La cura comenzó despacio, susurrando a través de mis pensamientos.
El deshilachado que Jeonghan había logrado lentamente se cosió por sí mismo de nuevo. El amor, el pánico, la presión... todo se desvaneció.
Mi intenso mundo quedó cubierto. La intensidad del resplandor disminuyó y, tableta tras tableta, me entumecí maravillosamente.
Me gustaba esta nueva manta. Me hallaba agradecido con mi padre.
Sin él, habría recurrido a abrir las cicatrices en mis plantas y vivir en el dolor para sobrevivir. Lo que no tomó en cuenta, era mi convicción de salvar a Jeonghan. Las drogas me dieron la fuerza para hacerlo.
Así que tomé otra y otra... creyendo que sería mi salvación y su clave para sobrevivir.
¿Cuán jodidamente estúpido era yo?
Setenta y dos horas.
Tres días desde que Jeonghan se fue.
Mis lesiones por los golpes de Minhyun se encontraban rígidas y moteadas. Me negué a mirarme en un espejo, ya que no podía soporta el idiota magullado de amarillo y morado devolviéndome la mirada.
Mientras mi cuerpo estaba herido, mi alma flotaba milagrosamente. Cada día los abrumadores riesgos de mi enfermedad se desteñían más y más en una marca de agua en lugar de una vibrante mancha.
Seungmin me dejó salir de la mazmorra bajo la condición de auto-medicarme. La elección entre la oscuridad húmeda y las píldoras no fue un sacrificio.
Me mantuve para mí mismo. No visité a Seungkwan para protegerlo de mi apariencia. No fui a las tandas de embarque o busqué a mi padre.
Pasé los días en el establo, buscando la soledad en la silenciosa presencia de Alas, y me deslicé más profundo en el abrazo de las
drogas.Sin embargo, yaciendo en la cama por la noche no podía evitar que mi mente se llenara con él.
Jeonghan.
Echaba de menos su olor, su sabor... su corazón. Ansiaba estar dentro de él, abrazarlo en silencio y encontrar el regalo que me otorgó al enamorarme.
Me utilizó para que le ayudara. Me manipuló de una manera que no podía negar, pero al final, ambos éramos perdedores... o ganadores, dependiendo de mi estado de ánimo.
Su corazón me pertenecía. Y mi corazón le pertenecía a él.
Me había enamorado.
Traté de convertirme en una mejor persona para él. Pero las drogas eran mucho más poderosas que yo.
Quería alegrarme por finalmente encontrar algo que funcionara. Debería rendirme ante los médicos por crear esta cura milagrosa. Necesitaba que todos supieran lo increíble que se sentía el estar arropado por la suave niebla de la intoxicación.
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Tercera Deuda (D.S #4) Jeongcheol
Fiksi Penggemar"Él me sanó. Me destrozó. Me liberó. Pero estamos en esto juntos. Terminaremos esto juntos. Las reglas de este antiguo juego no pueden ser quebrantadas." Yoon Jeonghan ya no se reconoce a sí mismo. Dejó a su amante, su coraje y su promesa. Dos deuda...