Capítulo 133 ~ Un nuevo escudo

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Riftan se apartó, haciendo un leve gesto con la barbilla. Maxi dudó un instante antes de agarrar la empuñadura de la espada con ambas manos. La blandió en el aire, y el movimiento le pareció torpe.

Sonrojada por la vergüenza, echó un vistazo al rostro de Riftan. Seguro que él le quitaría la espada si se diera cuenta de lo mala aprendiz que era. Por suerte, no parecía concentrado en evaluar su habilidad. Después de observarla detenidamente, le puso una mano en el codo para corregirle la postura.

— ¿Sientes que te pesa? — le preguntó.

— N-No. Pesa más de lo que pensaba... pero no es difícil de manejar.

Riftan le levantó suavemente la muñeca para comprobar la tensión de sus articulaciones antes de soltarla.

— Al menos no parece que te esté forzando el brazo. Quiero que practiques con esto a partir de ahora. Te llevará tiempo acostumbrarte.

Maxi, que había estado inspeccionando la espada, levantó la cabeza. Teniendo en cuenta sus habilidades con un arma de madera, practicar con una de acero de verdad era impensable.

Sin embargo, como no quería preocupar a su marido, que ya estaba demasiado ansioso, asintió con confianza.

— D-De acuerdo. Lo discutiré con Sir Ursuline.

— Tendré más tiempo cuando terminen los preparativos de la campaña — dijo Riftan escuetamente, quitándole la espada.

Maxi movió nerviosamente los ojos. Habiendo presenciado su torpeza, temía que él estuviera tan exasperado con ella como Sir Ursuline.

Evitando su mirada, murmuró,

— Comandar un ejército es una tarea exigente, y estoy perfectamente contenta aprendiendo de Sir Ursuline, así que...

— Puedo disponer de una o dos horas. — Riftan hizo una pausa mientras colocaba la espada envainada en su cinturón para lanzarle una mirada aguda —. ¿O no quieres aprender de mí? ¿Prefieres a Ursuline como tu mentor?

Al darse cuenta de que había vuelto a desencadenar sus celos irracionales, Maxi se tragó un suspiro. Aunque le parecía absurdo que reaccionara así ante su subordinado, optó generosamente por no acalorarse. Al fin y al cabo, ella había hecho lo mismo con cualquier mujer que se relacionara con él.

— Sabes que no es cierto. Simplemente... no deseo aumentar tus preocupaciones.

— El ejército de la coalición partirá dentro de dos días — dijo Riftan secamente. Le ajustó el cinturón para que el peso de la espada no tirara de ella y luego se enderezó —. Te ayudaré a practicar de vez en cuando durante el viaje. Como seguro que ya sabes, en la batalla puede pasar cualquier cosa. Ser capaz de defenderte con una espada te servirá en caso de crisis.

El rostro de Maxi se desencajó al notar la ansiedad en su voz. Su corazón se hundió al pensar en lo difícil que debe ser para él llevarla a la guerra.

— Esta vez no cometeré ninguna imprudencia. Ahora soy plenamente consciente del alcance de mis habilidades. Una vez que comience la batalla... Prometo que cumpliré con mis deberes en la retaguardia.

— Si... — comenzó Riftan, y luego cerró la boca.

Maxi lo miró alentadoramente.

Después de dudar, él continuó.

— Si alguna vez te ves obligada a elegir... entre salvar tu vida o la de los demás, ¿puedes jurarme que no dudarás en salvarte a ti misma?

El rostro de Maxi se endureció al darse cuenta de que se refería a los sucesos de Eth Lene. Se hizo la misma pregunta; si volviera a ocurrir, ¿podría dar la espalda a todos y optar por huir?

Debajo del Roble ~ Libro 10 [Temporada dos]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora