16.

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Hola, ¿estás? 7:30 A.M

¿Y tú eres? 7:31 A.M

Oh sí, soy Alonso. 7:31 A.M

Aventé el celular al tapete que se encontraba frente a mi cama y me dejé caer sobre esta.

¿Qué rayos hacia despierta tan temprano?

¡Son vacaciones!

Con pereza me levanté de la cama, sabía que estando despierta ya no podría recuperar el sueño y solo estaría dando vueltas y terminaría con dolor de cabeza.

Me puse mis pantuflas y salí de la habitación para después bajar a desayunar algo. La casa estaba vacía, mis padres seguramente ya se habían ido a trabajar y en cuanto a Javier, bueno, no tengo idea de su paradero, probablemente estaba medio muerto en su habitación.

Agarré un tazón y me serví un poco de cereal con leche, últimamente era lo único que desayunaba.

―¿Qué haces despierta? ―me giré para mirar a mi somnoliento hermano quien se tallaba los ojos.

―Eso mismo me pregunté yo ―me encogí de hombros y camine al sillón―. ¿Alguna idea de por qué pasó esto?

―La verdad no ―caminó a la cocina dejándome sola en la sala.

Encendí el televisor y como era de esperarse, solo había noticieros, algunas películas y dibujos animados infantiles.

Opté por ver Peppa Pig, era lo más cercano a entretenido.

―Cool ―dijo Javier colocándose a mi hermano―, Peppa pig.

Me limité a mirarlo con el ceño fruncido mientras metía una cucharada de cereal a su boca después ambos nos reímos y sí, Javier escupió el cereal.

Desagradable, ¿no?

Después de ocho capítulos de Peppa pig y cinco reclamos por parte de mi hermano pidiendo que no le cambiara de canal, cada quién se fue a su habitación.

Levanté el celular que aún se encontraba en la alfombra y vi la hora: 8:58 a.m. ¿Y ahora qué?

Agarré unos jeans del ropero y una playera blanca de mangas negras de uno de los cajones. También saqué ropa interior y mi toalla.

Había estado ligeramente soleado, eso quería decir que talvez, pero solo tal vez, había agua caliente en la regadera.

―¡No vayas a tardarte enana!

―¡Hubieras entrado primero, tarado! ―grité mientras abría la llave del agua caliente.

Y en efecto, el agua estaba caliente. No era la gran cosa pero al menos no estaba fría.

Una hora después salí del baño pues quise aprovechar el agua caliente y además quería molestar a Javier. A veces era un mal hermano, o tal vez yo lo era.

―Listo ―sonreí mientras tocaba a su puerta― por cierto, me terminé el agua caliente.

Rápidamente corrí a mi habitación y le puse el seguro, las patadas de mi hermano se hicieron presentes en mi puerta al igual que los gritos.

―¡Sabes que casi no hay agua caliente por ese maldito calentador solar! ―dijo y entonces escuché una puerta azotarse.

Bien, eran las diez de la mañana y ya no sabía qué hacer.

Desbloqueé el celular y le mandé un mensaje a Alonso.

¿Qué haces? 10:07 A.M

Creí que no me hablarías,. Estoy desayunando, ¿y tú? 10:08 A.M

Metanoia | Alonso Villalpando |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora