Capítulo 138 ~ Tensión en el banquete

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Riftan conversaba con Elliot y sujetaba con una mano las riendas de Talon. Maxi estaba a punto de acercarse a ellos cuando la voz urgente de Ruth la llamó desde atrás.

— ¡Lady Calypse! ¡Debemos atender a los heridos! ¡Usted debe venir a ayudar!

Maxi giró la cabeza hacia el sonido. Un toldo levantado a toda prisa se alzaba detrás de la larga hilera de vagones. Bajo el, soldados heridos yacían como cadáveres.

Cuando se apresuró a acercarse, vio que los médicos habían colocado esteras de paja y estaban colocando cuidadosamente a más heridos sobre ellas. Contó el número de heridos que había dentro del toldo y se acercó a Ruth, que luchaba por sujetar la pierna de un soldado. Tenía los huesos rotos y sufría un dolor agonizante.

Maxi inmovilizó la parte superior del cuerpo del soldado, permitiendo a Ruth enderezar los huesos.

— Debemos tratar primero a los que sangran mucho. Si no nos damos prisa, morirán de...

Ruth se detuvo bruscamente, abriendo mucho los ojos al mirarla.

Ella se dió cuenta de que estaba cubierta de sangre seca de monstruo. Intentó apresuradamente limpiarse la cara con la manga, lo que hizo que cayeran copos de sangre oscura.

Con un suspiro, Ruth buscó su cantimplora y humedeció su pañuelo. Se lo ofreció a Maxi, con voz brusca.

— Tome, use esto. Sir Riftan se desplomará si la ve así.

— Gr-Gracias.

Maxi se frotó la cara y le devolvió el pañuelo.

Después de mirar con inquietud el paño sucio, Ruth se limitó a tirarlo a un lado y miró a Maxi con severidad.

— ¿En qué se ha metido esta vez?

— Utilicé un hechizo de rastreo para localizar al nigromante y...

— ¿No me diga que fue a luchar contra un nigromante usted sola? — exclamó Ruth con horror.

Maxi arrugó el entrecejo.

— ¿M-Me tomas por tonta? ¡Jamás haría algo tan imprudente! Simplemente iba a localizar al nigromante para poder decírselo a Riftan, pero cuando me di cuenta de que el hechizo procedía del interior del campamento... supuse que allí debía de haber una runa.

— Un momento, — intervino Ruth, con expresión grave —. Continuemos esta discusión cuando hayamos terminado aquí. Tengo la sensación de que esto va a ser largo.

Maxi asintió a Ruth, con el rostro sombrío. Después se centró en atender a los heridos. Cuando los monstruos retrocedieron y las barreras dejaron de ser necesarias, llegaron otros magos para ayudar en las tareas de curación.

Después de horas de inclinarse sobre los pacientes, Ruth finalmente enderezó la espalda y se secó las gotas de sudor de la frente.

— Afortunadamente, no parece que hayamos sufrido daños graves.

Ambos estaban bajos de maná, así que tuvieron que tratar las heridas superficiales sin magia. Maxi tenia una exprecion de angustia mientras cosía con cuidado un tajo en la mejilla de un joven soldado que no podía tener más de dieciséis años. Sólo la unidad de retaguardia había perdido a unos quince hombres, y otros treinta sufrían heridas diversas. Los daños no le parecieron pequeños.

— Teniendo en cuenta que nos tomaron desprevenidos, yo diría que salimos bien parados — añadió Ruth.

Devolviendo la amarga sonrisa de Ruth con una mirada triste, cortó el hilo y limpió la sutura con un paño humedecido en licor.

Debajo del Roble ~ Libro 10 [Temporada dos]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora