Extra 2

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N/A: El capítulo que estás a punto de leer es de temas delicados. Contiene saltos en el tiempo de diferentes momentos de la vida del personaje. Esto no altera para nada el final de la historia, sólo te ayudará a entender mejor su vida y por lo que pasó.

Sin más preámbulos, que lo disfrutes.

(Narrado en tercera persona.)

- En algún momento; edad equis.


La mano de la chica tiembla, sus dedos sostiene un cigarrillo, el humo se esparce en el aire contaminado, ella tiene la vista perdida en algún rincón de la habitación, las lágrimas descienden por sus mejillas, su respiración es entre cortada, eleva el cigarro hasta su boca, donde lo posiciona entre sus labios e inhala el humo que retiene por un instante para luego exhalar este mismo.

Seca con rabia las lágrimas y se obliga a ya no llorar.

Da un suspiro cargado y pesado, chasquea la lengua y apaga el cigarro.

-Debo dejar de comprar esta mierda.

Se reprocha para luego ponerse en pie, sacude su tracero y se dirige al espejo donde se ubica frente a él.

-¿También te duele?-le pregunta a el reflejo-¿Tú también quieres poner un alto a tu miserable vida?

El reflejo no responde nada, y ella sigue hablando.

-¡Quisiera ser fuerte! En verdad que quiero serlo. Soy muy débil y estúpida. No sé como poder llevarlo todo en orden, mi vida es un desorden, ¡Yo soy un caos!

Las lágrimas ya no las puede contener más, al cabo de un momento su cara yace humeda por la cantidad de lágrimas que descienden de sus ojos.

-¿Por qué no puedo estar bien? ¿Por qué?

Toma el hillet de su encondite, la mira como solución o algún tipo de escapatoria. Corta sus piernas y la sangre brota de las recientes heridas, vuelve hacer un corte más cerca de la pelvis donde marca un corazón. Un corazón que bota sangre roja. Un corazón herido.

Tapa sus piernas con la tela de su pantalón causando que sienta un leve dolor. Se oyen pasos asomarse hasta la habitación, da un respingo y corre a secarse la lágrimas y sonreír.

-¿Qué te pasá?-pregunta una voz a sus espaldas.

-Nada.

Responde ella sin darle la cara.

-Entonces, ¿por qué estás llorando?

-¡Ah, sí! Es que estaba leyendo un libro.

Sonríe y le da la cara a la mujer frente a ella.

-¡Por dios, hija, terminarás loca!-le dice su mamá, ella solo sonríe y su madre da la vuelta y se vá.

La chica suspira. Otra vez más, la hizo bien. Ocultó bien la realidad por la que lloraba.

Como podía decirle a su madre que estaba llorando porque se sentía nada, porque se sentía insuficiente, porque nada le salía bien, porque la vida era una mierda, porque le pasaban tantas cosas de las cuales ni ella sabía...

Seguramente y la regañaba, y, al final de cuentas le echaría toda la culpa a ella y a las tantas horas que pasaba con el celular. Mejor se quedaba callada, era lo mejor. Aunque por dentro solo quisiera gritar y desahogarse de eso por lo qué por las noches lloraba, por eso por lo qué no hablaba.

***

La música se reproduce a través de sus auriculares, como siempre escuchaba a una de sus bandas favoritas, en este caso The Neighbourhood.

El chico del autobúsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora