8.

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―¡Todos los chicos me han seguido! ―gritó Marie mientras despegaba el auricular de mi oído―. ¡Esa era la sorpresa!

Me limité a callar durante los próximos dos minutos en los que se la pasó gritando y diciéndome lo feliz que estaba por tener seis de seis después de una larga espera.

―Bien ―busqué mi lapicera en la mochila―. Debo continuar con mis guías, luego hablamos.

Me apresuré a colgar antes de que pudiese decir algo y comencé con los interminables problemas de cálculo.

No era una gran fan de esa materia pero tampoco la odiaba, es sólo que había que hacer miles de procedimientos para lograr llegar a un triste y mísero resultado.

― Sofía, cariño ―me gire a ver a mi mamá quien llevaba la taza que le había comprado entre manos―, ¿no vas a desayunar antes?

―Ajá ―me levanté de la cama y agarré el teléfono que estaba en el buró para devolverlo a su lugar. Seguí a mi mamá hasta la cocina y me sirvió un poco de chocolate caliente mientras yo dejaba el teléfono.

―¿Quién gritaba tanto hace un rato? ―tragué el chocolate y rodé los ojos.

―¿Tú quién crees?

Me miró de mala gana.

―¿Qué cosa? ―fruncí el ceño.

Se limitó a negar con la cabeza.

―Tu papá y yo iremos a comprar los artículos de limpieza, ¿vienes?

―La verdad es que no puedo, tengo guías por terminar ―me encogí de hombros.

Me levanté de la silla y dejé la taza sucia en el lava trastes para después volver a mi habitación. La verdad es que no me entusiasmaba la idea de quedarme en casa a hacer guías, pero menos me entusiasmaba la idea de tener que pasar mi verano estudiando para los extemporáneos.

+ + +

Había pasado las cuatro horas más estresantes de toda la vida, entre que no me salían los problemas de cálculo y entre la cantidad de notificaciones que me llegaban de twitter y mensajes de Marie.

Decidí que siendo la una de la tarde ya era necesario un baño. Tomé una toalla y me metí, me hubiese encantado decirles que el agua estaba deliciosamente calientita pero no era así.

Resulta que hace unos meses mi mamá se había vuelto toda una amante de la naturaleza; en realidad siempre lo había sido pero de una fecha para acá lo era más. Incluso se había suscrito a esa organización llamada Greenpeace.

Volviendo al tema del agua, hace dos meses mi mamá decidió que era hora de aprovechar los hermosos rayos de sol que nos ofrece la vida y compró un calentador solar. Al principio teníamos dudas acerca de que funcionara pero cada vez que mi mamá lo comentaba con alguien, siempre le decían que eran realmente buenos y que el agua se mantenía caliente incluso aunque no hubiese sol.

Mentiras.

Todo eso son mentiras. Si alguna vez su madre decide comprar un calentador solar, asegúrense de tener un calentador de gas también porque de no ser así, en los días en los que no salga el sol su agua estará fría.

Maldije por lo bajo mientras las gotas frías caían sobre mi cuerpo y traté de apresurarme para salir más rápido que de costumbre.

Opté por ponerme uno pantalones negros ajustados y una playera blanca, ya que no iba a salir me quedé en pantuflas.

Como ya había terminado mis guías me puse a ver la televisión, en realidad no había mucho que ver así que decidí poner una película: Cartas a Julieta.

No era de mis favoritas pero...vale, si, si era de mis favoritas. Sobre todo porque la historia había sido desarrollada en Italia, siempre se me ha hecho un lugar realmente hermoso y tengo muchísimas ganas de ir por allá algún día.

La película iba por la mitad cuando mi celular sonó.

Voy para tu ksaaaaa.

Casa* aquí te espero.

Y media hora después me encontraba viendo el concierto de CD9 otra vez. De haber sabido que venía para eso, le hubiese dicho que me había mudado a Japón y que por lo tanto no me encontraría en casa si viniera, pero no podía ver el futuro y mucho menos leer mentes así que ahora no podía hacer nada más que ver el videíto ese.

―Ya no te conté que pasó con los DM's ―me giré hacia Marie mientras los chicos esos cantaban Amante bandido.

―¿Te mandaron DM's? ―fruncí el ceño y ella asintió.

―Sí mira, te cuento...

Y así estuvo toda la tarde, lo juro, no la pude callar ni por un momento. Me contó que Jos y ella habían estado hablando de cualquier cosa; con Bryan, dijo que estuvo hablando acerca de canciones, luego mencionó a este chico cuyo nombre no recuerdo, dijo algo de haber hablado acerca de emojis y no sé qué más; después estaba Alan, exacto, el de la taza, dijo que era muy divertido y que se la habían pasado contándose chistes toda la noche y por último habló de Alonso y una iguana o camaleón o lagartija, no lo sé, realmente no estaba prestando mucha atención, no era algo que me interesara.

―Por cierto ―pausó―, vi que Alonso te siguió ―movió las cejas de una manera muy divertida.

―Ah si ―la miré desinteresada.

―¿Cómo que ah sí? ―hizo una imitación barata de mi voz y rodé los ojos.

―¿Qué quieres que te diga o qué haga? ―la miré seria― ¿Quieres que me ponga a gritar como una loca y a brincar por todos lados?

―Es Alonso Villalpando de quien estamos hablando ―rodó los ojos―. Deberías sentirte un poco halagada al respecto, no eres coder y te sigue.

―Sí, bueno ―pausé―, no me siento ni un poco halagada, no te imaginas la cantidad de menciones que he estado recibiendo desde que ese chico me siguió. Unas chicas son bastante groseras.

―Están celosas, es lógico que sean groseras ―me golpeó suavemente el hombro.

―Pues no me gusta que sean así conmigo ―me levanté del sillón y caminé a la cocina.

De pronto me di cuenta que ya había oscurecido, ¿cuánto tiempo tenía que Marie estaba aquí? Cuando llegó aún había sol.

Me serví un poco de leche y le ofrecí un poco a Marie quien con gusto aceptó, le pasé el bote de chocolate en polvo y le puso un poco a su taza y otro poco a la mía. Mientras devolvía todo a su lugar, el teléfono de mi amiga comenzó a sonar. Rápidamente lo cogió y yo me limité a rodar los ojos.

―¡AAAAH!

¡Carajo!

Marie debía dejar de gritar como una loca, me había hecho derramar un poco de leche sobre mi playera.

―¡¿Qué diablos sucede contigo?! ―grité y cogí un trapo.

―Mañana habrá una firma de autógrafos, ¡tenemos que ir!

―¿Tenemos? ―hice mi intento fracasado de levantar una ceja.

―Sí, tú vas a ir conmigo.

―Ah no, eso sí que no ―negué repetidamente con la cabeza mientras agitaba mis manos al aire también negando.

+ + +

-¡Hola!

Como les prometí, hoy tendrán un pequeño maratón de tres capítulos, ¡Sí! leyeron súper bien, van a ser tres :) 

Y  bueno, voy a subir cada dos o tres horas ya que tendré que salir y bueno, mientras voten y comentan c:

Paaaaz.

Cit.

Metanoia | Alonso Villalpando |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora