24. 𝘔𝘢𝘪𝘳𝘢 (1)

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  El pasado de Iván era algo que al susodicho no le gustaba recordar, ya que a pesar de lo bueno que fue, por otra parte, hubieron meses en los que se lamentaba por cada ridiculez.

Y todo esto dio indicio un veinticuatro de abril hace unos cuantos años.

Buhajeruk se encontraba disfrutando los últimos meses de su primaria, etapa en la cual no hizo más que boludear con su computadora y hablar de videojuegos.

Sin embargo, ni él ni su grupo de amigos se esperaba enterar que una de las chicas más solicitada por los demás mostrara interés en aquel pelinegro promedio.

—Eu, ¿escuchaste lo que están diciendo? — Preguntó Tiago, uno de sus amigos.

—No, ¿qué pasó?

—Dicen que Maira gusta de vos.

El santafesino fruncio el ceño.

—Me estas cargando.

—No amigo, es posta, lo dijeron en la cuenta de confesiones.

—Bueh, en la cuenta de confesiones. — Recalcó Iván rodeando los ojos.

—No sólo ahí, Nicole me acaba de mostrar capturas.

Tiago le entregó su celular.

Honestamente, a Iván le parecía otra de sus cuentas bromas, pero su amigo lucia tan serio que hasta dudaba de que fuera cierto.

Dejó su dispositivo a un lado para agarrar el del contrario, empezando a leer chats que, a pesar de que sean reales, dudaba de que lo fueran.

—No te creo ni ahí Tiago, cualquiera puede...

—Amigo, Dios, anda y preguntale a Nicole, sabes que ella no se anda para las jodas que hacen.

Desvío la vista.

—Bueno.

Siguió con lo suyo e ignoro el hecho.

Hace mucho veía a Maira como más que una simple compañera, le importaba poco y nada si ella no le hablaba ni de casualidad.

Era como cualquier amor de primaria, no sabías ni cuando ni como comenzó y no te interesaba en lo absoluto si esa persona te hablaba o por poco sabia tu nombre, vos con tal de saber que ella o él sabia que estabas ahí, te bastaba.

Bueno, Iván lo veía así, como un amor pasajero. Reconocía que Maira jamás le daría pelota por lo hermosa y agrandada que estaba, así que lo dejó así, dándose la idea de que lo mejor sería no intentarlo y admirarla desde lejos.

Aun así, los días fueron pasando y cada vez era más la gente que hablaba sobre el supuesto rumor.

Todo era así hasta que la castaña se hartó.

Una tarde como cualquiera, a la salida del colegio, Iván y su grupo de amigos se encontraban hablando de cualquier pendejada hasta que se percataron de como Maira y unas cuantas amigas más de ella se acercaban.

𝑇𝑂𝐾𝐼𝑂 ℎ𝑜𝑡𝑒𝑙 ; 𝘱𝘢𝘳𝘵𝘦 𝘥𝘰𝘴 # 𝙍𝙊𝘿𝙍𝙄𝙑𝘼𝙉Donde viven las historias. Descúbrelo ahora