20. 𝘋𝘦𝘴𝘥𝘦 𝘤𝘦𝘳𝘰

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  El tiempo que debía tomarse Rodrigo duro hasta el próximo año, en el cual ya tenía muy decidido lo que iba hacer al respecto.

No hubo un día en el que no dejará de pensar en el pelinegro y en que hacer al respecto.

Lo seguía amando como el primer día, pero eso no era suficiente para Carrera, él debía sentir más que eso, no podía darle una segunda oportunidad por sentimientos que no habían cambiado en lo absoluto. En resumen, necesitaba algo nuevo... O al menos volver a sentir esa sensación de que te estas enamorando de nuevo.

Necesitaba que Iván le demostrará que podía volver a enamorarlo como aquella vez, pero claro, esta vez sí pondría de su voluntad, no se haría el difícil de nuevo, sería agotador para Iván.

Obvio que tampoco quería poner todo ese peso sobre el santafesino, por lo que pensó que él también, por su parte, debería trabajar en el hecho de que Buhajeruk se mantenga loco por él.

De eso se trataba su plan, de intentar las cosas de nuevo, solo que ahora ambos podrían su granito de arena para marcar territorio y dejar en claro lo que quieren.

Es entonces que Rodrigo le dice a Spreen de verse un rato, en el mismo lugar donde se habían ”tomado un tiempo”.

Y cuando ve al pelinegro caminar hacia él con una expresión relajada, se asusta por un minuto.

Se asusta porque tiene miedo de que ya lo haya superado y que ahora él sea el que tenga que rogar, miedo de que haya conseguido su alguien más y tenga que revivir todo lo anterior, miedo de que tenga que hacer su vida de nuevo sin él a su lado, miedo de que se haya enterado de algo que no tenía nada que ver con él pero lo llegó a malinterpretar...

Fue el primer momento en el que sentía tanto miedo y por cosas innecesarias, ya que antes hubiera dado lo que sea para que Buhajeruk lo superaba, pero ahora le daba miedo que sucediera eso.

¿Quién lo entendía?

Cualquiera diría que lo estaba haciendo por presión, por las insistencias de Iván, pero no era así, había tenido un buen tiempo para aclarar su mente y saber bien que era lo que quería.

Logró entender que Spreen era de las pocas personas que merecían una segunda oportunidad de su parte, o de cualquier persona en sí.

Apesar de que no sea una de las personas que se percata de sus palabras antes de decirlas, sabe muy bien cuando rogarle a alguien y cuando no.

Aunque, Rodrigo todavía seguía pensando en eso.

¿Por qué a él si le rogaba y a Sara no le dirigió nunca más la palabra?

Sí, sabia claramente que estuvo con él para cobrar venganza, aunque, ¿por qué él?

Siempre se cuestionó aquello, podía haberse metido con la mejor amiga y aún así, decidió meterse con él, sabiendo como era y lo complicado que sería enamorarlo al ser una de las personas más cercanas a Sara en ese entonces.

Tenía tantas preguntas que prefería no saber la respuesta que simplemente decidió hacer como si en su cabeza solo hubiera una única pregunta, la cual sería:  “¿Qué dirá Iván al respecto?”

A medida que el susodicho se iba acercando, Rodrigo se limitaba a darse apoyo a sí mismo, mentalizandose para lo peor y para verse lo suficiente maduro si llega a recibir la peor de las respuestas.

—Hola.

—Hola.

El diálogo se repite tal cual a la otra vez, ambos mirándose fijamente, esperando que el otro empiece a hablar pero los dos se dedican a admirarse como si fuera la primera vez.

Y es ahora el castaño el que decide separar sus labios para hablar, deseando ponerle fin a este cuento de una vez.

—Estuve pensando las cosas, sé que te hice esperar bastante, si cambiaste de opinión no...

—Solo fueron tres meses Rodri, supongo que ese es un tiempo adecuado, no me pareció largo igual. — Interrumpe Iván al notar su nerviosismo.

—A lo que voy principalmente es que, si conseguiste a alguien en este tiempo o te empezó a atraer otra persona... Sería mejor que dejemos esto acá antes de que diga algo inadecuado.

—Si te jodi todo este tiempo solo para encontrarme a alguien más en solo tres meses, para eso no hubiera hecho nada.

Sus ojos brillaron de la emoción, aunque no se percató de eso desde un principio, solo el pelinegro pudo darse cuenta al segundo, ocasionando que una sonrisa se le escapara.

—Bueno, entonces... — Suspiro.— Supongo que podremos intentar las cosas de nuevo.

El más alto aguanto sus ganas de abrazarlo, sabía que Rodrigo podría condiciones antes, no se dejaría ganar tan fácil.

—Pero, llegue al punto de que sería bueno comenzar desde cero, conocernos de nuevo... Paso mucho tiempo desde que dejamos de vernos de forma amorosa.

—Sería algo como ¿salir?, ¿citas? — Dice dudoso.

—Puede ser, aunque no va a ser necesario ir a lugares románticos o esas cosas, con tal de... No sé, salir de noche a caminar y contarnos cosas que pasaron estos días esta más que bien.

Iván mira de repente al enano, dándole a entender la idea que se le había ocurrido.

Con solo esa mirada Rodrigo entendió.

—Esperame acá.

Volvió a entrar al departamento y comenzó a vestirse, para después agarrar un abrigo y salir de nuevo.

—Vamos.

El ejemplo que dio Carrera era lo que estaban haciendo ahora, caminar durante la noche, sin gente su alrededor, siendo las luces de las calles de Puerto Madero lo único que los acompañaba, más el sonido del agua moviéndose por las brisas fuertes del aire.

Todo indicaba que estaban teniendo esas charlas profundas que surgen de un instante al otro solo porque uno pregunto sobre un tema debatible.

De ahí salieron anécdotas y asuntos que ninguno sabia del otro, además de risas y pequeños empujones por parte de Rodrigo, quien le daba timidez la clase de comentarios coquetos que soltaba Iván para él, intentado ocultar aquel nerviosismo con empujones leves pero que lograban mover intencionalmente al más alto.

Así pasaron la noche, entre risas y risas, el pelinegro termino quedándose a dormir en la casa del castaño, un paso muy rápido para los dos pero que aún así, estaban deacuerdo.

Era como si de un día para otro se habían vuelto amigos de nuevo, ignorando todos los gritos y situaciones que pasaron en un pasado.

A ninguno le gustaba ignorar esta clase de tema, no podían simplemente hacer como si la compañía del otro fuera la misma que hace tiempo.

—¿Qué estamos haciendo? — Ríe levemente nervioso Carrera, mientras baja la mirada de a poco.

—No sé, ¿de verdad de esto se trataba?

—No.

𝑇𝑂𝐾𝐼𝑂 ℎ𝑜𝑡𝑒𝑙 ; 𝘱𝘢𝘳𝘵𝘦 𝘥𝘰𝘴 # 𝙍𝙊𝘿𝙍𝙄𝙑𝘼𝙉Donde viven las historias. Descúbrelo ahora