CAPITULO 14

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-FUEGO CELESTIAL- 

Desde su llegada al cielo, Amaris había sentido una energía dentro de ella que no podía ignorar. A pesar de la calma y la serenidad que impregnaban cada rincón de ese lugar divino, su corazón ardía con una determinación que no lograba entender del todo. Sabía que su lugar estaba aquí, entre las nubes, pero algo dentro de ella le gritaba que había más por hacer, más por descubrir.

Día tras día, Amaris se había sumido en una rutina que pronto dejó de parecerle mundana. Todo empezó cuando un grupo de ángeles, liderados por un instructor serio pero compasivo llamado Azrael, la invitó a participar en sesiones de entrenamiento. Al principio, parecía un simple ejercicio de fortalecimiento espiritual y físico, algo común entre las almas recién llegadas al cielo. Pero con el tiempo, notó que sus habilidades se estaban afinando de una manera diferente.

Azrael siempre la observaba con atención, guiándola a través de técnicas complejas que le permitían canalizar su energía celestial en formas que nunca antes había imaginado. Espadas de luz, escudos de protección y ondas de energía que podía controlar a voluntad empezaron a formar parte de su entrenamiento diario. A medida que sus habilidades crecían, también lo hacía la intensidad del entrenamiento.

Cada día, Amaris se levantaba temprano, mucho antes de que el cielo se iluminara por completo. Se dirigía al campo de entrenamiento, donde pasaba horas perfeccionando su técnica, aprendiendo a manejar armas celestiales y a moverse con una agilidad que la hacía sentir invencible. Emily y Sera observaban desde la distancia, asombradas por su dedicación, pero sin entender del todo la naturaleza de su esfuerzo.

Amaris se sentía viva, pero también llena de preguntas. ¿Por qué estaba entrenando tan duro? ¿Cuál era el propósito de todo esto? Aunque sabía que había algo importante en camino, no podía encontrar las respuestas que buscaba.

Un día, después de una sesión especialmente agotadora, Azrael se acercó a ella mientras practicaba en solitario. Su mirada era profunda, pero serena.

—Amaris —dijo con su voz grave y pausada—, tu progreso es impresionante. No todos los recién llegados muestran la misma dedicación que tú.

Amaris lo miró con una mezcla de gratitud y curiosidad. A pesar de la alabanza, sentía que algo se estaba quedando sin decir.

—Gracias, Azrael. Pero... ¿cuál es el propósito de todo esto? —preguntó, buscando desesperadamente una explicación.

Azrael esbozó una leve sonrisa, pero no respondió directamente a su pregunta.

—Todo a su debido tiempo. Sigue entrenando. La respuesta llegará cuando estés lista.

Esa noche, mientras descansaba después de una larga jornada, Amaris tuvo un sueño inquietante. Soñó con Astra, pero esta vez no era el recuerdo cálido de su infancia ni el dolor de su pérdida. Astra estaba rodeada de sombras, en medio de una batalla feroz, y Amaris sentía una desesperación profunda al ver cómo su hermana luchaba en el infierno. Sin embargo, había algo distinto en Astra... algo que no había notado antes. Astra estaba buscando redención, pero el fuego del infierno parecía consumirla cada vez más.

Amaris despertó agitada, su corazón latiendo rápidamente. A medida que la sensación del sueño comenzaba a desvanecerse, una idea se abrió paso en su mente: ¿y si su entrenamiento estaba relacionado con Astra? ¿Y si el propósito de todo esto era, de alguna manera, ayudar a su hermana?

Con ese pensamiento en mente, Amaris se lanzó a entrenar aún más intensamente. Día tras día, perfeccionaba sus habilidades, dominando cada movimiento, cada técnica. Aunque no comprendía completamente hacia dónde la estaba llevando todo esto, sabía que no podía detenerse. Algo grande estaba por suceder.

Unos meses después, durante uno de sus entrenamientos, Azrael la llamó a su oficina privada en las esferas superiores. El lugar era imponente, con paredes brillantes y una vista panorámica del cielo, pero también había una sensación de seriedad que no había percibido antes. Azrael se acercó a ella con una expresión grave.

—Amaris, ha llegado el momento de que te unas a nosotros en una misión —dijo Azrael con solemnidad.

Amaris levantó una ceja, intrigada. Nunca antes le habían mencionado misiones, y mucho menos la idea de participar en una. Pero antes de que pudiera preguntar más, Azrael la llevó a una sala donde un grupo de ángeles estaba esperando, todos ellos equipados con armaduras celestiales y armas resplandecientes.

—Vamos a descender al infierno —dijo uno de los ángeles, sin más preámbulo.

El corazón de Amaris dio un vuelco. ¿Al infierno? Su mente comenzó a correr con preguntas, pero antes de poder formular alguna, los ángeles comenzaron a abrir un portal brillante frente a ellos. Las llamas naranjas y rojas del infierno eran visibles al otro lado, pero también lo era una calma inquietante que hacía que la piel de Amaris se erizara.

—No temas —dijo Azrael, colocándose a su lado—. Estás lista para esto.

Sin más tiempo para pensar, Amaris sintió que sus pies se movían casi automáticamente, siguiendo al grupo de ángeles hacia el portal. Cruzaron la barrera entre el cielo y el infierno, y de repente todo se oscureció. El aire se volvió pesado, y el calor abrasador de las profundidades la envolvió.

Al mirar a su alrededor, Amaris reconoció el paisaje de los anillos del infierno, aunque nunca había estado allí físicamente. Las sombras parecían alargarse a su alrededor, como si intentaran atrapar su esencia celestial. Mientras avanzaban, escuchó los murmullos de los ángeles, que parecían estar buscando algo... o alguien.

El grupo avanzó con cuidado, sus espadas de luz listas para cualquier enfrentamiento. Amaris no podía evitar sentir que algo iba a suceder. Aunque no entendía completamente su rol en esa misión, sabía que esto estaba conectado con su destino.

De repente, una figura se materializó en la distancia. Era una presencia oscura, pero poderosa, que irradiaba una energía amenazante. Los ángeles se prepararon para el combate, pero Azrael levantó una mano, indicando que aún no atacaran.

—Espera aquí, Amaris —le ordenó Azrael, mientras él y el resto de los ángeles avanzaban hacia la figura.

Amaris se quedó en su lugar, observando cómo el grupo se acercaba a la presencia oscura. El aire se sentía pesado a su alrededor, y su corazón latía con fuerza en su pecho. No sabía qué estaban enfrentando, pero algo en su interior le decía que su camino estaba por comenzar. Aunque aún no lo sabía, este era el primer paso hacia su destino como ángel exorcista.

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NOOOOO, en fin jajaja, a ver cuando subo el cap 15, tal vez hoy, tal vez mañana no lo se

además tengo planes con mi hermosísima novia <3, en fin, Onestar cambio y fuera 

total de palabras: 1078 

🍓✨Star Clown✨🍓 -Life is a circus, enjoy the show-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora