12.

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Menciona el nombre de siete sistemas del cuerpo humano.

¡Uhhh! Ésta la sé.

Sistema óseo, circulatorio, endocrino, nervioso, digestivo, excretor, tegumentario.

Dibuja el corazón humano y sus partes.

Esa era la última pregunta. Para ser honesta, creí que el examen vendría mucho más difícil, es cierto que todas las preguntas eran abiertas pero no eran difíciles, estaba segura de que obtendría una nota alta.

―¿Cómo te fue? ―Marie corrió hacia mí apenas salí.

Ella también había presentado examen de Ciencias de la salud pero había salido hace ya quince minutos lo cual me sorprendió.

―Tal parece que si apruebo ―sonreí y bajé mi mochila para guardar las cosas que había utilizado.

―Genial.

―¿A ti? ―me levanté y acomodé mi mochila en mi hombro.

Hizo una mueca de desagrado y entendí el mensaje. Hice un sonido con la boca como de flatulencia y luego ella asintió.

―Creí que lo sabía todo pero sólo contesté como veinte preguntas ―comenzó a caminar frente a mí dando pasos grandes.

Eso quería decir que le había ido peor que horrible, pues el examen constaba de sesenta preguntas, ni siquiera había contestado la mitad de éste.

―En fin ―alargó la primera palabra―, he estado hablando con los castores.

Y aquí vamos de nuevo.

Marie me dijo que los muchachos esos la habían invitado a un ensayo y que sería el fin de semana; me dijo que Jos había sido muy insistente, bueno, en realidad todos lo habían sido y a final ella accedió.

―Quiero que vayas conmigo ―me detuve en seco y ella siguió caminando.

¿Qué parte de no me gusta CD9 no ha entendido?

Cuando notó que ya no caminaba a su lado se detuvo y se giró para mirarme. Primero me regaló una expresión entre divertida y confundida y luego frunció el ceño.

―¿Por qué te detuviste? ―caminó hacia donde me encontraba.

―No quiero ir contigo ―dije firme―. No hay razón para que vaya.

―Soy tu mejor amiga ―lloriqueó.

―¿Y eso qué?

¡Rayos! ¿Por qué me era tan difícil levantar la estúpida ceja?

―Quiero cumplir mis sueños a lado de mi mejor amiga ―hizo un puchero.

¡UGHHHH!, odio que haga eso, siempre termino accediendo.

―Debo estar loca ―toqué el puente de mi nariz y luego la miré―. De acuerdo.

No es necesario que les diga la fiesta que hizo Marie en medio de la banqueta cuando le dije que sí.

+ + +

―¡Ya llegué! ―grité mientras lanzaba las llaves sobre la mesa y caminaba hacia mi habitación.

Dejé la mochila sobre la cama y me cambié la playera por alguna más cómoda. En la escuela a la que asistía no llevábamos uniforme y era increíble aunque a veces era algo fastidioso, cuando tienes escasas opciones de outfits te ves en la necesidad de repetir ropa incluso dos o tres veces a la semana.

Bueno, no es que no tuviera muchas playeras, lo que casi no tenía eran pantalones y usaba los mismos varias veces; lo bueno es que todos eran jeans y casi no se notaba.

Metanoia | Alonso Villalpando |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora