XXII JEONGHAN

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—Soy yo. ¿Puedo entrar?

Volví a llamar a la puerta de Seungkwan.

Por las últimas dos noches, me escabullí por las escaleras de piedra y llamé. Y durante las últimas dos noches, me ignoró.

Sabía que estaba allí. La luz brillaba bajo la puerta y la cámara parpadeaba sobre el marco. De vez en cuando, una sombra rodaba más allá, pero nunca abría.

Incluso intenté con la manija de la puerta para irrumpir sin ser invitado. Se encontraba cerrada con llave.

—Seungkwan. Realmente necesito hablar contigo. —Presioné mi frente contra la madera—. Antes de que sea demasiado tarde.

El tiempo tenía una horrible forma de acelerarse aquí.

El mes que pasé lejos de Hawksridge ya se había convertido en recuerdos chirriantes. Joshua y mi padre me enviaban mensajes de forma continua, nunca satisfechos con mi respuesta de que tenía que volver. Que sabía lo que hacía.

¿Por qué no me creerían? Ni siquiera yo me creía.

No tenía ni idea de cómo haría lo que se necesitaba.

Seungcheol me evitaba. Seungmin se reía de mí. Y Minhyun se ocultaba en el fondo como hongos esperando para consumirme. Cada noche me arrojaba más rápido hacia otra deuda. La última estaría pronto en el horizonte, luego todas mis opciones se habrían ido.

No podía permitirme el lujo de ser indiferente o lento. Tenía que ser inteligente y actuar con rapidez.

Volví a llamar.

—Por favor. Déjame entrar.

Nada.

No podía regresar a mi habitación, no otra vez. Las últimas noches, me había vuelto una insomne y sufría todas las mañanas de un vicioso ataque de vértigo.

No había vomitado desde que salí de Seúl, pero cada vez que mis pensamientos se desviaban hacia el anticonceptivo que Seungcheol me había administrado, mi estómago se revolvía de tristeza y rabia.

Aunque no importaba, ya que no había hecho ningún movimiento para besarme después de la foto para la revista, mucho menos de dormir conmigo.

Si no ganaba, jamás llegaría a conocer la alegría de tener un niño, ser sostenido en brazos de un hombre, mientras engordaba con su bebé no nacido. Joshua nunca tendría una sobrina o sobrino y mi padre... No podía pensar en él sin sufrir una angustia terrible.

Nunca tendría un nieto. Pero creo que... creo que siempre lo supo. Me mantuvo alejado de los hombres toda mi vida, así nunca tendría la
oportunidad de enamorarme y concebir, como lo hizo mi madre antes de que los Choi la tomaran.

Ella encontró a su alma gemela antes de que el terror la encontrara.

Encontré la mía el día que fui secuestrado.

—Seungkwan, no me voy a ir. No esta vez. —Con un peso en el corazón, me di la vuelta y me deslicé en la alfombra junto a su puerta.

No me iba a ir hasta que saliera.

Estaría allí toda la noche si tenía que hacerlo.

Estaría allí toda la noche si tenía que hacerlo

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Tercera Deuda (D.S #4) JeongcheolWhere stories live. Discover now