† Los finales felices nunca existieron, sólo cada escritor moldeo a su manera su propia historia.
-Tan serena y oscura como la noche; 18 años.
“Libro-suicidio”
Así se debería llamar esto, después de todo.
Estamos acoplados a leer historias de romance, y por más mierda que sea la vida de los personajes, por mucho que vayan a pasar sabemos que habrá un final color pastel o simplemente una segunda parte en donde pueda ser; “Y vivieron felices para siempre.”
Yo también amo los finales felices. Yo también deseo tener una vida así.
Pero en mi vida es todo lo contrario a los libros que suelo leer, hay tanta mierda que nunca bastara un libro o miles para poder relatar mi día a día, o toda una vida.
Quisiera poder explicar cómo me he sentido, cómo me siento, cómo la he pasado y todo lo que me ha pasado en menos de un año. Pero, no creo que miles de páginas para completar un libro basten para poder contarte mi historia de una manera amplia y especifica.
Sigo queriendo mandar a la otra avenida todo, y darme de baja de una vez por todas. Pero, aunque más lo quiera, sé que existe algo que me impide hacerlo.
«¡Personas!»
¿Por qué será que las personas que más bien nos hacen, siempre–casi–están lejos de nosotros?
Es una interrogante que siempre ha estado en mi cabeza, pero que nunca tiene respuesta, hasta hoy.
Llega un día en el que te das cuenta que las cosas no han cambiado mucho desde hace tiempo. Solo han evolucionado.
Llega el momento en el que te das cuenta que estas igual de rota que; “un boulevard de los sueños rotos” hasta que te das cuenta que estas igual de destruida que Troya, igual de vacía que las calles de la cuidad por las noches.
Hasta que descubres qué, eres una en un sitio cualquiera donde no sea o tenga que ver con tu casa. Para luego ser otra tú en casa.
Me pasa mucho…
Y pesa mucho…
Suelo ser alegre, bromista, quizás divertida en diminutas ocasiones con demás personas.
Sonrió más, hablo más.
Me mantengo en un perfil de “chica bonita”, pero la belleza es superficial, al fin y acabo, ¿de qué sirve la belleza?
Si al llegar a casa soy una persona amargada, enojada, no hablo mucho, no sonrió mucho, soy pésima, egoísta, ofendo con mis palabras y acciones. Entonces, ¿quién soy en verdad? ¿soy una mala persona?
No quisiera tener personalidades diferentes, pero por alguna razón siempre lo hago. Siempre estoy creando mis muros. Quizás aun me estoy descubriendo, quizás.
Pero de algo estoy segura, me gusta escuchar música, me gusta descubrir música nueva y darles un significado para mi vida. Me gusta leer, me gusta relajar mi mente, cuerpo y alma con un buen libro y una pequeña taza de café recién hecho, aunque a veces me termino estresado.
Me gusta ver el cielo, las estrellas y la luna. Me gusta sentir la brisa fresca y la lluvia helada en mi rostro. Me gusta el silencio, no porque este triste, no; sino que es un buen sentimiento, puedes analizar muchas cosas y estar más relajado.
Me gusta escribir pequeños fragmentos que vengan a mi cabeza en cualquier situación, me gusta poder ser yo conmigo misma, sin mascaras o perfiles. Me gusta la sensación de sentirme bien cuando por las noches retiro el maquillaje de mi rostro, creo que es mi parte favorita del día.
Me gusta verme al espejo sin una gota de maquillaje y sentirme bonita.
Pero por alguna razón, a la mañana siguiente volvemos a hacer lo mismo que el día anterior, se ha convertido en una maldita rutina. Porque los seres humanos naturalmente somos adaptables, y nos adaptamos al cabo del tiempo, para luego convertirla en una rutina.
Como lo es sonreír, aunque no te sientas bien.
Somos todo y a la vez nada.
Pero yo últimamente me siento más como nada.
Y por estas y muchas razones no dejamos que existan más personas en nuestro mundo, porque jamás serán capaces de poder entendernos y comprendernos sin antes juzgarnos para luego proceder a dar una tonta explicación para que al menos traten la manera de entendernos y luego darnos su miserable; te entiendo.
¿Pero realmente lo hacen? ¿por qué no primero trataron de conocernos mejor en vez de sólo disparar a matar?
«¡Es que son seres humanos, recuérdalo!»
¿Ya he mencionado qué estoy cansada de todo esto?
Porque en verdad lo estoy. Incluso estoy cansada de mí, y de fingir frente a todos que estoy bien, que soy una persona normal, que soy feliz, pero hace tantos años que no me siento bien. Ya ni siquiera recuerdo cuando fue la última vez que pude respirar sin preocupaciones o sin sentirme agobiada y preocupada por mi futuro.
Y tampoco sé en qué momento dejé de ser Kelly.
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El chico del autobús
Short Story¡Bienvenido aventurero, a un mundo de depresión y caos! ••• ¿Qué dónde lo conocí? Pues, en un autobús. ¿Qué si fue coincidencia, causalidad o destino? No lo sé. ¿Qué quién es él? Ojalá lo supiera, pero sé qu...