14. ¿𝘘𝘶𝘪𝘦́𝘯 𝘱𝘰𝘳𝘰𝘯𝘨𝘢 𝘭𝘰𝘴 𝘪𝘯𝘷𝘪𝘵𝘰́?

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  Por otra parte, Rodrigo la estaba pasando genial junto a los demás, quienes le hacían charla para que el castaño no se percate del quilombo que estaba sucediendo atrás suyo.

Sin embargo, no se percataron de que se estaba haciendo presente un grupo bastante peligroso, este mismo estaba conformado por los ex's de los amigos de Carrera, agregando al suyo, obvio.

—Quien caía, ¿no? — Sonríe burlesco Tomás, llevando el vaso con alcohol a sus labios.

—Encima vos caíste con el hijo, un re bardo mal se te va a armar. — Opina Mauro.

Con "hijo" se refería a su perrito, el cual se encontraba ahí porque Robleis no había tenido tiempo de conseguir una niñera y pues, al saber que sería una quinta, no le pareció mala idea llevarlo.

¿Lo malo? Bueno... Aquel perrito había sido adoptado por Tomás y su ex pareja, Pedro Parnenzini, quien se encontraba entrando a la fiesta, mirando a todos lados con miedo o ganas de encontrar a la persona con la que alguna vez tuvo un interés amoroso.

—No, Loki. — Susurra entre dientes el castaño al ver cómo su hijo corre a los brazos de su otro padre.

A Arbillaga se le estaba por explotar una vena al ver tal escena; su perrito dándole besos a Parnenzini, como si no lo hubiera visto desde hace diez años.

—¿Debería ir a saludarlo? — Se cuestiona Rodrigo, inclinando un poco la cabeza con una mueca de confusión en el rostro.

—Anda y de paso traeme a Loki, ni en pedo me acerco a ese estúpido de mierda.

—Además, eran re amigos ustedes, no ir a saludarlo sería una completa falta de respeto.

—Che igual, tene' cuidado que cayó Mateo.

—¿Eh?

Voltea a ver nuevamente a la entrada y se puede apreciar un rostro por casi desconocido.

—¿El ex de Nicki?

—Ajá. — Afirma Robleis.— Es copado, solo si pregunta por Nicki disimula, no lo ayudes, puede ser que haya hecho algo y nosotros ni sabemos.

—Igual terminaron con la mejor, o sea la enana me dijo que hasta se seguían hablando, pero por los fansitos no se veían seguido porque les daba cosa que los emparejen, de nuevo. — Informa el de cara tatuada.

El castaño se encoge de hombros y va directo al grupo de chicos, aun así, no tarda más de un minuto en recibirlo un rostro conocido.

—Hola Ro.

—Hola... Spreen. — Saluda sorprendido e incómodo.

Por el lado de Bichy, este observaba cómo el pelinegro anda de sonrisita en sonrisita con su pareja.

—¿Y a este quién poronga lo invitó? — Exclama el nombrado, blanqueando los ojos.

—Se invitó solo.

—Él me dijo que no quería venir, pero como sus amigos detestan salir de joda sin él, entonces le insistieron.

—Altos gedes de mierda.

—De seguro Spreen es la única vida social que tienen.

Los presentes rieron ante el comentario.

Mientras que, desde la perspectiva de Carrera, las cosas iban bien, o eso suponía...

—Che, ¿te puedo hacer una preguntita?

—Obvio.

—¿Vos los invitaste? — Dijo, refiriéndose a dichos chicos problemáticos.

𝑇𝑂𝐾𝐼𝑂 ℎ𝑜𝑡𝑒𝑙 ; 𝘱𝘢𝘳𝘵𝘦 𝘥𝘰𝘴 # 𝙍𝙊𝘿𝙍𝙄𝙑𝘼𝙉Donde viven las historias. Descúbrelo ahora