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                                             † La demencia y el dolor causan malos estragos y recuerdos dolorosos para un futuro inestable.

                                            -Locuras y estupideces; 18 años.

Las situaciones sentimentales y yo, jamás, jamás funcionamos. O quizá aún no encuentro a la persona indicada, porque hasta la fecha, sólo han sido puras desgracias y relaciones fallidas.

En algún punto de mi vida, cree la ilusión en mi cabeza que me había enamorado alguna vez.

«¡Vaya tontería! ¿Amor? Te hace débil, niña»

Pero llegó la sabia de mi hermana y me aclaró la mente con lo siguiente:

—Nunca te has enamorado, sólo has llegado a apreciar a esa persona y tú sola te has hecho creer que te has enamorado—rodé los ojos—¡Pero no, Kell, no te confundas!

Debía escucharla.

«Tal vez así aprendes, y de una por todas dejas de confundirnos»

—Te has confundido porque la mayoría han sido tus amores virtuales, o pequeños ligues de sólo días—asentí porque mentira no era—. De tu parte, no sabes cómo vas a reaccionar al tener a esa persona de cerca, que se vean, que convivan juntos, sólo si eso pasará sabrás si es amor o si sólo es otra persona que te gusta, pero no que amas.
«No confundas atracción con un sentimiento más profundo como estar completamente enamorada de esa persona, Kelly. Es hora que sepas diferenciar.»

A ciencia cierta, ella tenía razón. Si no era un amor virtual pasajero, del cual al cabo de un tiempo me cansaría, era una persona con la que duraba muy poco de novios. El caso es que, me sofocan con tanta miel, tantos abrazos y querer que siempre pasemos juntos, en mis neuronas el sistema de noviazgo no funciona así… Pero tampoco sé cómo sí.

Y ya luego esta el factor de; confusión. 

¿Por qué siempre me confundo? O aún peor, ¿Por qué siempre me he confundido en querer y amar?

La verdad es que, soy un alíen que no puede amar. 

«¡Ja! Ya quisiera yo»

Pero la realidad era muy diferente, tengo problemas mentales y estos me hacen que me confunda.

¡Tengo problemas de atención!

Malditos problemas de atención.

En mi niñez mamá fue una persona presente pero ausenté, trabajaba para que nada nos faltará pero por su trabajo era muy poco lo que convivíamos con ella, papá se fue cuando tenía tres años, y a la fecha nunca ha estado para mí.

Sólo tenía a mis dos hermanos y, si, para entonces no me llevaba bien con ninguno de ellos.

Fuí yo tratando de entender el mundo, y lo que recibí fue algo grosero, un caos allá afuera. Las personas no eran como me las figuraba la televisión y los niños eran horribles. Por mucho tiempo fuí la niña callada del rincón en el salón, la que no opinaba nada en clases, la que no llevaba tareas, la que siempre estaba sola, la que no tenia amigos.

Solo era yo.

El bullying no tardó mucho en hacerse presente, tan sólo era una niña de ocho a nueve años, y ellos se portaron mal. Se rieron de mí, me molestaban, me tiraban gusanos muertos, mierda, yo sólo quería desaparecer de ahí.

Las cosas no eran fáciles, no tenía con quién hablar, no podía hablar de ello porque sólo era una niña y qué niña no es feliz a esa edad.

Las cosas empeoraron al llegar a la adolescencia.

—Lo que pasa contigo es que, te da miedo estar en una relación, por miedo al que dirán las personas, los demás, tus amigos, mamá. Es por el miedo a que cuando te toquen te sofoquen, te hagan sentir incomoda y entonces ya dices; ¡No me gusta, lo voy a terminar!

Y vaya que ella no mentía. Esa era mi realidad.

—Si algo sale mal, tu primera escapatoria es terminar. Así nunca podrás estar con nadie. ¡Sólo los ocupas para el momento que te sentís sola y quieres atención de alguien más! Luego son desechables y cuando no, crees que te has enamorado; y entonces, eres tú anclándote a otra persona de nuevo.

La verdad nunca a dolido tanto, pero reconozco que tengo esa falla. Y en otras sólo era un factor distinto.

Como decía mi mejor amigo, Jhoel, cada vez que le contaba algo:

—¡De nuevo, es la presión social, Kelly! No dejes que la maldita presión social pueda más contigo.

Pero, a estas alturas sabia que un día llegaría alguien que no sólo haría que me enamorara por primera vez, sino que también sabía que podía destruirme si me tenia en su poder.

Sabía muy bien que, algún día, en cualquier lugar; llegaría el villano que sería capaz de quemar el mundo por mí. Díganme dramática o loca, pero elijo mil y una vez a un villano que a un príncipe azul.

Después de todo, el amor es torpe y deja que cuando amas a alguien verdaderamente autorice para destruirte también, para tomarte entre sus manos y apoderarse de ti.

Un día me pregunte, ¿Por qué los seres humanos son tan estúpidos cómo para dejarse que alguien más–aparte de uno mismo–se adueñen de su vida?

Una vez empiezas a amar, estas entregando las llaves de tu castillo, de tu guarida, de tu refugio, de tu troya. Baja las manos y ese mismo sentimiento al que has entregado todo, se encargara de destruirte.

¡Así es como veo el amor!

Es que el amor para mí sonaba como un sentimiento egoísta, una vez le dabas cavidad en tu corazón y el ya se llegaba a sentar en el trono. No obstante, no siempre es el caso, y también debes aprender a respetar los pensamientos de los demás, pero en mi cabeza sonaba así.

Sin embargo, sabía que, si me pintaban a mí en ese cuadro con mi villano, le entregaría las llaves de todo mi reinado pobre. Porque poco a poco, iba a caer yo también, en algún momento, en cualquier lugar.

Danielle me volvió animar para cuando le viera de nuevo, le hablara. Una parte de mi quiere hacerlo y la otra no. Él es un poco especial, me ha sacado de muchas sin siquiera hablarme.

Habrá algunos vagos recuerdos de los que cuando sea una adulta madura al recordarlos me den vergüenza, pero habrá otros que al recordarlos le harán bien a mi corazón y sé que voy a sonreír de mis recuerdos que valieron la pena de mi adolescencia. Y no cabe duda alguna que él será uno de los mejores.

Porque hay días en los que quiero vivir y disfrutar de la vida, de mi aburrida adolescencia, salir y quizá, por primera vez; vivir, sentir. Pero luego llega mi bipolaridad y me hace encerrarme en mi habitación y odiar la humanidad.

Hay días en los que quiero ser una chica normal y otros en los que quiero ser todo, menos algo normal y monótono.

Pero mi vida está llena de la monotonía que me consume.

El chico del autobúsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora