Epílogo

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—¡Voy! —la voz de Pedri resonó por el pasillo, bajando las escaleras a toda prisa.

Corrió hacia la puerta de la casa y la abrió mientras Alejandro colocaba la bolsa de regalo a su lado.
En cuanto intercambiaron miradas, se sonrieron y el castaño lo instó a pasar mientras terminaban con los últimos preparativos.

—¿Llegué muy temprano? —el menor cuestionó.

—No, está bien. ¿Quieres algo de beber, Ale? Estoy terminando de vestir a Hu, Ferran no debería tardar mucho en bajar a saludarlo.

—Está bien, ve a terminar lo que estabas haciendo, estaré en la sala —lo empujó suavemente por el pasillo, haciéndolo comenzar a subir las escaleras—. Cualquier cosa, él sabe dónde está la habitación de Hugo —con una sonrisa arrepentida, regresó al pasillo para terminar de vestir al cachorro.

Hugo cumplía un año, y con él también había llegado el día de la pequeña fiesta que habían organizado para celebrarlo. Pedri no estaba teniendo un buen día, demasiado apresurado por terminar de arreglar todo y recibir gente, se preguntaba dónde estaba su alfa para ayudarlo.

Se sentía demasiado presionado, pero cuando finalmente logró terminar de abotonar la camisa de su cachorro, sonrió aliviado de haber terminado su tarea más importante del día.

Vestir al pequeño estaba siendo todo un recorrido para los padres, ya que el niño prefería llevar sólo su pañal y, con un poco de suerte, una camiseta que fuera para dormir o algo informal en general.

Pedri casi había llorado al ver esos primeros comportamientos, ya que había hecho todo lo posible por comprarle la mayor cantidad de ropa posible al cachorro, incluso sus cajones estuvieron a punto de reventar porque lo que el omega vio para su pequeño, se aseguró de conseguirlo él.

—¡Ale! —Ferran levantó la voz cuando vio a sentado en la sala, dejando la bolsa de regalo en la mesa de café.

—Ferran, parece que llegué muy temprano.

Él sonrió divertido levantándose para saludarlo con un abrazo.

—Está bien, solo tuvimos algunos contratiempos y por eso tenemos prisa, pero no te preocupes por haber llegado a esta hora —rompiendo el abrazo, señaló detrás de él—. ¿Me ayudarías a sacar un par de bandejas? Pedri insiste en que debería sacarlos o se volverá loco si no los ve afuera.

—Por supuesto, adelante —acechando, lo acompañó a la cocina, recogiendo cada uno dos bandejas de lo que parecían postres en forma de pasteles adornados con varias figuras.

Cuando terminaron de arreglar las bandejas y se aseguraron de que las sillas estuvieran dispuestas, el mayor se sirvió un vaso de limonada, sintiendo la boca demasiado seca para su gusto.

—Sí, ¿qué está pasando, Fer? Pareces algo distraído —cuestionó con una ceja arqueada, intuyendo que algo estaba pasando.

—¿Qué? No pasa nada —se apresuró a negar, dejando el vaso a un lado.

—Espera, ¿planeas proponerle algo? —entrecerrando los ojos, obtuvo su respuesta—. ¿¡Le vas a proponer matrimonio!?"

El alfa intentó callarlo, colocando sus manos contra la boca del mayor.

—¡No grites!

Alejandro abrió los ojos sorprendido, emocionado por la repentina noticia. Maldita sea, se sentía muy feliz por la decisión de Ferran, sintiendo un sentimiento de orgullo creciendo en su pecho.

—Te deseo toda la suerte, aunque sé que no la necesitas, ambos están muy contentos el uno con el otro, que un compromiso más o menos no cambiará lo que sienten entre ustedes, ya se ven muy comprometidos así.

—Lo sé, pero a él le gustan esas formalidades y planeo darle todo lo que quiere —confesó con un ligero sonrojo en sus mejillas.

—Estoy pensando en proponerle que nos juntemos, y también tengo un anillo de compromiso en el bolsillo. He tratado de evitarlo todo el día para evitar que él lo vea, pero también quiero estar presente para ayudarlo. Todavía no estoy seguro de cuándo dárselo.

—Hazlo cuando todo esto termine, apuesto que así su entusiasmo por el compromiso durará más
—le dio unas palmaditas en la espalda y sonrió genuinamente—. Me alegra que hayas encontrado a Pedri, no sólo porque él es tu destinado, sino porque los dos se complementan demasiado bien. Hugo no podría tener mejores padres que tú, no sólo por el amor que le brindas, sino por la amor que tenéis el uno por el otro.

—Muchas gracias, Ale —con una última mirada, él lo abrazó antes de separarse—. Tengo que regresar, probablemente me esté buscando para terminar de sacar los últimos arreglos que guardaba en nuestra habitación.

—Vayan, estaré aquí para reemplazarlos como anfitriones —bromeó divertido, viendo como comenzaba a alejarse por el patio.

Balde inclinó su rostro lo suficiente para observar el cielo, sonriendo cuando sintió una paz inexplicable en su pecho. La diferencia de ver a Ferran hace sólo un año, en esa habitación del hospital totalmente afligido y devastado por la situación, consumido por sus miedos e inseguridades, le había roto el corazón en ese momento, pero verlo ahora siendo tan feliz como nunca lo había sido. La oportunidad de verlo, tener su propia familia y compromisos futuros que cumplir, todo parecía encajar en su lugar.

Aunque su viaje no terminó ahí, sabía que aún quedaban demasiadas cosas que la pareja haría una vez que dieran el siguiente paso hacia el compromiso, pero estaba feliz por lo lejos que habían llegado cuando ya no tenían esperanzas a poco de terminar hace un año.

Y cuando el resto del día pasó como un borrón ante los ojos de todos y la fiesta había terminado exitosamente, teniendo a un entusiasta cachorrito cubierto de betún por lo exigente que se había vuelto al estar frente a la mesa de la torta, las decenas de fotografías que había tomado con cada uno de los invitados y las presentaciones de amigos y familiares de ambos padres, habían finalizado la noche despidiéndose de todos con una gran sonrisa y agradeciendo su presencia.

El mayor se quedó el tiempo suficiente para cuidar al pequeño que tenía en brazos, pateando los globos que había en el patio hasta observar en el interior de la casa el momento en que el alfa se arrodilló y abrió la caja aterciopelada, tomando un mira el gesto de sorpresa del omega antes de saltar a sus brazos, cayendo los dos al suelo debido al inesperado impacto.

La risa sonó desde adentro, haciéndolo sonreír de la misma manera antes de volver su atención al cachorro.

Ahora todo estaba bien, todo había terminado de una manera especial para todos.

Fin

Pensando realmente si dejarle los extras.

HOLAAA ¿CÓMO ESTÁN?

espero y hayan disfrutado mucho esta historia como a mi para escribirla.

Es sorprendente como la he terminado tan de precisa pero como había dicho tenía muchas ganas de publicarla.

Déjenme saber sus comentarios a bajo.

También de paso les vengo avisando el motivo de tan rápidamente que se a subido éste fic. No tenía previsto que mientras escribía esta historia surgiera otra, pero esta me tiene muy emocionada. No daré mucho detalle pero realmente la estoy trabajando con mucho cariño para ustedes, y no quería dejar esta pausada sin terminar por otro proyecto.

Les quiere...

VELAS

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