† Así que, existe el famoso arcoiris luego de la tormenta, ¿No? Pero yo prefiero llamarlo “mientras esté bien”, mientras la felicidad me dure, porque luego la tempestad regresa y con mucha más fuerza.
-Yo, celeste; 19 años.
Tiempo después:Recuesto mi cabeza en la ventana del autobús, cierro mis ojos y siento las vibras de la música transmitirle paz a mi alma. A través de mis auriculares se reproduce Reflections de The Neighbourhood, abro mis ojos y sigo viendo por la ventanilla, doy un suspiro profundo y viro mis ojos a la izquierda, los detengo en mi objetivo.
Es el chico que va sentado adelante de mí a la izquierda, el mismo chico que hoy en día me gusta. Desde mi posición lo puedo observar muy bien, lleva como siempre sus auriculares alambricos, me pregunto; ¿qué clase de música escuchá?
A lo mejor siente que lo estoy observando porque voltea a verme y como si de un delito se tratase lo que estoy haciendo vuelvo inmediatamente mi mirada a la ventanilla del autobús.
Sonrió para mi porque me pilló observándolo.
Por un momento eternamente me detengo de golpe a pesar en mi yo del pasado; esa que a duras penas avanzaba a paso lento, en todas las ocasiones que quise enviar todo a la mierda y renunciar a mi vida, en la múltiples veces que me quise hacer daño a mi misma de muchas maneras, y que lo hice.
En esos momentos en los que sólo quería que todo se detuviera y a consecuencia de ello abusaba de sustancias.
Me detengo a pensar en esos días en los que solo quería seguir en mi cama metida bajo las sábanas y dormir para evadir todo, llorar para callar, y luego continuar como si nada me pasará.
Era muy frágil, quizá lo siga siendo, a lo mejor mañana amanezca sin ganas de vivir, probablemente por la tarde me sorprenda un ataque de pánico después de mucho tiempo, quizás tenga que fumarme un cigarrillo para calmarme y luego reprocharme a mi misma por haberlo hecho de nuevo.
Sin embargo, creo que soy más fuerte que ayer, más valiente que anoche, y más sensata que hace una hora, sé lo que quiero y porque lucho incluso conmigo misma, sé mis sueños y metas, conozco mis capacidades, soy sabedora de lo que me hace bien y lo que no.
No estoy segura del mañana, tampoco de las siguientes horas de este día, pero sea el tiempo que sea que tenga aquí, voy a vivirlo, voy a disfrutarlo; porque creo que soy privilegiada con un día más. Muchos no pudieron ver el amanecer de ahora.
Pero yo si lo logré. Algo torpemente.
Hay ocasiones en las que simplemente quiero ya no estar aquí, dejar de sentir dolor y preocupación por mi futuro; el miedo de que estoy haciendo mal las cosas hace que me sienta terrible conmigo misma. La presión social me acaba aún más peor, tal y como dijo mi amigo Jhoel.
Tal vez debería dejar de presionarme tanto y exigirme, quizá sólo debería disfrutar de la vida hoy de joven, dejar de cuestionarme por todo y dejar de sobre pensar por las noches, sería un gran inicio.
Creo que seguiré el consejo de Jhoel, tomaré tiempo para mí, para sanar, para liberarme, para ser yo misma, para conocerme, para disfrutar y sobre todo para amarme.
El chico del autobús con una simple mirada me dió aliento para seguir, sacó sonrisas de mi cuando todo dolía, me hizo querer saber más de ese misterioso, hizo que me olvidará por cuestión de minutos o segundos de lo que me atormentaba y que solo sonriera, hizo que el dolor fuese lento pero no tan doloroso.
Hizo que quisiera vivir.
Me devolvió una parte de mi que había olvidado, me devolvió las ganas de seguir cuando creí que ya no más podía, me devolvió las sonrisas tontas, pero también me devolvió aquello que habia perdido y no sabía como recuperar, mi amor por escribir.
Supongo que la mayoría de jóvenes hoy en día cometemos un grave error cuando nos sentimos mal, y es refugiarnos en las redes sociales. Por mi parte, las redes sociales sólo acaban con mi poca estabilidad emocional en muchas ocasiones. Tendemos a simplemente destruirnos a nosotros mismo y convertir nuestros traumas en chistes.
Deberíamos hacer conciencia de lo que eso conlleva y refugiarnos en algo más simple pero que sepas que te puede sanar o llevar al éxtasis de la paz para el alma y mente.
Yo por ejemplo, lo hago aquí, y justo ahora.
Él me hizo querer seguir, devolviendo algo que él no me había quitado, pero ahora me toca a mí, es hora de seguir mi camino y ser valiente y fuerte, afrontar mis problemas y saber sobrellevarlos.
Jamás voy a encontrar una respuesta concreta de lo qué pasó, jamás voy a poder darle significado alguno o si alguien me creerá.
Porque luego de esas pocas ocasiones en la que se apareció en mi camino, luego de la última vez, nunca más volví a verlo. Ya ni siquiera recuerdo su rostro, porque cuando trató de obligarme a recurdarlo, sólo una silueta puedo recordar, una silueta sin rostro. Y eso me aterra, me aterra la idea de ya no recordar.
No sé quién o de dónde viene, pero de alguna manera me salvó.
Quizás sepas de mi en algún tiempo después, quizá en un par de años, no lo sé. Pero te prometo que cuando regrese será porque he sanado eso que los demás no saben y no ven, pero que tú y yo sentimos. Regresaré cuando acabe mi tratamiento y esté lista para salir y aventurarme en este mundo caótico.
Yo soy Kelly Miller, y gracias por viajar conmigo en este tiempo.
En mi pequeño mundo de mucho caos y confusión.
Componiendo las estrellas más brillantes, en la constelación de mi vida.
- Kim NamJoon.
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El chico del autobús
Short Story¡Bienvenido aventurero, a un mundo de depresión y caos! ••• ¿Qué dónde lo conocí? Pues, en un autobús. ¿Qué si fue coincidencia, causalidad o destino? No lo sé. ¿Qué quién es él? Ojalá lo supiera, pero sé qu...