiento por llevar su orden, en el momento que la chica se retiraba, su mejor amigo apareció en la silla con el frente agitado.

—Dios, tenemos que cambiar de ubicación porque siempre llego tarde —se quejó el ahora rubio, mientras se tocaba el pecho ante la agitación de su corazón.

—Está a la misma distancia de nuestros trabajos, tú eres el que sale a tiempo para llegar tarde aquí —contraatacó con una sonrisa divertida, bebiendo su bebida—. Pero, como buen amigo que soy, cuando llegas ya tienes servido el café y el postre.

—La humanidad aprecia tu generosidad, Pedro González —guiñando un ojo, tomó suficiente aire para empezar a tomar el primer sorbo de café—. ¿Cómo estás? Me sorprendió tu mensaje diciendo que deberíamos reunirnos.

—Han pasado un par de cosas que quería contarte.

Él sonrió, dejando su bebida a un lado.

—¿Tiene que ver con tú destinado? No sabía más sobre el tema.

Él asintió.

—Digamos que estamos iniciando una relación formal...

Fue interrumpido por el grito de Fermín, haciéndolo callar y cubrirse el rostro al ser observado por las personas en las mesas cercanas a donde estaban.

Hasta que volvió a su silencio, se quitó las manos del rostro y lo reprimió con una mala mirada, junto con un sonrojo en sus mejillas.

—¡Sabía que estarían juntos! Yo no me estaba equivocando —sonrió con la emoción reflejada en sus facciones.

El omega negó, gracioso.

—Siempre tienes razón, lo sé.

—Ahora dame los detalles, ¿cómo es él? ¿Ya te llamó? ¿Ya habéis pasado el celo juntos? No, no pueden hacer eso porque tienen un cachorro, ¿verdad? Dios mío, ¿eres padrastro?

—En otra ocasión puede que se conozcan, apuesto a que les gustará mucho porque es muy amable; no, no me ha marcado porque estamos en proceso de formar una relación; no hemos pasado el celo juntos tampoco; si lo ponemos de esa manera... Sí, soy padrastro.

—Dios, tanto que amas a los cachorritos y ahora tienes uno, tienes un alfa a tú lado y te veo feliz, siento que hace años que no nos vemos.

—La verdad es que me pareció una eternidad, pero creo que lo malo ya pasó y podremos vernos más seguido como lo hacíamos normalmente —cortando un trozo de pastel, miró hacia abajo—. A pesar de haber tenido días tan malos, y de los cuales llegué a creer que no volvería a vivir nada de esto, siento que si bajamos la misma marcha, todo habrá valido la pena. Sé que puede sonar una locura, quizás pienses que no debí correr tanto riesgo solo por cumplir mi destino, pero todo esto sólo me hace valorar más lo que tengo y lo que está por venir.

—Pedri, si estás feliz y te sientes bien, eso es todo lo que es bueno para mí también. Si estás feliz, yo estoy feliz, pero si estás triste o molesto por algo, entonces yo también estaré triste y/o molesto porque quiero entenderte aunque las cosas hayan pasado así, me alegra que te sientas bien y que tengas todo lo que siempre has anhelado durante tanto tiempo, porque mereces ser feliz y tener todo lo que deseas, tú eres el omega más puro que tengo el privilegio de conocer y me siento honrado de ser parte de tu vida, créelo.

El omega mayor agarró una servilleta para sorber su nariz, sintiendo de pronto nostalgia por todo lo que ha cambiado desde la primera vez que se vieron.

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