8. 𝘈 𝘱𝘶𝘯𝘵𝘢 𝘥𝘦 𝘦𝘴𝘱𝘢𝘥𝘢

80 15 43
                                    

   La rivalidad que existía entre Bichy y Spreen era nada más que un malentendido, o eso pensaba el tatuado, quien siempre vio la situación como una simple discusión.

Sin embargo, Iván veía esa “simple discusión” como una excusa perfecta para ir y bajarle el novio, en otras palabras, la justificación ideal para vengarse de ese suceso.

Ahora se encontraba con Oscu bajando las escaleras y haciendo su mayor esfuerzo para esquivar a los desconocidos, podrían ser las seis menos diez de la mañana, pero aún había bastante gente en la mansión.

El siguiente movimiento de Buhajeruk fue buscar con la mirada a la dichosa pareja, que ahora era tendencia en todos lados, ya que esa joda solo sirvió para filtrar más fotos y videos de ellos juntos.

Al localizar al enano, no dudó ni un segundo en acercarse a él a pasos torpes y fuertes, aunque si no fuera por el agarre del rubio, hubiera llegado a tiempo, ya que los amigos de Rodrigo lo rodearon, protegiéndolo.

—¿Qué pensas que hacés, pelotudo? — Pregunta Nicolás alterado.— Puede que estés enojado, pero tampoco te le vas a acercar así, además... Sus amigos ya saben que estas acá, no pienses que te van a dejar acercarte así nomas a él.

—¿Y qué poronga querés que haga, Nicolás?

—Eh, calmate. — Ordena mirándolo amenazante.

—Pero amigo, ¿qué mierda queres que haga? Sí, ya sé que están los amigos, ¿y?, ni que me fuera a agarrar a piñas con uno.

—Sos capaz, hijo de puta.

Tk, pero si no lo hago ahora no lo hago más.

—Por mí bien.

—Anda a cagar.

El pelinegro, enfurecido lo suficiente ya, se suelta del agarre y camina aún más rápido y brusco, aunque se relaja cuando tiene cara a cara a Bichy.

—¡Amigo! — Saluda Spreen con una sonrisa fingida.— ¿No te bastaba con arruinarme el trabajo que ahora te metes con mi wacho?

El círculo de personas voltea a ver al más alto con una mueca en el rostro, simplemente por el hecho de que haya tenido el descaro de apodarlo “wacho” y marcarlo de su propiedad.

—¿Eh? — Jadea el castaño, saliendo de la multitud y encontrándose con esos ojos que hace tiempo no veía de cerca.

Los ojos claros de Iván se encuentran con el color verde esmeralda de Rodrigo, quedando por unos minutos hipnotizado, sin percatarse de que el enano lo estaba viendo con desagrado.

—¿Qué mierda dijiste, Iván? — Consulta Carrera alzando levemente su mentón, añadiendo la mirada sin sentimientos que tenía cuando hablaba con él.

—Que tu noviesito es un hijo de puta. — Recalca el insulto, diciéndolo en frente de la cara del tatuado.

—Spreen, pensé que había quedado claro ese tema. — Habla con tranquilidad el otro pelinegro, haciendo su mayor esfuerzo para que su pareja ni sus amigos vieran ese lado de él.

—Sí, me quedo claro que todo el trabajo que yo mismo hice, con todo el tiempo que me llevo hacerlo, vos lo echaste a la basura en unos minutos... Mientras llovía dinero mío.

—Ya te dije que no hice eso. — Insiste Bichy, pero le es imposible seguir viéndose tan pacífico ante un tema en el que él mismo es el que tiene razón.

—Seguí haciéndote el boludo. — Y esta vez, es el pelinegro el que insiste.— Además de que me robas al wacho, te haces el piola conmigo y te voy diciendo que no es así.

—Uy Dios Iván, andate ¿querés? ¿Acaso lo viniste a provocar? — Interviene Rodrigo, harto hasta los huesos de que su ex le viva cagando la vida.

—La posta, es que te vine a ver a vos. — Confiesa sin vergüenza.

Rodea los ojos antes de acercarse a él, únicamente para cumplir su capricho.

Carrera se ubica exactamente en medio de su pareja y su ex, intentando que este último no lo siga provocando y termine todo en un par de piñas.

—¿Qué mierda querés? Me tenes harto ya, habla ahora o me voy bien a la mierda y de paso te meto una orden de alejamiento.

—Te quería explicar las cosas...

—Iván, ¿sos posta? Tengo pareja ahora. — Señala detrás suyo.— Y vos seguís con la misma poronga que hace unos años, no entiendo porque me insistis tanto y fuiste vos el que me mando a cagar.

—Lo sé, y por eso quería explicarte todo, porque no fue mi intención dejarte ir así como sí lo nuestro no me importara, vos sabes que no soy bueno hablando y mucho menos acercandome a vos ahora que estamos así, solo quiero dejar las cosas bien, estar en buenos términos y ser...

—No. — Interrumpe en seco Rodrigo, mirandolo con esos grandes ojos verdes, los cuales expresar cierto enojo en ellos.— No termines lo que vas a decir, porque la respuesta es no, no vamos a quedar en buenos términos, lo de nosotros ya es pasado y me tenes los huevos llenos con que querés volver. — Agrega evitando los ojos de Iván, que lo miran con tal deseo que le podría resultar imposible no ceder.— Tuvimos algo, terminó y me alegra que sepas lo pelotudo que sos para este tipo de cosas... Al fin y al cabo, nuestra relación no iba a funcionar, vos eras y sos... Bueno, bastante egoísta como para estar con alguien y yo era bastante inseguro y muy ciego como para no ver las mentiras que me decías todos los días.

—Rodri, yo sí te ame, yo te sigo amando y no creo que lo deje de hacer.

—Pero la cagaste, y mandaste todo a la mierda con dos palabras, Iván. — Dice el castaño al borde de que su voz se quiebre, al igual que él.— Me lo dijiste, fuerte y claro, me utilizaste... ¿Qué excusa te vas a inventar ahora para decirme que en realidad no dijiste eso? ¿Acaso me vas a decir que estoy sordo? ¿Qué leíste algo en el chat? ¿Qué era una broma para uno de tus videos? Puff, por favor Iván, ya me sé todas tus putas excusas.

—No, no te vengo a decir una excusa de esas, sino una que si es verdad y, por más estúpida que se escuche, es algo que posta me pasa.

—¿Qué? ¿No te sabes expresar? Dios, decime otra de las que siempre utilizas. — Ríe burlesco el enano antes de agarrar a su novio y llevarlo a otro lugar.

—¿¡En serio vas a ser vos el egoísta a partir de ahora!?

El ojiverde suspira, haciendo que sus hombros se bajen de manera brusca.

El pelinegro siente como su mano ahora no carga con la del contrario, haciéndole pensar en lo peor.

Voltea a ver a su pareja algo preocupado.

—Ya me harto.

Fue lo que salió de sus labios antes de sacarse el buzo a medida que iba caminando hacia Iván; cierra su puño y lo estrecha sin piedad en ese rostro casi perfecto.

El más alto cae al suelo al no encontrarse en una buena posición y estar desprevenido.

Rodrigo se sube encima de él, empezado a repartir golpes a lo desgraciado en su cara.

Es cuando escucha su nombre que Iván logra reaccionar e intercambiar roles con el enano, siendo él ahora el que golpea y Rodrigo el que recibe.

Jamás pensaron terminar así, en esos términos, ambos siempre se dieron la imagen de que si llegaban al terminar, se harían amigos y volverían a sus perspectivas vidas.

Sin embargo, la vida no se considera vida si no te llena de sorpresas.

𝑇𝑂𝐾𝐼𝑂 ℎ𝑜𝑡𝑒𝑙 ; 𝘱𝘢𝘳𝘵𝘦 𝘥𝘰𝘴 # 𝙍𝙊𝘿𝙍𝙄𝙑𝘼𝙉Donde viven las historias. Descúbrelo ahora