Metanoia | Alonso Villalpando |

3.

Y aquí me encontraba con Marie, haciendo carteles para el concierto.

No era mi idea para pasar un jueves por la tarde pero Marie era mi mejor amiga y no podía decirle que no, nunca, por más que quisiera no podía, insistía hasta que conseguía lo que quería y vaya que era insistente.

―¿A quién le vamos a pedir que suba su cierre? ―la miré frunciendo el ceño.

―A Jos ―moví mi cabeza a un lado, como pidiéndole que me explicara el porqué―. Los chicos tienen varios cambios de ropa y Jos tiene un pantalón en el que el cierre no le sirve bien.

―Ya ―asentí y seguí remarcando con el plumón negro.

A los diez minutos ya me sentía volando por la nubes, si saben a lo que me refiero. Me encantaba trabajar con plumones permanentes, pero llegaba un momento en donde me mareaba y ya no respondía como debía.

―Voy por agua, ¿quieres un poco? ―me levanté el piso y Marie asintió.

Hice mi camino a la cocina; entre más me tardara mejor. No quería seguir drogándome con ese horrible aroma. Lastimosamente sólo iba por agua y me tardé mucho menos de lo que esperaba. Volví a donde estaba Marie y le entregué el vaso, también se veía algo mareada.

―Yo digo que tomemos un descanso ―reí, las dos estamos muy atarantadas con el aroma.

―Completamente de acuerdo ―se levantó y ambas nos sentamos en el sillón de la sala.

Nos quedamos en silencio mientras bebíamos el agua que había traído, ninguna dijo nada, incluso cuando ya habíamos acabado de beber nuestra agua.

Estaba a punto de decir algo cuando el celular de Marie sonó.

Lo cogió de la mesita de centro de la sala y luego lo desbloqueó, pude ver una foto de los chicos de CD9 de fondo, negué para mí misma, esta chica estaba más que enamorada de esos tontos.

La vi entrar a wathsapp y luego me miró.

―¿Qué cosa? ―la miré sin expresión alguna, ella sonreí traviesa.

―Mira ―me extendió el teléfono.

Y estás con Sofi?. 19:47pm

Me fijé en el contacto y me limité a girar lo ojos, le devolví el celular a Marie y luego miré al frente sin decir nada.

―¡Oh vamos! ―golpeó el sillón con ambas manos cosa que hizo que diera un brinquito.

―¿Qué? ―fruncí el ceño y la miré mal.

―No me digas que no te gusta Alex ―se acomodó en el sillón de manera que quedó sobre éste con las piernas cruzadas.

―No ―negué―, y no trates de emparejarme con él, no va a funcionar.

―No has tenido novio en... ―fingió contar con sus dedos―. ¡Mil años!

―¿Y tú crees que es apropiado para una anciana de mil diecisiete años como yo, salir con un escuincle de dieciocho? ―soltó una risita.

―¡Vamos Sofi! ―tomó mi mano y negué―. Hace mucho que no te veo enamorada, no puedes seguir rechazando a los hombres.

―Obsérvame hacerlo ―me encogí de hombros.

―Eres imposible ―me abrazó.

Realmente no llevaba mil años soltera, sólo habían pasado cuatro años, y la verdad es que no estaba interesada, ni un poco, en tener una relación. Es verdad que tenía crushes con varios chicos de la escuela pero últimamente ésta me había tenido tan ocupada que no me dejaba tiempo de tener una relación amorosa con alguien del sexo opuesto y estaba bien; no me sentía sola, bueno sí, algunas veces deseaba poder tener a alguien que me abrazara y me besará en un plan de noviazgo pero luego veía a las chicas pelear con sus novios y me sentía completamente agradecida. Yo no tenía necesidad de andar pidiendo explicaciones y tampoco estaba en condiciones de que alguien más me las pidiera, eso definitivamente no era una relación sana.

En cambio, Marie es de las chicas que creen en cuantos de hadas y toda esa mierda de la que hablan en los libros de amor. No es que no me gusten los libros de amor, en realidad me encantan, pero en comparación a ella, yo tenía mis pies en la tierra, sabía que eran cosas fantasiosas, cosas que no pasaban en la vida real, no quería convertirme en una Madame Bovary.

―Pues continuemos antes de que se haga más tarde ―se separó de mí y palmeó mi pierna―. Estoy tan emocionada por mañana que apuesto a que hoy no podré dormir ―hizo un baile extraño en medio de la sala y me reí.

Pero no una risilla simple, realmente me reí, llegué a tal grado en que el estómago me dolió y el aire me comenzaba a faltar, era una sensación increíble que pocas veces me pasaba.

Maire era tan ocurrente a veces.

―Deja de reírte y ven a ayudarme ―dijo sin despegar la vista de la cartulina que decía Ustedes son mi amanecer, los amo.

―Ya voy ―sonreí y me agaché para poder continuar rellenando las letras.

―Más te vale que quede bonito, huh ―me señaló con su dedo índice pero aun sin quitar la vista de su trabajo.

―Está quedando lo que le sigue de hermoso ―levantó la vista y sonrió ampliamente.

1.- Madame Bovary es una novela francesa escrita por Gustave Flaubert que relata la historia de una mujer que se dejó influenciar por los libros de romance, los cuales la llevaron a cometer errores durante su vida con tal de encontrar un amor de cuento.

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¡Hola!

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Un beso x.

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