CAPITULO 21

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✨-EL DILEMA CELESTIAL DE STAR-✨

Habían pasado 30 minutos desde que Azrael le hizo a Star la pregunta que pesaba sobre ella como una losa imposible de levantar: "¿Quieres redimirte o seguir en el Infierno?" El silencio llenó la sala celestial, con las miradas de los serafines fijas en ella, y Star sintió que no podía respirar. La pregunta era simple, pero la respuesta era un huracán de emociones que no sabía cómo controlar. Cada segundo que pasaba en silencio hacía que la presión en su pecho aumentara.

Fue entonces cuando Sera, uno de los serafines de mayor rango, dio un paso adelante. Su presencia era tranquila, pero había algo en su porte que irradiaba una autoridad imponente.

—No esperamos que respondas ahora mismo —dijo Sera con una voz suave, pero firme—. Te daremos 24 horas en el Cielo para experimentar lo que podría ser tu futuro, y luego 24 horas en el Infierno para recordarte lo que dejas atrás. Después de eso, te llamaremos nuevamente y tendrás que tomar una decisión.

El alivio fue inmediato, pero también lo fue el terror. ¿24 horas? ¿Sería eso suficiente para decidir su destino eterno? No obstante, Star asintió, aceptando la oferta de Sera. Fue entonces cuando la serafina decidió que Star pasaría sus primeras 24 horas en el Cielo, un lugar que ella apenas había comenzado a entender.

—Muy bien —dijo Sera con una sonrisa alentadora—. Que comience tu día en el Cielo.

Tan pronto como dijo eso, Star sintió una ráfaga de luz envolverla, y cuando sus ojos se acostumbraron al resplandor, vio a su hermana, Amaris, corriendo hacia ella. La alegría y la desesperación se mezclaron en el rostro de su hermana, y Star apenas tuvo tiempo de abrir los brazos antes de que Amaris la abrazara con fuerza.

—¡Star! —exclamó Amaris, con la voz quebrada por la emoción.

La calidez del abrazo de Amaris hizo que Star rompiera en lágrimas. Los sollozos sacudieron su cuerpo mientras se aferraba a su hermana, sintiendo, por primera vez en mucho tiempo, el verdadero calor del amor familiar. Pero antes de que pudiera decir algo, una figura familiar apareció detrás de Amaris, una visión que hizo que el mundo se detuviera.

Allí, bajo la suave luz del Cielo, estaba su madre, Maya. Parecía más joven, sus cabellos rubios brillando bajo la luz celestial, y sus ojos azules, llenos de ternura, observaban a Star. Maya aún conservaba esa dulzura angelical que siempre la había caracterizado, al parecer no perdía su apariencia angelical ni en muerta, y Star sintió que su corazón se quebraba en mil pedazos.

—Mamá... —susurró Star, y en un segundo se lanzó hacia ella, abrazándola como si temiera que pudiera desaparecer en cualquier momento.

Maya la recibió con los brazos abiertos, su expresión llena de comprensión. Durante largos minutos, no dijeron nada. Simplemente se aferraron la una a la otra, dejando que las lágrimas fluyeran. Entonces, cuando Star comenzó a recuperar la compostura, las palabras salieron a borbotones.

—¡Lo siento tanto! Mamá, he hecho cosas horribles... maté... maté a tantas personas. Pero fue por ti. Lo hice porque quería vengarte, porque no podía soportar la idea de vivir sin ti...

Maya la escuchó en silencio, acariciando su cabello. Finalmente, puso sus manos en las mejillas de Star y la obligó a mirarla a los ojos.

—Eso no estaba bien, cariño —dijo Maya, con voz suave—. Eras muy pequeña. Lo entiendo, pero mi niña, lograste salvar una vida. Deja atrás tu pasado, mi vida. Ahora estás con nosotras. Yo y tu hermana te hemos extrañado tanto.

Sera interrumpió suavemente, diciéndoles que había preparado una casa para ellas, un lugar donde podrían pasar el día juntas como familia. Maya sonrió agradecida y las tres se dirigieron hacia la casa que Sera les había señalado.

Un Día en el Cielo

La casa celestial era acogedora, rodeada de jardines llenos de flores y una luz suave que parecía calmar cualquier ansiedad. Amaris propuso que disfrutaran juntas y aprovecharan cada segundo.

Primero, hicieron un picnic en los jardines, comiendo fruta fresca y hablando de los recuerdos felices que compartieron cuando estaban vivas. Star se sintió ligera por primera vez en mucho tiempo, permitiéndose reír al escuchar las anécdotas cómicas que Amaris y Maya compartían.

Después del almuerzo, las tres participaron en una especie de fiesta celestial organizada por los ángeles, donde bailaron y cantaron bajo la luz dorada del sol que nunca parecía ponerse. La música llenaba el aire con una energía alegre, y Star se sintió libre, como si todos sus pecados fueran una carga que por fin podía dejar atrás.

Por la tarde, Maya las llevó a un lago tranquilo en el que podían nadar y jugar juntas, las aguas cristalinas reflejando el cielo estrellado. Star sentía que estos momentos familiares eran más valiosos que cualquier tesoro en el Infierno. Hubo risas, lágrimas y abrazos. Fue un día que nunca olvidaría.

Antes de que terminara la tarde, Amaris sugirió que visitaran un pequeño templo en el que, según ella, los ángeles iban a reflexionar. Cada una escribió en un papel sus deseos más profundos, y los dejaron flotar en un riachuelo que pasaba junto al templo, un símbolo de esperanza y redención. Star escribió algo sencillo: "Quiero ser perdonada".

Una Noche de Reflexión y Confusión

Al regresar a la casa celestial, las tres estaban agotadas pero satisfechas. Cada una se despidió para retirarse a sus habitaciones. Star, al cerrar la puerta de la suya, sintió el peso de todo lo que había vivido ese día. Se dejó caer sobre la cama, sollozando intensamente, atrapada en la incertidumbre de su decisión. ¿Cómo podía elegir entre Kiu, que había sido su guía en el Infierno, y su familia, que ahora estaba tan cerca?

Después de unos treinta minutos de desespero, decidió intentar llamar a Kiu. Pero, para su angustia, la llamada no fue respondida. Los pensamientos la asaltaban, ¿dónde estaba Kiu? ¿Estaría pensando en ella? ¿O en alguien más?

El agotamiento y la ansiedad se mezclaron con otra sensación inesperada, algo que no comprendía del todo. Era una mezcla de soledad y deseo, una necesidad física que la tomó por sorpresa. El impulso fue abrumador, y su mente viajaba de nuevo a Kiu, sus caricias, sus besos... No pudo resistir. Se encontró sucumbiendo a la tentación, a su propia necesidad de sentirse conectada, aunque fuera en la soledad de su cuarto celestial.

Star se quedó exhausta después de aquel momento íntimo, sus emociones aún en caos, sintiéndose más perdida que nunca. Ahora, lo único que sabía con certeza era que la decisión que tenía que tomar no sería nada fácil.

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en fin, todo estuvo medio apurado hoy, la verdad tenia que salir, pero deje el cap terminado, ya volví y ya lo publicaré, yaaay!!, yo digo que star escoja a kiu, una y mil veces, pero puuuues, es medio insolente a veces la niña, en fin, bye bye, Onestar cambio y fuera :D

total de palabras: 1133


🍓✨Star Clown✨🍓 -Life is a circus, enjoy the show-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora