23.

2.5K 257 13
                                    


Había pasado una semana desde la última vez que había visto a Alonso. Los chicos se habían ido a varios estados de la república a dar conciertos y no regresarían hasta la siguiente semana. Me había estado mandando mensajes con Alonso, nada fuera de lo común, a pesar de lo que me contó y de lo que le insinué, las cosas siguieron normales y eso me gustó.

No quería que lo-qué-sea que tuviéramos se tornara incómodo. Alonso realmente me agradaba y no quería echarlo a perder.

― ¿Entonces?

Miré a Marie quien mordía una barra de chocolate.

― ¡Caray, Sofía! ¿Qué pasa contigo? ―dijo mientras se levantaba de la silla.

― Lo siento, es que...

― Está bien que te guste Alonso pero el mundo no gira a su alrededor, ¿lo entiendes?

Asentí aunque no me gustó el tono que había usado conmigo.

Me quedé callada un par de segundos, probablemente habían sido minutos.

Tomé una gran bocanada de aire y la miré seria.

― Lo que no logro entender es que estuviste insistiendo tanto que saliera con Alonso y ahora que podemos llevar una amistad entre comillas tranquila y normal me vienes con estas cosas―dije en un tono de voz un poco elevado.

Marie se quedó callada y luego miró sus manos que reposaban sobre sus rodillas.

― ¿No vas a decir nada? ―le miré molesta― Porque si se trata de echar en cara este tipo de cosas, te recuerdo que el último año estuve escuchándote hablar acerca de CD9 y jamás me quejé, jamás te reclamé acerca de no escucharme cuando quería desahogarme por todo lo que me estaba pasando, jamás.

― Tienes razón―soltó.

― ¡¿Tengo razón?! ―grité― ¿Sólo eso?

Mi miró pero no me dijo nada.

― Nos vemos luego Marie.

¿Qué si estaba enojada?

Enojada era poco. Estaba más que echaba humo de las orejas.

Salí de la casa de Marie y caminé hasta la mía, estaba nublado y se notaba que llovería dentro de poco.

Me abroché los botones del suéter que llevaba y me abracé mientras caminaba.

Mi celular comenzó a sonar y vibrar en el bolsillo trasero de mi pantalón pero lo ignoré pensando que podía ser Marie. Estaba tan molesta que no quería hablar con nadie, no quería decir algo de lo que me pudiese arrepentir después.

Para cuando llegué a casa ya había comenzado a llover.

Me quité la ropa mojada y me puse mi pijama.

No había notado que no había nadie en casa hasta que vi una nota sobre el desayunador en el que decía que mis padres y mi hermano habían ido a cenar a casa de los abuelos y volverían hasta el otro día.

Agarré mi celular y vi que tenía una llamada perdida.

Llamada perdida 8:24 p.m
Alonso V.
Devolver llamada. Mensaje.

Me fijé en la hora, 10:45 p.m

Jugué con el celular antes de decidir si debería devolverle la llamada o no. Al final lo hice.

Sonaron tres beep antes de que contestara.

Enana ― sonreí al escuchar su voz y me sentí verdaderamente estúpida.

Metanoia | Alonso Villalpando |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora