14 de octubre de 2686

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Mientras Nomi recitaba las palabras del hechizo, una oleada de oscuridad inundó el inframundo, mucho más densa y fría que antes. La temperatura descendió rápidamente, y Nomi sintió un escalofrío recorrerle la espalda. Sabía que estaba aquí.

Zyrrath emergió de las sombras, su imponente figura rodeada de una energía oscura que absorbía la poca luz que quedaba en el ambiente. Sus ojos rojos brillaban con malicia mientras observaba a Nomi, su presencia intimidante y llena de poder.

Zyrrath (con voz profunda y desafiante): ¿Creías que podrías detenerme, Nomi? Este portal no es tuyo para sellar. Es el principio de una guerra que ni tú ni ningún mortal puede evitar.

Nomi, con el corazón latiendo con fuerza, se preparó para enfrentarse a él. Sabía que Zyrrath no le daría tregua. Levantó las manos, convocando toda la magia oscura que poseía, pero en el fondo, sabía que la fuerza de Zyrrath superaba la suya. Sin embargo, no podía retroceder.

Nomi (con voz firme): No dejaré que liberes el caos sobre el mundo terrenal. No soy tu marioneta, Zyrrath.

Zyrrath soltó una risa profunda y burlona antes de lanzarse hacia ella con una velocidad sobrehumana. Nomi levantó una barrera de energía oscura justo a tiempo para bloquear su ataque, pero la fuerza del impacto la hizo retroceder. Sabía que tendría que usar todo su poder para resistir, pero no estaba segura de cuánto tiempo podría mantenerse en pie.

El campo de batalla del inframundo se iluminaba con destellos de magia mientras los dos combatían, la oscuridad de Nomi chocando contra el poder abrumador de Zyrrath. Cada golpe que intercambiaban resonaba en el inframundo, enviando ondas de energía por todo el terreno sombrío.

Zyrrath, decidido a mantener el portal abierto, lanzó un ataque devastador que rompió la defensa de Nomi. Con un solo gesto, una ráfaga de energía oscura la envolvió y la lanzó contra el suelo, dejándola sin aliento. A pesar de su determinación, el poder de Zyrrath era abrumador.

Zyrrath (con una sonrisa perversa): Te advertí que no podías detener lo inevitable, Nomi. El portal permanecerá abierto, y la guerra comenzará.

Con un último gesto, Zyrrath golpeó a Nomi con una ola de poder tan fuerte que la dejó inconsciente en el suelo. Su cuerpo cayó con un golpe sordo mientras Zyrrath avanzaba hacia el portal, sus ojos llenos de determinación y maldad. El primer paso de la guerra del inframundo estaba por comenzar, y Nomi, la única que había intentado detenerlo, yacía a sus pies, derrotada.

Mientras Nomi se sumía en la oscuridad, el portal comenzaba a abrirse, liberando una ola de caos que pronto se extendería al mundo terrenal.

Zyrrath avanzó hacia el portal con una mirada llena de triunfo, su presencia oscura expandiéndose como una sombra implacable. A su alrededor, otros demonios comenzaron a materializarse, criaturas infernales que habían esperado siglos para desatar su caos en el mundo terrenal. La energía del portal crepitaba con una intensidad peligrosa, iluminando el inframundo con un brillo sombrío mientras las primeras ondas de destrucción se preparaban para cruzar al otro lado.

Con cada paso, Zyrrath parecía volverse más poderoso, sus alas oscuras extendiéndose detrás de él mientras los otros demonios le seguían. Los cuernos retorcidos de Zyrrath brillaban bajo la luz infernal del portal, y su sonrisa perversa indicaba que el momento que había anhelado durante tanto tiempo por fin había llegado.

Zyrrath (con voz resonante): ¡La hora de la guerra ha llegado! El mundo terrenal no tiene ninguna posibilidad contra nuestro poder.

Los demonios rugieron en respuesta, ansiosos por causar destrucción. Sus formas grotescas y distorsionadas cruzaron el umbral del portal, cada uno de ellos con sed de caos. La energía maligna que emanaba de ellos distorsionaba el aire a su alrededor mientras pasaban a través del portal, rompiendo las barreras entre los dos mundos.

Cuando Zyrrath atravesó el portal, el suelo del mundo terrenal comenzó a temblar, y la atmósfera se cargó de una energía siniestra. El cielo, normalmente claro y pacífico, se oscureció rápidamente, como si la misma naturaleza estuviera respondiendo a la invasión de las fuerzas demoníacas. El mundo terrenal, hasta ahora ignorante del poder del inframundo, estaba a punto de convertirse en un campo de batalla.

Zyrrath levantó una mano, señalando a sus seguidores demoníacos que avanzaran. Con cada paso que daban, la oscuridad se expandía, cubriendo las tierras, y la guerra del inframundo contra el mundo terrenal había comenzado.

Zyrrath (con una sonrisa cruel): El caos reinará... y no habrá salvación para los mortales.

La Bruja Nomi AlexiouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora