Capituló 06

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Esa noche solo Pedri estuvo en el área de recién nacidos, revisando el control de cada uno de los cachorros mientras los arrullaba con una suave canción que se sabía de memoria desde su infancia, adorando los buenos recuerdos que traía consigo.

—Duermes tan feliz, te deseo buenas noches, buenas noches, buenas noches —tarareó con una sonrisa, anotando todo en el tablero de información mientras continuaba su viaje.

Afuera hacía fresco, pero la temperatura de la habitación era cálida gracias a la calefacción del lugar. Terminó su chequeo y tomó asiento en el otro extremo, buscando su botella de agua para refrescar su garganta después de la canción.

La tranquilidad del lugar lo arrulló, lejos de aburrirse por solo estar al margen con los horarios de comidas y comprobar que todo estuviera bien con cada uno de los cachorros, se sentía feliz de estar ahí y hacerse pasar el omega padre de cada uno, adorándolos. y dedicándoles la atención necesaria para su mejora.

Curioso, se inclinó lo suficiente como para poder observar de cerca al pequeño Hugo, sonriendo apenas lo vio moverse en su incubadora.

—Oye, al parecer todavía no quieres dormir, ¿verdad? Estás muy inquieto hoy, debe ser porque tu papá no vino hoy, ¿no?

Soltando un suspiro, movió el pequeño banco al lado del cachorro, levantando su mano para acariciar su cabecita. El alfa se había comunicado temprano con la enfermera, disculpándose por no poder ir ese día por seguir arreglando algunos problemas con su trabajo y el tiempo de incapacidad que tenía programado.

Pedri le había asegurado que no había ningún problema, pero lo cierto era que lo extrañaba, y al parecer a su cachorro también, permaneciendo inquieto gran parte del día como si estuviera atento a su llegada.

—¿Quieres que hable contigo? Sé que no seré tan interesante como con tu papá, pero puedo entretenerte, lo prometo. —sonrió, continuando con sus caricias en su cabecita—. ¿Qué puedo decirte? Tengo muchas experiencias aquí, pero no estoy seguro de cuál podría contarte, ¿qué opinas de la primera vez que lloré de terror cuando un cachorro tuvo una pequeña recaída? En ese momento yo recién ingresaba a la zona, estaba familiarizado con el trabajo con bebés, así que pensé que sería igual que allí. Pero una de las noches que tuve que cuidarlos, uno de los cachorros tuvo una recaída, por suerte no fue nada grave, pero me puse tan nervioso que hasta comencé a llorar mientras lo cargaba, hasta que llegó el jefe de turno y me ayudó. Tranquilízalo, él también me ayudó a calmarme y que no me estresara por verlos mal, porque si me enfermo, ¿quién más podría ayudarlos? La siguiente vez que pasó una situación similar supe reaccionar a tiempo y lo tenía bajo control, ahora ya no me siento estresado ni asustado, puedo manejarlo.

En ese momento, el omega había estado demasiado estresado y con el miedo recorriendo su cuerpo. En comparación con sus inicios, el omega ahora pensaba que era un tiempo muy lejano y lo mucho que había cambiado.

En ocasiones se reía de todos los miedos que había sentido hacía mucho tiempo, donde hoy eran sus mayores fortalezas, en esos momentos ni siquiera recordaba un miedo que pudiera tener, no podía permitírselo estando con tanta responsabilidad a su cargo.

—He visto demasiados casos, pero debo confesar que muy pocos como el tuyo, Hugo —apretó su mano libre sobre la tela de sus pantalones y continuó—. Cuando te trajeron a la zona tenía miedo de que tu padre fuera uno de esos alfas que se volverían locos, le recé a Dios para poder encontrar la fuerza suficiente para detenerlo en caso de que quisiera lastimarte, pero al contrario de lo que pensaba, simplemente se lo pasó mirando desde el pasillo, buscándote. Los primeros días estuve demasiado concentrado aquí, y en sus ojos pude ver el deseo de conocerte, y no con la intención de lastimarte, simplemente con las ganas de conocer a su cachorro, por eso lo dejé pasar y así también te ayudó. Es triste saber que solo os tenéis el uno al otro, pero lo podréis superar mientras mantengáis esa conexión especial, puedo notar como él te ama mucho y como daría su vida por ti, así como también te puedo asegurar que tú también lo amas mucho, debes sentirte orgulloso de tener un padre como él. Él no te dejará solo en ningún momento, y además siempre está dispuesto a superar sus miedos si eso garantiza que puede ayudarte a salir de aquí.

El omega continuó hablando, sin saber que su propio lobo se sentía conectado con el cachorro, sintiendo un cariño inmenso por él.

Siendo hijo de su destinado compañero, su lobo automáticamente sintió la necesidad de protegerlo, de marcarlo con su aroma y gritar a todos que era su hijo, lo amaba como si lo hubiera concebido, ese anhelo de tenerlo por a su lado y asegurarse de que nada le pasaría estaba devastando sus entrañas, sacando a relucir una faceta de él que nunca había experimentado hasta ese día. No tenía miedo, al contrario, estaba emocionado de saberlo todo, pero lo único que dudaba era la capacidad del alfa para entenderlo.

Ferran no tuvo mucho tiempo desde que perdió a su omega, aún estaba en duelo pero con el cual superó solo a causa de su cachorro, pero en cuanto se alejó, pensamientos intrusivos lo invadieron por completo.

Pero como su lobo comenzó a reaccionar con interés ante el enfermero omega, ahora tenía sus pensamientos ocupados con eso.

Estaba tan bloqueado por la situación, que ni él ni su lobo veían bien las señales de lo que realmente estaba pasando. Aunque esa noche, apenas terminó de emitir la última incapacidad para justificar sus faltas, acudió al hospital con la intención de al menos ver a su cachorro a través del cristal, sólo que necesitaba reducir la creciente ansiedad dentro de su pecho.

Tan pronto como le permitieron ingresar al área de recién nacidos y caminó por el característico pasillo que reconocía de días atrás, se detuvo al ver desde el otro lado como Pedri estaba sentado al lado de Hugo, demasiado inmerso en su conversación como para darse cuenta de la presencia del alfa fuera de la habitación.

Ferran se detuvo en seco, observando la escena frente a sus ojos con cierta admiración, deseando por un momento estar ahí con ellos, compartir ese momento a su lado. Su lobo se removió dentro, ordenándole que fuera a la habitación y se uniera, que no se quedará en el pasillo simplemente mirando quieto.

Sin hacerle caso, se limitó a estar ahí con una pequeña sonrisa en su rostro, sintiéndose repentinamente cansado.

¿Cuándo había sido la última vez que durmió? Siquiera, ¿cuándo había dormido?

Recargándose contra la pared frente al cristal, se permitió cerrar los ojos por un momento y respiró hondo, sintiendo una extraña tranquilidad arremolinar en su pecho y un particular aroma llegando a su nariz, perdiéndose completamente en él.

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